VI DOMINGO DE PASCUA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUERETARO.

Santiago de Querétaro, Qro., 26 de mayo de 2019.

El día 26 de mayo de 2019, en la Santa Iglesia Catedral se celebró la Santa Eucaristía que fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, y concelebrara por Pbro. Rafael Gavidia Arteaga, Pbro. José Luis López Gutiérrez, Pbro. Francisco Gavidia Arteaga y M.I. Sr. Cango. J. Guadalupe Martínez Osornio, Rector de la Catedral. A la cual asistieron los miembros de los movimientos Apostólicos de nuestra Diócesis, entre ellos el Instituto de Formación para Laicos al servicio de la Pastoral Parroquial o mejor conocido como (Escuela Pastoral).

Al inicio de la celebración Mons. Faustino les compartió diciendo: “Hermanos en este VI domingo de Pascua con Cristo resucitado orientando nuestro camino hacia Pentecostés, preparándonos para recibir el Espíritu Santo, en las manos de Dios ponemos nuestras intenciones de esta Misa Dominical, la de los grupos apostólicos, que vienen de la Iglesia de Nuestra Diócesis, pero especialmente por los aquí presentes. Vamos a elevar una oración también por el eterno descanso de los fieles difuntos, sobre todo por estos soldados y brigadistas que han muerto en la sierra de Querétaro, ayudando a nuestro pueblo en la extinción de los incendios, pidamos por su eterno descanso y también pidamos por la paz para sus familias, nos unimos a todos los fieles orando por ellos”.

«Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponerles más cargas que las indispensables» Hch 15, 1-2.22-29

Dentro de la celebración y en el momento de la Homilía les dijo: “Muy queridos hermanos saludo con gusto al Instituto de Formación para Laicos, un movimiento de Iglesia concluye en esta Catedral y vienen para dar gracias a Dios por los frutos espirituales y pastorales de los movimientos, los exhorto a continuar trabajando por la Iglesia, en esta Iglesia diocesana de Querétaro, sabiendo que Dios necesita de ustedes que sean testimonio vivo de su presencia en medio de la comunidad, donde seguramente ustedes realizan su tarea evangelizadora. Sea también una comunidad de misión permanente, unidos a una tarea especial que queremos que crezca, y priorizamos el salir como una Iglesia en salida misionera a donde está el más necesitado de la vida de Dios y de una vida digna, por eso la tarea es hacer presente a Dios en nuestra vida y buscar caminos de servicio a la comunidad; y nos alienta con la presencia de Jesús Resucitado y Cristo resucitado nos invita a comunicarlo, todos tenemos un trabajo, una familia, un círculo de personas donde podemos hacerlo, pero que estamos haciendo con los que están más allá de nuestro circulo, esa es la misión.

Hoy escuchamos en la primera lectura un pasaje muy iluminador para la vida de la Iglesia en la actualidad, un ejemplo de inculturar el Evangelio. Hoy en medio de la crisis antropológica lo menos que las nuevas generaciones acepta es una imposición de conductas de vida. La Evangelización en el presente debe aprender del método apostólico, uno de los motivos del éxito de la misión de Pablo y Bernabé entre los paganos fue, el de no obligarles a circuncidarse. Esta conducta, compartida por la comunidad cristiana de Antioquía de Siria, no sólo provocó la indignación de los judíos, sino también de un grupo cristiano de Jerusalén educado en el judaísmo más estricto, para ellos renunciar a la circuncisión equivalía a oponerse a la voluntad de Dios, que se la había ordenado a Abrahán; algo tan grave como si entre nosotros dijese alguno ahora que no es preciso el bautismo para salvarse.

Como ese grupo de Jerusalén se consideraba “la reserva espiritual de oriente”, al enterarse de lo que ocurre en Antioquía manda unos cuantos a convencerlos de que, si no se circuncidan, no pueden salvarse. Para Pablo y Bernabé esta afirmación es una blasfemia, si lo que nos salva es la circuncisión, Jesús murió en vano por nosotros, todo ha sido un fracaso. En el fondo, lo que está en juego no es la circuncisión, sino otro tema: ¿nos salvamos nosotros a nosotros mismos cumpliendo las normas y leyes religiosas, o nos salva Jesús con su vida y muerte? -Cuando uno piensa en tantos grupos eclesiales de hoy que insisten en la observancia de la ley, se comprende que entonces, como ahora, saltasen chispas en la discusión. Hasta que se decide acudir a los apóstoles de Jerusalén.

Tiene entonces lugar lo que se conoce como el “concilio de Jerusalén”. En la versión que ofrece San Lucas en el libro de los Hechos, el concilio llega a un pacto que contente a todos: en el tema capital de la circuncisión, se da la razón a Pablo y Bernabé, no hay que obligar a los paganos a circuncidarse; al grupo integrista se lo contenta diciendo a los paganos que observen cuatro normal muy importantes para los judíos: abstenerse de comer carne sacrificada a los ídolos, de comer sangre, de animales estrangulados y de la fornicación.

Esta versión del libro de los Hechos difiere en algunos puntos de la que ofrece Pablo en su carta a los Gálatas. Coinciden en lo esencial: no hay que obligar a los paganos a circuncidarse. Pero Pablo no dice nada de las cuatro normas finales.

El tema es de enorme actualidad, y la Iglesia primitiva da un ejemplo espléndido al debatir una cuestión muy espinosa y dar una respuesta revolucionaria.

Hoy día, cuestiones mucho menos importantes ni siquiera pueden insinuarse. Pero no nos limitemos a quejarnos. Pidámosle a Dios que nos ayude a cambiar. Recordemos que «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Dios nos conceda entender la novedad liberadora de su Palabra. Que Así sea”.

Al terminar Mons. Faustino les dio la bendición, y los invito a ser testigos y misioneros en cada uno de sus ambientes.