S. S. Francisco: hagamos una revolución cultural con las obras de misericordia

Llamado para que cese el fuego inmediatamente en Siria y permitir, por lo menos, «la evacuación de los civiles, sobre todo de los niños, que todavía están atrapados bajo los bombardeos»

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LAPRESSE
Papa Francisco durante la Audiencia general

12/10/2016
IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO

Las obras de misericordia «educan a la atención hacia las exigencias más elementales de nuestros “hermanos más pequeños”, en quienes está presente Jesús», y representan un «antídoto» en un mundo afectado «por el virus de la indiferencia». Lo dijo Papa Francisco al anunciar, durante la audiencia general de hoy, 12 de octubre, que dedicará a las siete obras espirituales y alas siete obras corporales las catequesis de las próximas semanas, como parte del Jubileo que concluye el próximo 20 de noviembre. «Estoy convencido —dijo Francisco— de que mediante estos simples gestos cotidianos podemos hacer una verdadera revolución cultural». Al final de la audiencia, el papa pronunció un nuevo llamado por Siria, implorando a los responsables políticos un cese al fuego inmediato que permita, por lo menos, «la evacuación de los civiles, sobre todo de los niños, que todavía están atrapados bajo los bombardeos».

La misericordia «no está reservada sólo a momentos particulares, sino que abraza toda nuestra existencia cotidiana», subrayó el Pontífice. «No creamos que se trata de hacer grandes esfuerzos o gestos sobrehumanos. No, no es así. El Señor nos indica una vía mucho más simple, hecha de pequeños gestos, pero que tienen a sus ojos un gran valor, a tal grado que nos dijo que seremos juzgados con base en ellos», dijo Francisco evocando el «testamento de Jesús» que se encuentra en el Evangelio de Mateo, en el capítulo 25.

La Iglesia, prosiguió el Papa, «ha llamado estos gestos “obras de misericordia corporal”, porque socorren a las personas en sus necesidades materiales. Pero también hay otras siete obras de misericordia, llamadas “espirituales”, que tienen que ver con otras exigencias igualmente importantes, sobre todo hoy, porque tocan en lo íntimo a las personas y a menudo hacen sufrir más. Todos, seguramente, recordamos una de ellas, que entró al lenguaje común: “soportar pacientemente a las personas molestas”. ¡Y hay muchas, ¿eh?!», comentó Francisco. Después recordó las otras seis: «Aconsejar a los que dudan, enseñar a los ignorantes, amonestar a los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas, rezar a Dios por los vivos y por los muertos».

«En las próximas catequesis nos detendremos sobre estas obras, que la Iglesia nos presenta como el modo concreto de vivir la misericordia», anunció el Papa.

Durante los siglos, «muchas personas simples las han puesto en práctica, dando, de esta manera, un genuino testimonio de la fe», continuó. «A menudo son las personas que están más cerca de nosotros las que necesitan nuestra ayuda. No debemos ir a buscar quién sabe cuáles empresas para realizarlas. Es mejor comenzar desde las más simples, que el Señor nos indica como las más urgentes. En un mundo, desgraciadamente, afectado por el virus de la indiferencia —subrayó el Papa— las obras de misericordia son el mejor antídoto. Nos educan, de hecho, a la atención hacia las exigencias más elementales de nuestros “hermanos más pequeños”, en quienes está presente Jesús. Siempre está presente en donde hay una necesidad, una persona que tiene una necesidad espiritual o material. Reconocer su rostro en el de la persona que tiene una necesidad es un verdadero desafío contra la indiferencia. Nos permite estar siempre alertas, evitando que Cristo pase a nuestro lado sin que lo reconozcamos. Vuelve a la mente la frase de san Agustín: “Timeo Iesum transeuntem”: tengo miedo de que el Señor pase y yo no lo reconozca, que pase frente a mí una de estas personas pequeñas y necesitadas y yo no me dé cuenta de que es Jesús». Las obras de misericordia «despiertan en nosotros la exigencia y la capacidad de hacer que vivan y actúen la fe y la caridad. Estoy convencido —subrayó el Papa— de que mediante estos simples gestos cotidianos podemos hacer una verdadera revolución cultural, como en el pasado. Si cada uno de nosotros hace una de estas cada día, será una revolución en el mundo: ¡pero todos, cada uno!».

El Papa concluyó la catequesis recordando a la madre Teresa de Calcuta, que acaba de ser canonizada, «No la recordamos por todas las casas que abrió en el mundo, sino porque se inclinaba sobre cada persona que se encontraba en medio de la calle para restituirle la dignidad. ¡Cuántos niños abandonados estrechó entre sus brazos; a cuántos moribundos acompañó hasta el umbral de la eternidad teniéndoles la mano!».

Tras la catequesis, el Papa insistió en su llamado por Siria desde la Plaza San Pedro: «Quiero subrayar e insistir en mi cercanía a todas las víctimas del inhumano conflicto en Siria». Y, «con un sentido de urgencia, renuevo mi llamado, implorando con todas mis fuerzas a los responsables, para que se llegue a un inmediato cese al fuego, que sea impuesto y respetado por lo menos durante el tiempo necesario para permitir la evacuación de los civiles, sobre todo de los niños, que todavía están atrapados bajo los bombardeos».

El Papa también recordó la Jornada Internacional para la reducción de los desastres naturales, que se festeja mañana: «Los desastres naturales podrían ser evitados o, por lo menos, limitados, puesto que sus efectos se deben a menudo a la falta de cuidado del medio ambiente por parte del ser humano». Francisco también animó la «tutela de nuestra casa común», mediante la promoción de una «cultura de prevención, con la ayuda de los nuevos conocimientos, reduciendo los riesgos para las poblaciones más vulnerables». Francisco saludó a los organizadores y a los que participarán en el partido por la solidaridad y la paz, que se juega hoy en la noche (a las 21 hrs.) en el Estadio Olímpico de Roma. El objetivo de la iniciativa, impulsada por el Papa y organizada por Scholas occurrentes, la Comunidad Amor y Libertad, el Centro deportivo italiano y Unitalsi, es ayudar a las víctimas de los terremotos del centro de Italia y promover la petición de paz para todos los pueblos.