Discurso en la presentación de la reedición de la Bula «Deo Optimo Maximo»

Claustro del Ex – convento de las Teresitas, Ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 23 de enero de 2013
Año de la Pastoral Litúrgica – Año Jubilar Diocesano

 

Lic. Roberto Loyola Vera, Presidente Municipal de Municipio de Santiago de Querétaro y Esposa.
Excmo. Sr. Obispo emérito Mons.  Mario De Gasperín Gasperín,
Estimados hermanos Sacerdotes,
Queridos amigos,
Hermanos y hermanas todos en el Señor:
 

1. En el contexto de la celebración gozosa por los 150 años de la Erección Canónica de Nuestra Diócesis, la Comisión de historia de la Diócesis en colaboración con el Municipio de Santiago de Querétaro y su fondo editorial, se han unido en este proyecto que sin duda es fundamental en la conciencia histórica de quienes conformamos esta Iglesia particular, pues nos permite poner al alcance de las jóvenes generaciones presentes y futuras, este documento que sin duda da origen a una nueva etapa en la vida de la historia para el Estado Querétaro y el noreste del Estado de Guanajuato. La reedición de la Bula “Deo optimo Máximo” de S.S. Pio IX, fechada el 26 de enero de 1863,  no tiene que ser visto como algo inusitado, al contrario es oportuno que veamos el pasado, anclados en los elementos históricos que dieron paso a nuestro presente, de manera que el futuro de la historia de Querétaro tome conciencia de la importancia y el valor fundamental de Iglesia, como agente de desarrollo cultural y social, pero sobretodo de un humanismo anclado en los valores humanos y cristianos.

2. La gestación y el crecimiento de la idiosincrasia de nuestros pueblos es un proceso permanente y nunca totalmente acabado, pues la Iglesia Católica ha ofrecido y seguirá ofreciendo elementos para iluminar y dar sentido a la vida de las futuras generaciones, respetando la libertad religiosa de quienes no comparten nuestro credo, pero sin desfallecer ante tantas realidades que afrontan la cultura sin una esperanza y sin un motivo.  El Papa Benedicto XVI en la encíclica sobre la esperanza nos enseñó que “Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar. De hecho, el ser agraciado por un don forma parte de la esperanza. Dios es el fundamento de la esperanza; pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto. Su reino no es un más allá imaginario, situado en un futuro que nunca llega; su reino está presente allí donde Él es amado y donde su amor nos alcanza. Sólo su amor nos da la posibilidad de perseverar día a día con toda sobriedad, sin perder el impulso de la esperanza, en un mundo que por su naturaleza es imperfecto. Y, al mismo tiempo, su amor es para nosotros la garantía de que existe aquello que sólo llegamos a intuir vagamente y que, sin embargo, esperamos en lo más íntimo de nuestro ser: la vida que es « realmente » vida” (cf. Spe salvi, 31). Esto es lo que la Iglesia tiene para ofrecer en nuestro tempo, una visión de la realidad, anclada en la esperanza cristiana, en la cual se fundamenta su fe y su doctrina.

3. En la historia de Querétaro, la Iglesia siempre ha ofrecido elementos para el desarrollo y el progreso de la sociedad y de la cultura, estando presente e iluminándola con la luz de la fe. Los obispos al escribir la carta para celebrar el bicentenario de la independencia de México en el 2010 hemos dicho que: “Valorar los logros, asumir los errores, discernirlos y transformarlos  en sabiduría y oportunidades es condición de todo ser humano  que aspire a la madurez y al progreso”. Entendiendo el progreso como una vocación y no como algo mecánico. Esto es lo que legitima la presencia y contribución de la Iglesia en el mejoramiento de las realidades temporales, pues la vocación requiere de hombres libres y responsables amantes de la verdad, porque la verdad del desarrollo consiste en su totalidad: si no es de todo el hombre y de todos los hombres, no es verdadero desarrollo; por eso todo desarrollo verdadero se centra en Cristo y tiene como expresión propia la caridad” (cf. Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra patria, 25).

4. Esto nos hace pensar y reflexionar que en el presente histórico que vivimos, la Iglesia ha de asumir también esta actitud, valorando los logros, asumir los errores, discernirlos y transformarlos en sabiduría y oportunidades para seguir siendo agente en el progreso y la transformación de cada uno de quienes integramos esta Iglesia Particular, y la sociedad.

5. Agradezco a quienes han tenido que ver con este proyecto. Particularmente al Municipio de Santiago de Querétaro. A Usted Señor Alcalde por la preocupación de ofrecer a los queretanos estas herramientas históricas que buscan tener presente  aquellos elementos que nos dan identidad. A los sacerdotes y laicos que han preparado esta reedición, gracias por su valioso tiempo invertido. A los presentadores les agradezco el ayudarnos a profundizar en este documento, sobretodo resalando los elementos significativos y contextuales.

6. Gracias a todos ustedes por su presencia en este recinto tan significativo y tan importante en la vida de nuestra ciudad y de nuestra Diócesis.

¡Buenas noches!

† Faustino Armendáriz Jiménez
Obispo de Querétaro