XX DOMINGO ORDINARIO SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUERÉTARO.

Santa Iglesia Catedral, ciudad Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 18 de agosto de 2019.

El día 18 de agosto de 2019, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidió la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral, con la cual dio inicio un nuevo ciclo el  grupo Familias Educadoras en la Fe (FEF). Concelebraron esta Santa Misa Pbro. al Pbro. Jaime Gutiérrez Jiménez, Pbro. José Guadalupe Martínez Osornio, Pbro.  Rafael Gavidia Arteaga y Pbro. José Luis López Gutiérrez. Mons. Faustino les compartió en esta celebración: «Si realmente queremos cambiar nuestra familia, cambiar nuestra sociedad, es mejor que tengamos el Espíritu Santo, que nos cambie desde adentro, es precisamente este sello que nos lleva a ser el prójimo de los demás, de los necesitados, de aquellos que tiene problemas, de los refugiados, de aquellos que sufren, es el Espíritu Santo el que nos hace hermanos, y que nunca nos alentará a la división, ni a la violencia; en este momento pienso también en todos los numerosos sacerdotes, religiosas y todos los fieles laicos, que por todo el mundo se dedican a anunciar el Evangelio con gran amor y con gran fidelidad». 

Mons. Faustino al inicio de la celebración se dirigió a los presentes con estas palabras: “Queridos hermanos, estamos hoy aquí reunidos, para pedir a Dios la gracia de su bendición, para este grupo Evangelizador que el día de hoy inicia un año más de labores en favor de la Iglesia de Dios, este grupo “Familias Educadoras en la Fe”; pidamos pues por todos sus integrantes para que realicen una tarea evangelizadora, en este núcleo tan importante, que es la familia. Hoy pedimos también y a lo largo de todo el mes de agosto, que hemos declarado mes de oración por los sacerdotes, pidamos por la santificación de nuestro Párroco y también de todos los sacerdotes.”

En el momento de la Homilía Mons. Faustino, les compartió diciendo: “Mis queridos hermanos, hermanos sacerdotes, los saludo a todos y a todos los movimientos laicales aquí presentes; el Evangelio de este domingo forma parte de las enseñanzas de Jesús, y están  dirigidas a sus discípulos a lo largo del camino de su vida hacia Jerusalén, donde le espera la muerte en la cruz, que es el Bautismo que le angustia, para indicar el objetivo de su misión, es de simples tres imágenes:  Fe, Bautismo y la Confirmación.

Hoy deseo hablar de la primera imagen, es decir Fe, Jesús hablaba con estas palabras “he venido a desear fuego sobre la tierra y cuanto desearía que ya estuviera ardiendo”  Ese fuego de que habla Jesús, es el fuego del Espíritu Santo, presencia digna e imperante en nosotros desde el día de nuestro bautismo, este  fuego es la fuerza creadora que purifica, renueva, quema, quema toda miseria humana, todo egoísmo, todo pecado, nos transforma desde dentro nos regenera nos hace capaces de amar.

Jesús decía que el Espíritu Santo está dentro de nuestro corazón, porque solo partiendo del corazón, el amor Divino logrará extenderse y hacer progresar el Reino de Dios,  no parte de la cabeza, parte del corazón, y por eso Jesús quiere que el fuego entre en nuestro corazón, si nos abrimos completamente a la acción de ese fuego que es el Espíritu Santo, nos llenará de la gracia y el fervor para anuncia a todos a Jesús y su confortante mensaje de misericordia y salvación, navegando en altamar sin miedo, cumpliendo su misión en el mundo, la iglesia, es decir todos, cada uno de nosotros necesita la ayuda del Espíritu Santo, Espíritu Santo, que todos recibimos desde nuestro bautismo y con más plenitud en nuestra confirmación. El Espíritu Santo nos ayuda para no ser paralizados por el miedo y el cálculo para no acostumbrarse a caminar dentro de  nuestras seguridades;  estas dos actitudes  llevan a la Iglesia a ser una Iglesia funcional que nunca arriesga, en cambio la valentía apostólica, que el Espíritu Santo encendió en los apóstoles, y que tendría que encendernos a nosotros, nos tendría que ser una ayuda para supera los muros y las barreras, este fuego del Amor de Dios nos hace creativos, nos impulsa a ponernos en marcha para caminar incluso en vías incomodas y no exuberantes, dando esperanza para que lo encontremos, con este fuego del Espíritu Santo estamos llamados a convertirnos cada vez más, en una comunidad de persona guiadas y transformadas  llenas de comprensión, personas con el corazón abierto y el rostro alegre.

Si realmente queremos cambiar nuestra familia, cambiar nuestra sociedad, es mejor que tengamos el Espíritu Santo, que nos cambie desde adentro, es precisamente este sello que nos lleva a ser el prójimo de los demás, de los necesitados, de aquellos que tiene problemas, de los refugiados, de aquellos que sufren, es el Espíritu Santo el que nos hace hermanos, y que nunca nos alentará a la división, ni a la violencia; en este momento pienso también en todos los numerosos sacerdotes, religiosas y todos los fieles laicos, que por todo el mundo se dedican a anunciar el Evangelio con gran amor y con gran fidelidad, no pocas veces arriesgan sus vidas, ellos están fortalecidos con el Espíritu Santo, su ejemplar testimonio, nos recuerda que la Iglesia no necesita burócratas y dirigentes funcionales, sino misioneros enamorados, emocionados de llevar aquella reconfortante Palabra de Jesús y su gracia, éste es el fuego del Espíritu Santo.

Cuando ustedes vean de la infatigable tarea de un sacerdote, la repuesta a la pregunta, ¿qué es lo que mueve a una sacerdote? Es el Espíritu Santo, ese Espíritu Santo que se adquiere todos los días en la oración, ese Espíritu Santo que nosotros tenemos y que aprovechamos, para mover lo que Dios nos pide que movamos, una parroquia, una comunidad, un movimiento;  porque si la Iglesia no recibe este fuego, o no lo deja entrar en sí, se convierte en una Iglesia fría o sumamente tibia, incapaz de dar vida, y porque está compuesta por cristianos fríos y tibios, nos da miedo tomarnos  cinco minutos y preguntarnos ¿Cómo está mi corazón hoy, es frío, es tibio, es capaz de recibir este fuego? No nos de miedo y dediquemos diariamente cinco minutos, para pedir el Espíritu Santo y preguntarnos, como actúa y cuáles son los frutos del Espíritu Santo en mí. Pidamos a la Santísima Virgen María, que rece por nosotros y con nosotros al Padre Celestial, a Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, que nos ha acompañado en nuestra historia queretana, para que  infunda sobre todos los creyentes, el Espíritu Santo fuego Divino, que enciende los corazones y que nos ayuda a ser solidarios con los sufrimientos y las alegrías de los demás, pidamos al Señor ese Espíritu Santo, mismo que transformó a los apóstoles, que les hizo salir de su encierro el día de Pentecostés, que les liberó de toda división, que les liberó de todo aquello que había de resentimiento en su corazón.”

Al terminar la celebración Mons. Faustino les dio la bendición, y felicito a los miembros de Familias Educadoras en la Fe, por el inicio de su nuevo ciclo.