Introducción General de la Consagración

En las Sagradas Escrituras encontramos que Dios habla de muchas formas a su pueblo y lo sigue haciendo hoy en día. En ocasiones, algunas inspiraciones de Dios llegan a través de las almas consagradas, otras veces vienen a través de los laicos. La iniciativa que a continuación se presenta surge de laicos y sacerdotes, unos y otros preocupados por el rumbo que ha tomado nuestra historia en esta época al generalizarse el olvido de su Alianza con Dios. En una realidad cada vez mas retada por el relativismo, el paganismo y la globalización, son tema de todos los días las mas variadas muestras de violencia contra la dignidad de la persona provocando escenarios de desesperanza y confusión. No es raro que escuchemos a alguna persona demandar .“¡Qué alguien haga algo!” con un claro tono de impotencia al buscar la solución fuera de sí. Es aquí donde surge la pregunta: “y nosotros, ¿qué hacemos?” “¿Qué estamos haciendo los bautizados por revertir estos escenarios que nos hacen olvidar nuestra dignidad de hijos de Dios y los dones y las potencias espirituales que dicha gracia conlleva?”

Los obispos mexicanos, contemplando a nuestra nación en el umbral del tercer milenio en su carta pastoral “Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos” se preguntan si la Iglesia puede ser marginada en este momento de la historia y, aún más, se preguntan con admiración si la Iglesia se puede automarginar en este momento crucial de la historia. En esta misma línea de pensamiento, todos los bautizados tenemos la oportunidad y, por tanto, el compromiso de restaurar nuestra alianza personal con Dios para poder afectar santamente la realidad actual. Tal es el sentido de esta iniciativa de consagración y oración, la cual nos encamina a un compromiso de vida que nos ayude a reconocer en la propia experiencia uno de los dogmas esenciales del cristianismo que es el amor de Dios para todos los hombres.

Históricamente, el protestantismo en el siglo XVI y el Jansenismo en el siglo XVII habían puesto todos los medios posibles para desfigurar dicho dogma. Interesantemente, el desconocimiento del amor de Dios para todos los hombres es herida fundamental en la humanidad hoy en día. La respuesta del Espíritu Santo, que rige siempre a la Iglesia, fue la institución de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Para tal manifestación eligió, entre otros, a una de las hijas espirituales de S. Francisco de Sales, Santa Margarita María Alacoque a quien Jesús mostró su Corazón en Paray-le-Monial, el 16 de junio de 1675. Santa Margarita escribió: “…el gran deseo que Nuestro Señor tiene de que su Corazón sea honrado es para renovar en las almas los efectos de su Redención.” Así, podemos comprender las palabras del Beato Juan Pablo II al expresar: “En el Amor, que tiene su fuente en el Corazón de Jesús, está la esperanza del futuro del mundo.”

El Papa Benedicto XVI tiene unas palabras maravillosas que nos ayudan a comprender el amor de Dios hacia nosotros manifestado en los sagrados corazones. Dice el Papa que “En el lenguaje bíblico el «corazón» indica el centro de la persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones. En el corazón del Redentor adoramos al amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia. El culto al Sagrado Corazón de Cristo significa, por tanto, adorar a ese Corazón que, después de habernos amado hasta el final, fue traspasado por una lanza y desde lo alto de la Cruz derramó sangre y agua, manantial inagotable de vida nueva”.

Sagrario perfecto del Corazón Sacratísimo de Jesús es el Inmaculado Corazón de María como nos lo explica San Luis María Grignion de Montfort: “… la verdadera devoción a la Santísima Virgen es para establecer mas perfectamente aquella a Jesucristo y para dar un medio mas fácil y seguro de encuentro con Él.” Al consagrarnos al Inmaculado Corazón de María, lo que obtenemos es un refugio y un camino que nos conduce inequivocamente a Dios. ¿Por qué la consagración simultánea a los dos Sagrados Corazones?

Es usual consagrarse por separado al Sagrado Corazón de Jesús o al Inmaculado Corazón de María dependiendo de nuestras experiencias devocionales. Sin embargo, estos son tiempos en los que la herida más grave en la humanidad es su falta de unidad: la unidad de la creatura con su Dios Creador, Trino y Uno y la unidad fraterna con el prójimo. Ningún testimonio de
vida como la unidad entre Jesús y su Madre Santísima nos puede llevar a esta conciencia. Consagrémonos a Ellos con gran confianza y gratitud. Este acto de fe también ayudará a prepararnos para vivir el Año de la Fe que propone nuestro Santo Padre Benedicto XVI.

Esta iniciativa a nivel nacional cuenta con dos momentos:

  • La consagración de los territorios (parroquias, estados o diócesis) a los Sagrados Corazones a fin de actualizar nuestra alianza con Dios y los efectos de su Redención.
  • Una campaña de oración por la conversión y la paz en México que cuenta con la bendición de su Santidad Benedicto XVI.

Para la consagración de la Diócesis de Querétaro el 26 de agosto, 2012, se invita a la preparación previa con los siguientes elementos:

  • El rezo del Santo Rosario incluyendo en los misterios dolorosos las intenciones de la campaña.
  • 15 cápsulas apara la reflexión diaria y dos cápsulas catequéticas especiales para los dos domingos previos.
  • El rezo de una Novena al Sagrado Corazón de Jesús del 16 al 24 de agosto, 2012, suplicando las gracias que esta diócesis y nuestra nación requieren para estos tiempos.

Además, se entregarán cuadrípticos a las parroquias donde la feligresía podrá leer las fórmulas de consagración durante las misas del 26 de agosto, 2012.