MIÉRCOLES DE CENIZA EN LA SANTA IGLESIA CATADRAL.

Santa Iglesia Catedral, Querétaro, Qro.  02 de marzo de 2022.

Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de la Diócesis de Querétaro presidió la Misa en la Santa Iglesia Catedral en el marco del MIÉRCOLES DE CENIZA, con el cual da inicio del santo tiempo de la Cuaresma, concelebrad por Mons. Sacramento Arias Montoya, y  Pbro. Lic. José Guadalupe Martínez Osornio, el día 02 de marzo de 2022 a la 8:00 Hrs.

En su homilía Mons. Fidencio compartió con la asamblea diciendo: Hermanas y hermanos la paz esté con ustedes. Sean bienvenidos al inicio del tiempo cuaresmal, el Papa Francisco nos ha dedicado un mensaje lleno de luz y de esperanza, para recorrer este camino que nos conduce a la fiesta y a la alegría plena.

La cuaresma dice el Papa: es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.

Como sabemos hermanas y hermanos la cuaresma y la Pascua son inseparables, cuaresma y pascua son, las alas de un mismo pájaro, no puede haber celebración pascual sin cuaresma, la cuaresma sin la pascua es un proyecto frustrado.

Por eso la iglesia ha escogido para el inicio de este camino el signo de la ceniza, como bien sabemos la ceniza no es un Sacramento, no es pecado no recibir la ceniza, sin embargo, es uno de los signos milenarios que los seres humanos y sobre todos los cristianos hemos asumido como parte de nuestra identidad, inclinando la cabeza para recibir la ceniza.

Al recibir la ceniza escuchamos esas palabras que a muchos les causa escalofrío y a otros los retornan a su origen, “Acuérdate que eres polvo y al polvo has de volver” “Arrepiéntete y cree en el evangelio”,  así recordamos nuestro origen como seres humanos, somos criaturas, somos de polvo, pero no de cualquier polvo somos un polvo que Dios amaso en sus manos para hacernos a su imagen y semejanza, pero no somos dioses, no somos perfectos, necesitamos de conversión.

Por eso, la cuaresma se ha instituido como un camino para enderezar y revisar nuestra vida y nuestro seguimiento de Jesucristo nuestro salvador.

El camino de la pascua que iniciamos el primer domingo de resurrección, lo comenzamos también inclinando la cabeza, pero ya no para recibir la ceniza, “el sábado de gloria” cómo le llamamos o domingo de pascua, lo iniciaremos inclinando la cabeza para recibir el agua bautismal, recordando así nuestro destino.

Somos llamados a vivir felices eternamente, reconociendo qué el día del bautismo se abrió el cielo para cada uno de nosotros, reconociendo que el día que fuimos bautizados, Dios nos llamó sus hijos, cómo a Jesús a cada uno de nosotros nos dijo “tú, eres mi hijo en ti me complazco”, inclinaremos la cabeza para recibir al Espíritu Santo, y los tres regalos que recibimos por gracia de Dios, el día que fuimos bautizados.

No es casual pues hermanas y hermanos que iniciemos la cuaresma inclinando la cabeza para recibir la ceniza, tampoco lo será el sábado de la pascua para inclinar la cabeza y recibir el agua bautismal. 

Todo esto tiene que ver con nuestro origen como personas y con nuestro destino como hijos de Dios, en este sentido la celebración de la cuaresma del año 2022 por todas las circunstancias que nos rodean, crisis antropológico-cultural, crisis sanitaria, crisis económica, crisis social a la crisis sanitaria le ha seguido la económica y ahora estamos en una crisis también social, la guerra asomada la cabeza en Ucrania, ha salido de nuestras familias y pone en riesgo a la humanidad.

Por eso, la cuaresma y la pascua de este año, por todas estas circunstancias puede ser un verdadero parte aguas, para acrecentar no solo la conversión personal o la conversión pastoral, sino la conversión sinodal, esto es la conversión de todo.

Cuando hablamos de conversión sinodal, estamos hablando de todos los que viven en tu casa, estamos hablando de la conversión de toda la familia, de toda la calle, de toda la colonia, de toda la parroquia, de todo nuestro país, es  el sueño de Dios que todos seamos capaces de sentarnos y ver si estamos caminando hacia el destino que Él, ha previsto para nosotros y hacer las correcciones que cada uno tenga que hacer, para caminar juntos y en la misma dirección.

La conversión personal tendrá que manifestarse en obras que nos ayuden a liberarnos de la enfermedad de la hipocresía, como acabamos de escuchar en el Santo Evangelio, liberarnos de la hipocresía no es cosa fácil, pero es urgente, porque un ciego no puede guiar a otro ciego”.

Y para esto la Palabra de Dios nos invita a revisar tres prácticas fundamentales de la vida cristiana, que pueden también ser ocasión para dejar la hipocresía, la práctica de la limosna, para invitarnos a tomar conciencia de que en este mundo somos sencillamente administradores de la vida y los bienes que Dios nos concede, la oración para revisar nuestro modo de ¿Cómo nos estamos relación ando con Dios? y nos ubicamos como sus hijos, como sus criaturas y los escuchamos con atención y le agradecemos con solicitud y en ayuno para realizar la justicia y la misericordia, columna vertebral del mensaje de Jesús.

La conversión pastoral nos implica a todo y nos ayudará a entender que el todo, es superior a la parte y a salir del falso criterio “siempre ha hecho así, porque tengo que cambiar”, la conversión sinodal nos ayudará a entendernos como hermanos que navegamos en la misma barca, a comprendernos como iglesia cuerpo de Cristo, caminando juntos y en la misma dirección, como reiteradamente nos lo dice el Papa Francisco y en este camino de más de 2000 años los cristianos católicos.

La iglesia católica ha ido echando mano de muchos recursos, el color morado siempre nos invita a la fiesta, cuando vemos el color morado en un templo decimos o haber fiesta, pero para que así sea, es necesaria la conversión, si los hijos que viven en esa casa no están reconciliados no puede haber fiesta, tenemos el signo también del ayuno y la abstinencia como ya lo hemos dicho, el viacrucis y muchos recursos, que la iglesia nos invita a practicar para que este camino resulte un camino lleno de frutos y de esperanza, y sea un verdadero parte aguas en nuestra vida personal, en nuestra vida comunitaria y en nuestra conversión sinodal.

Que este signo que todos llevamos ahora en la cabeza sea un verdadero signo del amor y de la misericordia de Dios, que quiere tocarnos no solo la cabeza, sino el corazón, las manos, los pies, quiere tocarnos y decirnos “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Que Dios así no lo conceda, Que así sea.

Al terminar Mons. Sacramento, agradeció a Mons. Fidencio su presencia en esta celebración, con la cual se inicia este santo tiempo de cuaresma, y Mons. Fidencio dio la bendición correspondiente a toda la asamblea.