San Rafael, el Marqués, Qro. 18 de Julio de 2016
Ante la dolorosa tragedia ocurrida a los peregrinos que dirigían al cerro del Tepeyac, el pueblo de Dios se ha mostrado cercano, en oración y compañía a las familias que experimentan sufrimiento, por la pérdida de sus seres queridos.
Mons. Fastino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, acudió la noche del día 17 de Julio al pueblo de San Rafael donde manifestó sus condolencias a las familias, brindando consuelo, ante el dolor que les embarga. Además, la mañana del día 18 del mes en curso, el Obispo Diocesano presidió la Sagrada Eucaristía en el templo de la comunidad, y encomendó el alma de los peregrinos, a la misericordia de Dios.
En la homilía, el Señor Obispo, invitó al Pueblo reunido a voltear siempre y bajo toda circunstancia, la mirada a Dios, pues de esa manera se dispone el corazón, para recibir la fortaleza y acrecentar la Esperanza en la garantía de la vida futura.
«El que come mi carne y bebe mi sangre, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final» Jn 6, 54.
Fue el pasaje bíblico en el cual centró su reflexión, y dirigió así, un mensaje de paz a los familiares y demás fieles que se hicieron presentes en la Sagrada Eucaristía. Al respecto dijo:
«Nos hemos reunido en nombre de nuestro Señor Jesucristo, para celebrar la Santa Misa y ofrecerla por el eterno descanso de quienes se nos han adelantado en este peregrinar terreno y duermen ahora el sueño de la paz.«
«Resulta sumamente doloroso el acontecimiento que hoy nos reúne, pues ante la experiencia de dolor y sufrimiento en sumo grado, cualquier palabra parece resonar sin sentido. Sin embargo, me dirijo a ustedes en nombre de Jesús, nuestro Salvador, dador de todo consuelo, en los momentos de adversidad en nuestra vida.»
«La muerte de nuestros peregrinos:
- +Andrés Castañón,
- +Mauricio Castañón,
- +Diego Olvera Castañón,
- +Francisco Javier Ibarra,
- +Sergio Olvera Morales,
- +Josué Salinas Rivera
a todos nos ha conmocionado, por eso resulta urgente dirigir una palabra que solo merece ser dicha porque viene del mismo Jesucristo, y viniendo de Él, nos queda la certeza de que también experimentó el dolor, que le llevó a voltear su mirada a Dios Padre, para verse fortalecido y, enseñarnos de esta manera, que la confianza en el dador de vida, es la certeza de la vida eterna.»
«Hoy quiero decirle a cada una de las familias, que en este momento de dolor, es necesario tomarnos de la mano de Dios, a ejemplo de Jesucristo, y de esta manera disponerse para el consuelo. Pues quien anda de su mano nunca quedará defraudado.»
«El Señor los sostiene de muchas formas, y una de ellas es, con la presencia de tanta gente que poniendo pausa a sus actividades, ha venido a mostrar su cercanía a cada uno de ustedes. El silencio de los aquí presentes expresa: no puedo quitarte el dolor, pero estoy contigo para compartir tu sufrimiento, y rogar a Dios te fortalezca en este momento tan difícil de tu vida.»
«Nuestros hermanos, hoy terminan su peregrinar aquí en la tierra, y son acompañados a la Jerusalén Celestial, por la Virgen María de Guadalupe, a quien tanto amaban, razón por la cual tomaron la decisión de emprender su camino a la Basílica del Tepeyac. Al volver a la casa del Padre, rogamos a Dios por medio de esta Santa Eucaristía, que perdonando todas culpas, les reciba triunfantes en la vida Eterna».
Al terminó de la celebración Eucarística, Mons. Fasutino, se acercó a quienes viven irreparable pérdida, y con un abrazó manifestó nuevamente sus condolencias.
- Dales Señor el descanso eterno,
- Y luzca para ellos la Luz perpetua.
- Descansen en Paz,
- Así sea.