CONFIRMACIONES NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA, COLÓN, QUERÉTARO

La Esperanza, Colón, Querétaro a 07 de septiembre de 2019.

Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidió la Santa Misa en la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, ubicada en Calle de la Esperanza s/n, Esperanza, Colón, Querétaro. Qro. el sábado 07 de septiembre, en la cual, 53 niños recibieron el sacramento de la Confirmación, después de haber concluido su preparación de acuerdo con su edad y para tener una mayor conciencia de lo grande de este Sacramento, de lo cual dio testimonio el Pbro. Alfonso Muñoz, Párroco, y quien además concelebro esta celebración junto con el Pbro. Leonardo Zambrano, Vicario, y el Pbro. José Luis López.

Al iniciar la celebración Mons. les dijo: Hermanos con la alegría que nos da esta fiesta de Nuestra Señora de la Esperanza invocamos la presencia del Espíritu Santo para estos niños que hoy van a ser confirmados pidámosle al señor que ese mismo espíritu que cada uno de nosotros ha recibido fortalezca nuestra vida cristiana y nos regale muchos frutos ya que nosotros también necesitamos de esa fuerza de Dios para ayudarles en su camino de santificación iniciamos nuestra Santa Misa poniendo en las manos de Dios a esta comunidad parroquial por intercesión de Nuestra Señora de la Esperanza.

En el momento de la homilía les compartió diciendo: Nuestra Señora de la Esperanza, la Santísima Virgen María, con un hermoso título, esperanza que siempre todos necesitamos afortunadamente podemos acudir a su auxilio. Saludo al Señor Cura el padre Alfonso, al vicario parroquial, padre Zambrano, y a cada uno de los catequistas que han realizado una extraordinaria tarea hombres y mujeres para dar la instrucción conveniente a lo largo de un año para estos niños y niñas qué ha preparado para el sacramento de la confirmación que ciertamente desempeñan esta tarea evangelizadora en otros sectores que la vida pastoral de esta parroquia; tienen como visita y son privilegiados a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Patrona de nuestra Diócesis de Querétaro y hoy el Evangelio nos hace recordarla a ella, ella que con la presencia del Espíritu Santo es capaz de decirle en todo, si a Dios, con la ayuda del Espíritu Santo es capaz de realizar una misión y seguramente cambiaron sus planes, porque a veces nosotros tenemos unos planes y nos aferramos a ellos, María no se aferró a esos planes, sino que le dijo a Dios hágase en mí tu voluntad, lo que tú quieras pero para poder decir esto necesitamos un corazón muy en sintonía con el corazón de Dios, ese corazón al cual celebramos el Sagrado Corazón de Jesús ese corazón de María el cual invocamos el inmaculado corazón de María, esos son nuestros modelos de corazón; hoy la primera lectura es una narración qué mucho nos edifica y anima se trata de un profeta que está en una situación muy difícil junto con el pueblo de Israel, el pueblo de Israel estaba desterrado por allá en otro país donde los tenían como esclavos, tratados como ciudadano de tercera y lógicamente cuando se está sufriendo un pueblo lo que se quiere es salir de ese sufrimiento lo que se quiere regresar a la tierra a su tierra y qué es lo que hace, pedirle ayuda a Dios, pedirle, cuanta necesidad, y en este libro del profeta Ezequiel se nota la angustia de un pueblo y también la esperanza de un profeta que le toco sufrir con su pueblo. En una parroquia el sacerdote es profeta, viven las alegrías pero también tienen la oportunidad de vivir los momentos difíciles de su comunidad y de tener siempre la esperanza, la comunidad, de que en el sacerdote pueden encontrar la presencia de Dios que les va guiando, que les va a ayuda, no que les va a regañar, no, siempre el sacerdote tiene la gran misión de dar esperanza, esa era la misión del profeta Ezequiel, el profeta Ezequiel pide a Dios por su pueblo, como el sacerdote todos los días en su oración por su comunidad, el profeta Ezequiel  le pide a Dios, Dios eso quiere, que le hablara su pueblo, para que antes de recibir el favor de Dios, el pueblo cambiara y no volviera a confiar en otros dioses, no volviera a confiar en sí mismo, por eso lo desterraron porque no confió en el verdadero Dios, confiaba en sus tropas, confiaba en sus ejércitos  y resulta que vino otro más poderoso, lo derroco y se lo llevo de esclavo, ahora extrañan a Dios, como nos sucede a nosotros, cuando creemos que Dios no entra en nuestra vida, hacemos lo mismo que ellos, pecados, envidias, enfermos, nos desviamos del camino, pero llega un momento en el que nos encontramos solos y nos preguntamos ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué ejemplo le estoy dando a los demás, a mis hijos, a mi esposa, a mi esposo? Formalmente hay ese momento dentro de las cenizas donde se busca la paz, solo el que está enfermo no reacciona y sigue hasta que se elimina a sí mismo.

