ORDENACIÓN SACERDOTAL DIÁCONO JORGE CRUZ REYES.

Tequisquiapan, Qro. a 03 de junio de 2022.

En un ambiente lleno de júbilo, la Parroquia de Santa María de la Asunción, Tequisquiapan, Qro.  recibió a Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de la Diócesis de Querétaro, el día 03 de junio de 2022. Quien presidió la Santa Eucaristía en la cual confirió el sacramento del orden sacerdotal al Diácono Jorge Cruz Reyes, mediante imposición de manos y la unión con el santo crisma, signo de la consagración de la persona en su totalidad a Cristo y a la Iglesia, a la manera de Jesús el Buen Pastor.

En el momento de la homilía Mons. Fidencio inicio diciendo: “Hermanos sacerdotes y diáconos hermanos y hermanas de vida consagrada, seminaristas y fieles laicos, papas familiares amigos e invitados del diácono Jorge Cruz Reyes, hermanas y hermanos todos de esta parroquia bajo el patrocinio de Nuestra Señora de la Asunción.

La Providencia de Dios tenía previsto que en este día 3 de junio del año 2022, estuviéramos aquí reunidos ante la mirada de nuestra querida madre en su advocación de la Asunción, ella desde que Jesús nos la dio como madre en la cruz, cuida de cada uno de nosotros como cuido de su propio hijo

Estamos aquí mi querido diácono, con la familia que te dio Dios y el pueblo que te vio nacer y crecer, con tu familia sacerdotal a la que ahora te incorporas y con la familia putativa de nuestro querido seminario, que te ha acompañado y ahora te presenta como un cristiano destacado en el discipulado y en la configuración con Jesucristo el Buen Pastor.

Estás pues en condiciones de pronunciar las palabras del milagro y la misión que Dios te confiara: “Tomen y coman todos de él, porque este es mi cuerpo que será entregado por ustedes”, en algunos años y a partir de mañana comenzarás a revisar de qué manera te entregas al servicio de Dios.

Y tu cuerpo se convierte en una Eucaristía, durante el desarrollo de tu ministerio sacerdotal, en unos minutos te postrarás como sacerdote real para recordar tu origen que eres de barro Jorge eres polvo amado por Dios y te levantará sacerdote Ministerial, para consumirse en el servicio a los hermanos.

No olvides jamás, las luminosas palabras de San Agustín sacerdote y ahí el título de una responsabilidad que uno acepta cristiana, en el nombre de la gracia que uno recibe, “sacerdote” título lleno de peligros cristiano, nombre que salva.

En este contexto y en esta hermosa asamblea, resuenan las palabras de Jesús en la última cena que acabamos de escuchar, “¡cuánto eh deseado celebrar está Pascua con ustedes!”. Podemos escuchar a Jesús diciendo a Jorge y a cada uno de nosotros “cuánto he deseado celebrar está Pascua contigo”, para Jesús el deseo de celebrar la Pascua y de celebrar la Eucaristía era tan grande, que tuvo la locura de convertirla en el misterio supremo de la comunión y de ponerla en las manos de los sacerdotes.

Por eso el sacerdote podríamos decir es, “el amor del corazón de Jesús”, podríamos decir que el amor de Jesús se hizo sacerdote y por eso amar y sacrificarse por los demás es la principal motivación que orienta su vida, siguiendo los pasos de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y Señor de las bienaventuranzas.

Por eso hermanas y hermanos, sin amor, sin misericordia es imposible ser sacerdote a la manera de Jesús, cuanto más se conoce el corazón de Jesús, más se conoce el corazón del padre que solo quiere cuidar y abrazar a sus hijos, cuanto más se conoce el corazón de Jesús más se vive en el Espíritu Santo y más eficaz será la mediación a favor de la humanidad.

Con cuánta razón el santo cura de Ars, repetía frecuentemente y sobre todo al celebrar la Santa Eucaristía, con lágrimas en los ojos qué terrible ser sacerdote, y añadía es de compadecer a los sacerdotes cuándo celebran la misa como si fuera un hecho ordinario.

Que desventurado es un sacerdote sin vida interior, que no ha entendido que su misión es ser Eucaristía y decir no solamente es la celebración durante el día, “tomen y coman, este es mi cuerpo que será entregado por ustedes”, consumirse sirviendo es la máxima gloria de un sacerdote. “El hijo del hombre no ha venido para que lo sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos”.

La muerte de Jesús no fue sino la culminación, de desvivirse constantemente a lo largo de los años, día tras día fue entregando sus fuerzas, su juventud, sus energías, su tiempo, su esperanza, su amor, la entrega final, fue el mejor sello de una vida al servicio de una entrega total.

Así nos enseñó, que lo más precioso que tenemos y lo más grande que podemos dar, es nuestra propia vida al servicio de los hermanos, nuestra alegría, nuestra fe, en nuestra ternura, nuestra confianza, la esperanza que nos sostiene y nos anima desde dentro dará su la vida, es siempre un gesto que enriquece que ayuda a vivir, que crea vida en los demás, que rescata, libera y salva a las personas.

Vivimos intensamente la vida solo cuando la regalamos somos felices, cuando hacemos felices a los demás, solo se puede vivir cuando se hace vivir a otros.

Se cuenta que un maestro de la antigüedad preguntó a sus discípulos, ¿saben cómo se puede conocer bien a una persona? y él les dijo se conoce por lo que dice, y ¿saben cómo se puede conocer mejor? se conoce por lo que hace, contestó el maestro y finalmente les pregunto ¿Saben cómo se puede conocer sin lugar a equivocarse? y él le respondió “por lo que da y por lo que comparte”.

Así hemos conocido a Jesús hermanas y hermanos, así también nosotros podemos identificarse como sus seguidores, por eso nos hemos convertido en sus discípulos y sacerdotes y lo que él espera de nosotros es, seguir siendo reconocido a través de nuestro testimonio y de nuestra vida, que Dios así nos lo conceda. Que así sea.

Al Terminar la celebración, el nuevo sacerdote Jorge, compartió un mensaje con la comunidad, el Obispo dio la bendición episcopal a la asamblea y pasaron a la convivencia que para esta ocasión se preparó.