PALABRA DOMINICAL, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez: DOMINGO 3º DEL TIEMPO ORDINARIO Mt. 4, 12 – 23 Nunca replegarse.

DOMINGO 3º DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt. 4, 12 – 23

Nunca replegarse

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En el evangelio de hoy encontramos le exhortación inicial de Jesús en su predicación, “conviértanse porque ya está cerca el reino de Dios”; además  nos narra la elección de colaboradores que vayan llevando este anuncio a todos los pueblos y a todas las gentes.

Es una frase o formula que resume toda la actividad salvadora de Jesús en el evangelio; la cercanía de este reino es  el tema fundamental de su predicación. El reino de los cielos resume todos los bienes esperados por Israel, es decir se inaugura una situación completamente nueva de paz, justicia y abundancia, donde la soberanía de Dios se hace patente. Por ello las palabras y gestos prodigiosos de Jesús  son un evidente signo de que Dios comienza a reinar. Todo ello provoca admiración entre la población y la percepción de que algo nuevo está ocurriendo. Esta tarea del Señor, es la tarea de sus discípulo enviados por El.

La exhortación a la conversión es clave para acoger el reino de Dios, es decir dar un giro radical a la propia vida, reconociendo que Cristo es el Señor, al grado de dejarlo todo y seguirle. Por eso, la llamada de los primeros seguidores de Jesús que se describe enseguida, es el ejemplo concreto de lo que significa convertirse, es decir van más allá de las palabras, diciendo “sí” y acogiendo el estilo de vida del Maestro.

Este anuncio y esta elección de sus discípulos se da en el contexto del encarcelamiento de Juan el Bautista; un hecho que podría a más de alguno atemorizar, sin embargo Jesús no se repliega, no espera mejores tiempos o afirma una falsa prudencia; para Jesús este encarcelamiento del profeta es un signo de que es necesario salir, e inciar una tarea donde hay que tomar la iniciativa, donde no caben los temores, el encierro o la auoreferencialidad, y se proriza la necesidad de quienes necesitan del anuncio del evangelio, especialmente las preiferias, como Zabulon y Neftali. No son tiempo de guardar silencio, sino de realizar su acción profética.

Todo esto se desarrolla en Galilea, tierra de paganos, y es significativo como desde aquí Jesús lanza sus primeras palabras: “Conviértanse…”,  y también envía a sus discípulos a enseñar y a bautizar. Aquí es una tierra menospreciada por las autoridades judías y sin embargo inicia aquí su actividad apostólica; sus primeros discípulos son de aquí y la última presencia antes de subir al Padre será de aquí. Por tanto, pone como centro geográfico de su actividad, un lugar donde están los que no son tenidos en cuenta, en la periferia. Jesús es consciente que la gran dificultad de conversión no está en los que están en tinieblas, sino en aquellos que creen poseer y ser ellos la luz, los amos de la luz. Esta es la estrategia de Jesús, ir a los enfermos, porque los sanos no necesitan, según ellos, ser curados. Es una invitación a no tener miedo a penetrar en los ambientes donde la tiniebla parece que nos desborda, o en aquellos ambientes que más de alguno dirá que es imposible sembrar la buena semilla

Al respecto, el Papa Francisco, nos señala que sigamos adelante y que quien tiene un corazón misionero: “Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva… no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino” (EG  45).