Mensaje: En el Día Mundial de la Familia. Mons. Faustino Armendáriz Jiménez.

Port. Op. N. 35/2019/M.

  

Nos,

+ Faustino Armendáriz Jiménez

IX Obispo de Querétaro

por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica

 A todas las familias de esta amada Diócesis de Querétaro,

a los hermanos Presbíteros y Diáconos,

a los miembros de la Vida Consagrada,

a los Movimientos y Asociaciones laicales,

y a todos los fieles Laicos de la Diócesis de Querétaro

en el Día Mundial de la Familia:

 

« La pareja que ama y genera la vida es la verdadera «escultura» viviente, capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios »

(Francisco, Exhort. Apostol. Post. Amoris Laetitia, n. 11).

El Tercer Milenio trajo consigo, para la humanidad, una serie de profundas transformaciones, tan vertiginosas y tan radicales, que en general se ha llegado a afirmar que más que una época de cambios, lo que vivimos es un cambio de época, de forma tal que la realidad que enfrenta la familia se muestra como un conjunto de luces y sombras (Proyecto Global de Pastoral de la CEM).

Esta evolución a lo que hoy se conoce como posmodernidad, se traduce en una  sobrevaloración del  individuo por encima de la comunidad, lo que ha llevado a un mundo líquido que deja de lado la veracidad de los hechos y que privilegia la satisfacción egoísta inmediata  por encima del bien común. De esta manera, la familia posmoderna se concibe ahora como una asociación meramente sentimental entre individuos, con rasgos de incertidumbre, que privilegia criterios de eficiencia y funcionalidad.

No obstante estos claroscuros, la historia de la humanidad demuestra que la familia tiene una vitalidad especial para sobrevivir, sobreponerse y adaptarse a las condiciones más adversas. En palabras del Papa Francisco, desde la primera y hasta la última página, «la Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares…» (Francisco, Exhort. Apostol. Post. Amoris Laetitia, n. 8), e incluso «nuestro Dios, en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia que es el amor» (San Juan Pablo II, Homilía en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, Puebla, 28 de enero de 1979).

Con esa esperanza puesta en una institución considerada, en el designio del Creador, como «el lugar primario de la “humanización” de la persona y de la sociedad» y «cuna de la vida y del amor», celebramos con beneplácito el Día de la Familia, espacio de comunión -tan necesaria en una sociedad cada vez más individualista- que debe desarrollarse como una auténtica comunidad de personas que es, de hecho, causa y efecto de la estructura social, y agente y cauce de cultura.

La familia es tan importante y su papel tan fundamental en la transformación del mundo, que el Concilio Vaticano II la denominó «iglesia doméstica»,  y cumpliendo con su misión educativa, contribuye al bien común y constituye la primera escuela de virtudes sociales, de la que todas las sociedades tienen necesidad, porque es indudable que la vida de toda nación nace de la familia.

Con esta vocación que les es propia, las familias no deben limitarse a ser sólo objeto de la acción política, sino ser protagonistas, asumir la responsabilidad de transformar la sociedad y procurar que las leyes y las instituciones del Estado, sostengan y defiendan positivamente sus derechos y deberes.

En el marco del Año Jubilar Mariano, exhorto a todos los sacerdotes y fieles laicos, a unirse en la alegría de celebrar el “Día de la Familia”, el domingo 3 de marzo del 2019, en todas las Parroquias de la Diócesis de Querétaro.

Nos encomendamos Santa Familia de Nazaret y a nuestro principal refugio, Nuestra Señora de los Dolores de Soriano,  principal celestial patrona, para que a través de su maternal intercesión como medianera de todas las gracias, ilumine y fortalezca a nuestras familias, a fin de que cumplan su vocación de ser testimonio viviente de fidelidad y armonía en el amor mutuo, en el cuidado de sus hijos y en la necesaria renovación de la sociedad en favor de la vida.

Fraternalmente en Cristo y María.

En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro.,  a 01 de marzo  del Año del Señor 2019.

Año Jubilar Mariano

 

+ Faustino Armendáriz Jiménez

IX Obispo de Querétaro