Presencia evangelizadora

IV DOMINGO DE PASCUA
Lc 24, 35-48

Jesús en este domingo se presenta como el Buen Pastor, Aquel que es capaz de dar la vida por sus ovejas, es un ejemplo muy propio del pueblo de Israel ya que ellos se dedican al ámbito pastoril; por tanto, este pasaje encaja muy bien con la tradición del pueblo. Recordemos el rasgo distintivo del verdadero pastor, que está dispuesto a dar la vida por sus ovejas, y esto es una muestra del amor tan grande que tiene Dios para con nosotros y que es necesario valorar; es por eso que San Pedro nos dirá que no sólo nos llamamos Hijos de Dios SINO QUE LO SOMOS.

Jesús nos dice que es el Buen Pastor porque sus ovejas lo conocen y Él conoce a sus ovejas, ahora la pregunta es para nosotros: ¿en verdad conocemos al Pastor y colaboramos para que las demás ovejas lo conozcan?, es una buena oportunidad para acercarnos a Jesús, tener un encuentro con Él de ojos abiertos y corazón palpitante, para que así lo demos a conocer a los demás como nosotros lo conocemos; tenemos muchos ejemplos de ovejas que han conocido al Pastor y ellos dan testimonio de que encontrarse con Él es una de las experiencias que han marcado su vida y han cambiado para ser mejores seres humanos y mejores hijos de Dios.

Jesús quiere integrar a todos, no excluye a nadie, mas aún invita a otras ovejas que «no son de este redil», “sean un solo rebaño bajo un solo Pastor”; esta afirmación de Jesús nos muestra la universalidad de la salvación, ya que estas ovejas escucharán su voz a la cual obedecerán y caminarán juntos hasta la morada eterna.

En este 4° domingo del tiempo de Pascua celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, donde se recalca la figura de Cristo el Buen Pastor, por lo tanto, es un buen momento para detenernos y orar por las vocaciones a la vida sacerdotal y a la vida consagrada; nos motiva al compromiso el pueblo fiel que ora por sus sacerdotes, que le da gracias a Dios porque hay jóvenes que dan su vida por la causa de Cristo. Es preciso pedir a Nuestro Buen Pastor que siga derramando bendiciones en nuestras familias para que surjan las vocaciones y nunca nos falten sacerdotes, religiosos y religiosas, los cuales oran por ti y por mí, pues las vocaciones son don de la caridad de Dios. El Santo Padre en su mensaje para esta jornada nos dice: «El amor a Dios, del que los presbíteros y los religiosos se convierten en imágenes visibles –aunque siempre imperfectas– es la motivación de la respuesta a la llamada de especial consagración al Señor a través de la ordenación presbiteral o la profesión de los consejos evangélicos. La fuerza de la respuesta de san Pedro al divino Maestro: «Tú sabes que te quiero» (Jn 21,15), es el secreto de una existencia entregada y vivida en plenitud y, por esto, llena de profunda alegría.

Esta semana recorrimos todas las parroquias de la sierra de Guanajuato, y pudimos constatar la presencia evangelizadora de todos los sacerdotes que en medio de circunstancias adversas, continúan anunciando el Evangelio. Como buenos pastores, somos conscientes que donde está un sacerdote, está Jesús, quien se nos ofrece diariamente en el Pan de la Eucaristía y de la Palabra de Dios. Agradezcamos a Dios por esta presencia que es vinculo de unidad para las comunidades y un testimonio de que la Iglesia de Querétaro esta viva, con el permanente compromiso de la misión.

Oremos pues por nuestros sacerdotes, por las vocaciones y por todos aquellos consagrados y consagradas que se desgastan por anunciar la Buena Nueva del Señor; pidamos también al Buen Pastor que no permita que nos apartemos nunca de su cayado, que seamos fieles a su voz y lo conozcamos de una manera plena para dar así al mundo testimonio de las maravillas que ha hecho en nosotros. ¡Señor, daños sacerdotes según tu corazón!

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro