PALABRA DOMINICAL: DOMINGO 2º DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA

ES MEJOR UNA FE PROBADA

incredulidad de TomasEn el centro de esta narración se relata la incredulidad de Tomas, quien representa la figura de aquel que no hace caso del testimonio de la comunidad ni percibe los signos de la nueva vida que en ella se manifiestan. En lugar de integrarse y de participar de la misma experiencia, pretende obtener una demostración particular, una prueba individual. Jesús le concede su petición, pero no aisladamente, sino en el seno de la comunidad. La fórmula con que Tomas expresa su fe, resume la profesión de fe común, a la que llegan tras la experiencia de la resurrección. Pero también los demás discípulos estaban aún asediados por sus miedos, sin embargo Jesús les saca de sus miedos para darles una misión nueva. Este fue el primer prodigio del recién Resucitado, convertir a unos hombres desalentados en portadores de su espíritu y en administradores de su perdón universal.

Los compañeros de Tomas, aunque temerosos, habían reconocido al Señor en el cenáculo. Pero ese día el apóstol no estaba con ellos. Le cuentan lo sucedido, y el no acepta esa evidencia. Quiere otras pruebas. Esto lo podemos traducir hoy a, si no veo una iglesia perfecta ante mis ojos; si el Señor no transforma de inmediato mi vida; si no se curan todas mis circunstancias; si no sucede esto… no creeré. El Evangelio no detalla el proceso de los demás apóstoles frente a la resurrección del Señor, pero es de suponer que tampoco ellos creyeron de repente, ya que al comienzo afirmaban que todo aquello era un delirio de mujeres. Sin embargo cuando llega Jesús y entra a pesar de las puertas cerradas, los saludo deseándoles la paz y les ordena anunciar con gozo este encuentro a todo el mundo: “Como el Padre me envió, así les envío yo”.

San Juan añade que ese día Cristo les dio su fuerza, su espíritu, asegurando que con ella perdonarían los pecados, es decir, podrían cambiar el corazón de los hombres.

El relato de las apariciones de Jesús a sus discípulos cierra el evangelio de San Juan: la importancia de lo sucedido al anochecer de aquel día es para el evangelista incalculable; el encuentro con Jesús, inesperado pero feliz, convirtió a esos discípulos miedosos en apóstoles sin complejos. El relato es algo así como el acta de nacimiento de la comunidad cristiana.

De esta narración podemos aprender que creer de paso es cosa fácil, pero tejer la vida en cada circunstancia con el Señor Jesús, requiere un esfuerzo continuado. Sin embargo es más fiable una fe probada en los tropiezos, que esa ingenua, que acepta todo y se derrumba a la primera desilusión.