José Sánchez del Río será canonizado el 16 de octubre

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(CODIPACSQRO) Hoy 15 de marzo, el Vaticano anunció la fecha de canonización de cinco beatos muy conocidos tras la celebración de un nuevo consistorio, presidido por el Papa Francisco: José Sánchez del Río (México); el Cura Brochero (Argentina); Elizabeth Hesselblad (Suecia); Estanislao de Jesús y María (Polonia) y la Madre Teresa de Calcuta (Albania).

José Sánchez del Río (mártir mexicano) será canonizado en el Vaticano el domingo 16 de octubre de 2016: él fue un niño cristero que murió mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

El milagro aprobado del Beato José Sánchez del Río es el de la salvación de una niña de Sahuayo, quien apenas tenía cuatro meses de nacida con un diagnóstico de 90% de muerte cerebral. Fue desconectada de los aparatos, la pequeña sobrevivió sin explicación científica y actualmente tiene 5 años, sin ninguna secuela.

Nació el 28 de marzo de 1913, fue un joven católico que participó de las vanguardias locales de la Acción Católica de la Juventud Mexicana y cuando estalló la Guerra Cristera en 1926 quiso unirse a las fuerzas de la resistencia, pero su madre no se lo permitió en un primer momento.

Finalmente convenció a su madre con la frase: “Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora”.

El 6 de febrero de 1928, durante una batalla, el muchacho dio su caballo al general y así lo salvó, quedando él prisionero de las tropas gubernamentales.

Tras cuatro días de cautiverio, los hombres del ejército federal lo sacaron de la parroquia donde estaba preso, le cortaron las plantas de los pies y lo condujeron descalzo por las calles de Sahuayo hasta el Panteón Municipal.

Ante una tumba ya preparada fue ahorcado y acuchillado por sus verdugos, uno de ellos, Rafael Gil Martínez, alias El Zamorano, lo bajó del árbol y lo remató con un tiro en la sien.

Fue declarado beato junto con otros 11 mártires mexicanos el 20 de noviembre de 2005 en la Misa celebrada en el estadio Jalisco de Guadalajara ,presidida por el cardenal José Saraiva Martins, entonces prefecto para las Causas de los Santos del Vaticano, con la autorización del Santo Padre Benedicto XVI.