SOLEMNE CELEBRACION DE LA VIGILIA DE NATIVIDAD, EN LA NOCHE BUENA.

Santa Iglesia Catedral,  de Querétaro, Qro. a 24 de diciembre de 2020. 

Mons. Fidencio López Plaza X Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidio la Solemne celebración de la Vigilia de Navidad, en la Noche Buena, en la Santa Iglesia Catedral, ubicada en la ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, para celebrar el misterio de Dios que se hizo niño, el Dios con nosotros, presente en nuestra historia, “La fiesta de la Navidad más que en la cabeza se celebra en el corazón. Se trata de una experiencia que involucra todos los sentidos, para poder reconocer y acercarse al misterio de Dios que se hace Niño”. en su homilía Mons. Fidencio compartió diciendo:

“Con el gozo de esta noche, Saludo a mis hermanos sacerdotes, saludo todos los que hoy físicamente están presentes, saludos a los que nos siguen por las redes sociales, una pregunta: ¿Qué significa celebrar la Navidad en tiempos de crisis sanitaria, económica y social causada por COVID-19?

La respuesta a esta pregunta, nos la da el evangelio de la noche de Navidad:

  1. “Les traigo una buena noticia que causará alegría en todo el pueblo. ¡No tengan miedo! Hoy ha nacido para todos ustedes el Salvador”. “Ésta es la señal: encontrarán al niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre» (Lc 2,11-12). 

Una noticia que pudiera ser hasta irónica en tiempos de pandemia. ¿Cómo anunciar que nos ha nacido un Salvador, cuando todos los días recibimos la noticia de miles hermanos nuestros que mueren en el mundo a causa de la pandemia? ¿Cómo anunciar que nos ha nacido un salvador, cuando sabemos que la vida está amenazada por el miedo, la inseguridad, el sinsentido y la muerte? ¿Cómo cantar la paz en la tierra, cuando vivimos envueltos en medio de tanto sufrimiento y de tanta sangre? ¿Quién podrá consolar nuestro corazón en medio de tanta violencia, de tanto cansancio y de tanta desilusión?

Además, ¿Cómo entender que cuando Dios decide enviar su Palabra a la humanidad, lo hace a través de un niño envuelto en pañales, recostado en un pesebre y que no sabe hablar? Con cuánta razón un famoso filósofo decía: “Todo discurso sobre Dios que no proviene del silencio y no conduce al silencio, no puede ser auténtico” (M. Heidegger). La fiesta de la Navidad más que en la cabeza se celebra en el corazón. Se trata de una experiencia que involucra todos los sentidos, para poder reconocer y acercarse al misterio de Dios que se hace Niño.

  1. Sin embargo ésta es la señal de ayer, de hoy y de siempre:

– El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros… Dios se ha hecho Niño, lo encontraremos en un pesebre. No lo encontraremos en el palacio de Herodes, allí reinan las tinieblas, allí no alumbran las estrellas. 

– Busquemos a Dios donde se ha encarnado: En los seres humanos, en los enfermos, en los débiles, en los sencillos, en los pobres, y en los pequeños. Dios se ha inclinado y ha asumido la miseria de sus hijos, especialmente de los que viven en el subsuelo de la sociedad.

  1. Ante la crisis sanitaria que estamos viviendo, ésta es la buena noticia de Navidad que causará alegría a todo el pueblo: “Hoy ha nacido para ustedes el Salvador”. 

Está presente entre nosotros por medio de hombres y mujeres que han escuchado a Jesús que les dice: “vayan y curen” (Mt. 10, 1). Lo encontraremos en los hospitales, en los sanatorios, y en miles de domicilios de hermanas y hermanos nuestros enfermos y sufrientes. Lo encontraremos en los médicos, en las enfermeras y enfermeros, y en familiares y amigos que están dando esperanza y luchando por salvar vidas de ésta y otras pandemias. 

  1. Ante la crisis económica que estamos viviendo, ésta es la buena noticia de la

Navidad que causará alegría a todo el pueblo: “Hoy ha nacido para ustedes el Salvador”. 

Está presente por medio de hombres y de mujeres con entrañas de misericordia, que han escuchado a Jesús que les dice: “Denles ustedes de comer” (Mc 6, 30-44).

Los encontraremos compartiendo su tiempo, su vida y sus bienes con los demás. Los encontraremos tocando puertas, llevando consuelo y esperanza, repartiendo tortas, sonrisas, café, dando testimonio de que la fe se demuestra con las obras. 

  1. Ante la crisis de seguridad que estamos viviendo, ésta es la buena noticia de la Navidad que causará alegría en todo el pueblo: “Hoy ha nacido para ustedes el Salvador”.

Está presente por medio en hombres y mujeres que oran y se organizan, conscientes de que quien reza de verdad no es violento sino instrumento de reconciliación y de paz. 

Los encontraremos en miles de hombres y mujeres sabedores que la violencia genera más violencia, que no quitan la mirada de Jesús el príncipe de la Paz, y que cantan y alaban a Dios a la manera de los Ángeles de todas las Navidades: “Gloria Dios en el cielo y en la tierra, y paz a los hombres de buena voluntad”. 

  1. Dios está donde hay amor. Allí donde un ser humano es capaz de superar su egoísmo y darse al otro. Allí donde hay comprensión, perdón, tolerancia, humildad; allí está Dios. Dios no será nada si yo no lo hago presente con mi actitud ante los demás.

El único objetivo de esta fiesta es que aprendamos a amar como Dios nos ha amado, por eso la Navidad evoca también la Eucaristía, y la muerte y resurrección de nuestro Redentor. Que aprendamos a salir de nosotros mismos y seamos capaces de ir al otro. 

El verdadero amor es el resultado del nacimiento de Dios en mí, en todo ser humano, en todo niño recién nacido; también en aquellos que en este momento mueren porque nosotros preferimos adorar ídolos, antes que aceptar que El Verbo se hizo carne y que cualquier recién nacido es divino porque en él reside Dios.

En la liturgia de la noche se destaca sobre todo la sencillez de esa presencia de Dios. Un niño, unos pastores, un pesebre. Dios llega a nosotros de una manera callada, sin ruido, en la noche y sin más testigos que unos padres primerizos asustados. Como diría el Santo cura de Ars: ¡Oh, Dios mío! ¿puede un cristiano considerar todas estas cosas sin morir de amor y gratitud?…

Que Dios les bendiga, que Dios les proteja, que Dios les de la Paz. ¡Feliz Navidad!”

Al terminar la celebración, Mons. Fidencio les dio la bendición a los presentes y se bendijeron las imágenes de los niños Dios, de los que pudieron estar presencialmente a esta Eucaristía.