Por eso el pueblo toco fondo y empezó a albergar en su corazón esperanza y le dijo al profeta Ezequiel como líder del pueblo, “ayúdanos, intercede, pídele tu a Dios, tú que tienes esa relación con Dios” y Ezequiel les dijo está bien pero antes Dios les pide que quiten su corazón de piedra, ese corazón endurecido por la vanidad, ese corazón que a veces tenemos por la prepotencia, porque nos creemos más que los demás, porque miramos como inferiores a todos, porque no queremos la responsabilidad de llevar las riendas de nuestra familia, porque fácilmente humillamos y sobajamos al hermano, porque subestimamos al otro, Ezequiel les dice, y nos lo dice a nosotros, “cambiemos nuestro corazón de piedra por un corazón de carne”, es decir, por un corazón como el que te dio Dios, Dios te creo con un corazón de carne, con un corazón blandito, con un corazón disponible, con un corazón lleno de Dios, nadie que tenga un corazón diferente, es decir que su conducta sea diametralmente opuesta a lo que Dios quiere, esto nos invita a revisarnos a nosotros, revisarnos y ver que hay en este momento en mi corazón, ¿Qué es lo que yo estoy viviendo en mi relación con los demás? Es la responsabilidad que en este momento tengo delante de Dios y delante de los demás, pero Ezequiel les dice, cambien su corazón y Dios nos promete que hoy enviare mi espíritu sobre ustedes, ese Espíritu Santo, ese mismo Espíritu que hoy vamos a invocar, es el mismo al que se refiere Jesús cuando dice “hoy se ha cumplido esta escritura porque el Espíritu está sobre mí”, y les van a pasar muchas cosas muy bonitas, se van a liberar los cautivos, aquellos pecadores van a encontrar la senda, hermanos, el Espíritu Santo marca la diferencia en nuestra vida, cuando dejamos que cambie nuestro corazón, cuando nos quitamos nuestras soberbias y todas aquellas prepotencias y concupiscencias que solemos tener, no hagamos las cosas porque otros las hacen, no hagamos las acciones porque otros las hacen, la norma a seguir es el Evangelio, es la Palabra de Dios, si la Palabra de Dios me dice perdona, perdono, lo digo en el Padre Nuestro, cuando se lo pido a Dios y nos comprometemos a perdonar a los demás, si la Palabra de Dios me dice que no debo humillar al otro no lo humillo, si me dice que debo servirlo, lo sirvo. Pidámosle al Señor en este día en el que vamos a invocar al Espíritu Santo que, por intercesión de María, Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, también nosotros tengamos un corazón diferente, con actitudes diferentes, que nos quite nuestro corazón de piedra y nos de un corazón de carne. Niños hoy reciben el Espíritu Santo, alégrense porque les va a dar Dios este gran don, el Espíritu Santo ante el cual van a decir cuando el Obispo lo invoca, amen, el cual quiere decir, quédate conmigo Señor. Que la Virgen les ayude y que sus padrinos y papás que hoy los acompañan con el ejemplo y el Espíritu les ayuden a ser mejores cristianos, con un corazón limpio, amando a la Santísima Virgen María, amando a Jesucristo su Hijo. Que siempre que se sientan mal que nuestra Señora de la Esperanza cambie su angustia por esperanza, cambie su dolor por la alegría que solamente Dios da, cambie todo aquello que les cause incertidumbre por paz. El Señor y la Virgen bendiga a las familias de esta comunidad especialmente a estos niños que van a ser confirmados, amén.

Al concluir la Eucaristía Mons. Faustino dio la bendición y los allí reunidos agradecieron su visita con un fuerte aplauso.