María, ejemplo de Madre

El día 10 de mayo, y todo ese mes, la Iglesia honra de manera especial a la Santísima Virgen María. También celebramos a todas las mamás de la tierra que, con tanto amor, tienen a María como un modelo de mujer.

En toda obra importante en la historia de la salvación participa la Santísima Trinidad. Al elegir una Madre para Jesús participó toda la Trinidad. Por ello, cualquier mamá que busque parecerse a María tiene que imitar su relación con Dios uno y trino.

María es Hija del Padre. Para aprender a ser madre, es necesario saber comportarse primero como hija. Ella supo escuchar las palabras de Dios en su designio de salvación y configurar toda su vida cumpliendo la voluntad de su Padre. Por lo tanto, toda mamá está invitada a seguir el ejemplo de María. A estar atenta a los designios de Dios para poder aplicarlos en su vida y en su familia.

María es Madre del Hijo. Ella tuvo el privilegio de llevar al Hijo de Dios en sus entrañas. De su carne y su sangre de mujer, tomó Jesús su cuerpo terrenal que más tarde lo ofrecería para la redención de los hombres. Este Cuerpo y esta Sangre de la cual más adelante nos dirá: el que coma de ellos tendrá vida eterna. Cada mamá imita también a María cuando concibe la vida en su vientre, alimenta y nutre de su mismo cuerpo al hijo que lleva en sus entrañas y, haciéndolo con amor, se asemeja a nuestra Madre celestial.

María es Esposa del Espíritu Santo. Para poder se madre de Dios tuvo que tener como Esposo al mismo Dios. El Espíritu Santo cubrió con su sombra a María para que concibiera a Jesús. Ella estuvo siempre atenta a las inspiraciones del Espíritu Santo en su vida para poder educar y guiar a Cristo durante su paso en esta tierra. Toda mamá que quiera llevar a sus hijos por el buen camino deberá convertirse en amante del Espíritu Santo, quien le inspirará en cada momento cómo criarlos como hijos de Dios.
María es Sagrario de la Santísima Trinidad. El sagrario en el templo es lo más íntimo, lo más acogedor. Nuestra Madre supo ser morada de toda la Trinidad con el decoro y la hermosura de su ser mujer. Cada mamá también es tabernáculo de toda su familia, donde se guarda lo más sagrado, lo más importante, la vida de cada uno se los miembros.

El padre es la cabeza y la madre es el corazón de la familia. Ese corazón que bombea e irriga la sangre a todo el cuerpo para que tenga vida. Que Dios bendiga a todas las mamás de la tierra y las proteja bajo su manto la Santísima Virgen María.
¡Feliz día de las madres!

Pbro. Laureano López Saloma
Publicado en el semanario «Diócesis de Querétaro» del 11 de mayo de 2014