SANTA MISA DE CLAUSURA, Curso Introductorio. (SCQ)

San Miguel, Galindo, San Juan del Río, Qro. 13 de Mayo de 2017.

Con especial agradecimiento seminaristas, familiares y formadores del Seminario Conciliar de Querétaro, en su etapa del Curso Introductorio, ubicado en la comunidad de San Miguel Galindo, San Juan del Río, Qro. Celebraron la Eucaristía de fin de ciclo, el día 13 de mayo de 2017.

La Santa Misa fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, Obispo de Querétaro, concelebraron: El Pbro. José Luis Salinas Ledesma (Rector), Pbro. José Miguel Castillo Vega (Prefecto de disciplina), Pbro. Nuyin Aguilar de Paz,  Pbro. Gamaliel Gómez Solís, Pbro. Daniel Servín Tovar y Prestando sus servicios, el Diácono Antonio Uribe (Próximo Sacerdote). En su homilía Mons. Faustino, expresó:

“Muy queridos hermanos, todos en el Señor Jesús, saludo con especial agradecimiento a los padres formadores,  que sin duda hacen una muy buena tarea que con su palabra y su testimonio  de quieres viven esta experiencia en el seminario, con la firme intención de en un futuro ser sacerdotes, ser pastores del Señor.

Saludo a los seminaristas, especialmente a quienes han concluido esta etapa de formación en el curso introductorio propedéutico,  y ciertamente lo podemos mirar como una etapa de conocimiento de Jesús, pero también de discernimiento   para mirar el camino,  y seguir recorriendo ese camino de formación en vistas a ser otros Cristos,  pero también de discernimiento en un momento dado de que ese es el sendero.

Saludo a los papás,  que con sus oraciones, junto con toda su familia, impulsan la vocación de estos jóvenes, que un día en libertad  y con entusiasmo les expresaron su deseo de ingresar a esta institución, motivados por el deseo de  servicio a los hermanos, gracias por su oraciones y ciertamente una de la tareas de los laicos es orar permanentemente  por el seminario, por los seminaristas,  por la vocación sacerdotal; gracias, por todo lo que en el silencio y con los sacrificio u oración, realizan ustedes para que sea una realidad de sacerdotes en la iglesia.

Siempre nos inspira, en la formación la santísima Virgen María, que bueno que esta clausura de esta etapa de formación, se realiza en este día importante para la iglesia,  sobre todo en el centenario de las apariciones de la santísima Virgen María de Fátima, y esto nos recuerda que  María siempre nos  ama, siempre nos alienta como madre porque nosotros  tenemos que tomar la actitud y tener la identidad de hijos.

Nuestra Señora de Fátima, como ya conocemos ella se les aparece a tres pequeños niños,  que dentro de su inocencia  incluso le hacen preguntas una de las preguntas que Lucía le hace es,  si se va a salvar, afortunadamente la Virgen le dice que sí, y después le pregunta  por su otros compañeros y también le dice que sí, y le pregunta por una niña que acaba de morir y  le dice que sí que ya está en el cielo. Y le pregunta por otra y le dice que ella está en el purgatorio hasta el fin de los tiempos, pero  le dice que si se salvara, esto sin duda en la   actitud de una madre, pero antes le dice la virgen, tienen que rezar muchos rosarios o sea, que al final de cuentas la salvación  viene de Dios para nosotros.

La intercesión de María también es efectiva para el que así lo deseen, y la Señora de Fátima, -dice- Recen, es decir de manera permanente tenemos que dirigir la mirada a Dios, meditando los  misterios de la vida de Jesús, porque  rezando el rosario alabamos y veneramos a la santísima Virgen María, y lo que hacemos con  María lo hacemos con su hijo Jesús, por eso en nuestra respuesta incondicional  es muy importante la santísima Virgen María.

Sí, rezar nos ayuda, pero también orar por la conversión de los pecadores, y junto con la oración también la penitencia, creo que en estos días en que recordamos el mensaje de nuestra Señora de Fátima, tenemos que rescatar no solamente el rezo del Santo Rosario, sino que también la vida de oración, y la penitencia y cada uno hacerlo por convicción, no solamente por conveniencia, la penitencia siempre nos purifica, la penitencia siempre nos alerta, y  porque la penitencia le gusta a Dios, de tal manera que desde la penitencia como decíamos en la oración inicial, podamos contribuir nuestra salvación y  para la construcción del reino.

Nuestra Diócesis, se ha  preocupado por la  tarea evangelizadora  y la misión,    y la misión no da  los frutos deseados si no es avalado por la oración y la fe en Jesús, incluso en todo nuestro ministerio como sacerdotes, como laicos,   agentes de pastoral, estarán fortalecidos  solamente con la oración,   y con la penitencia, de tal manera que debemos ir  aceptando el desafío del Padre y de María, es la manera de construir el reino de Dios, nos dice le liturgia de este día.  

Hoy damos gracias a Dios, porque nuestro Seminario, dedicado a la Santísima Virgen María, bajo el patronazgo  de la Virgen de Guadalupe, y en este día pidiendo la intercesión de nuestra Madre, la Santísima Virgen María de Fátima,  para quien quiera seguir adelante en este curso de la formación de los futuros sacerdote.

Felicidades, a quienes hoy terminan esta etapa de formación, felicidades a quienes han hecho su discernimiento con recta intención para continuar adelante en este camino de la vocación sacerdotal, o con otro llamado que Dios les hace para vivir también su vida cristiana.

Que en esta formación, nos preocupemos sobre todo para formarnos como cristianos  para que un día si no estamos en el seminario, no tomemos caminos incluso donde no está Dios, por eso que el Señor nos siga bendiciendo nuestra casa de formación, nuestro Seminario Conciliar de Querétaro, y esta casa de la Virgen y este espacio de formación que quieren ser escuela de Dios, y para quienes quieren ser otros cristos en medio de la comunidad.

Sigamos orando,  por las vocaciones y que el ejemplo de la Santísima Virgen María, también nosotros lo llevemos adelante, hoy en el evangelio nos proclama esa hermosa oración de María, y nosotros también pudiésemos proclamar nuestro magníficat, y proclamar a todos los demás nuestra  experiencia de Dios,  y todo el poder que Dios tiene cuando él está en el corazón de la personas, en el corazón de las familias, en el  corazón de la comunidad.  Que María,  discípula y misionera, también haga en nosotros casa de formación y misioneros. Que Así Sea”.

 Al término de la celebración,  los Seminaristas  se dispusieron disfrutar de la convivencia fraterna con sus Formadores,   familiares y amigos.

Rogamos a Dios abundantes bendiciones, para los seminaristas que han culminado esta etapa, e imploramos la fortaleza de Dios, para que sigan respondiendo con generosidad al llamado.