Mensaje de S.S. Benedicto XVI al Sr. Obispo en su Jubileo de Oro Sacerdotal

Roma, Italia, 1º de octubre de 2010

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI

 Al Venerable Hermano

MARIO DE GASPERIN GASPERIN

Obispo de Querétaro

Estando ya próximo tu Jubileo de Oro Sacerdotal, te enviamos estas letras con afecto fraterno como signo de nuestro deseo de bienestar y para dar gracias a Dios, juntamente contigo, por todos los beneficios con los cuales Él se ha dignado bendecirte.

Es Él, en efecto, la fuente y el dispensador de todos los dones, que mira a cada uno de nosotros con particular cuidado, con cuya providencia nos gobierna, de cuyo amor inefable nos nutrimos y con cuya inmensa bondad en todo somos sabiamente conducidos.

Por lo cual, Venerable Hermano, es oportuno que, ante tan solemne acontecimiento de tu vida, con la debida gratitud celebres al Dios omnipotente, diciendo: “¿Con qué le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la salvación e invocaré el nombre del Señor. En presencia de todo su pueblo cumpliré mis promesas al Señor” (Ps 116, 12-14).

Acompañado siempre por su gracia, al sentirte llamado al servicio de Dios y de los hombres, cumplidos los cursos de los estudios sagrados, y habiendo adquirido en Roma tanto la licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana como en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico, en esta misma Ciudad Eterna fuiste ordenado sacerdote.

De regreso a México, desempeñaste con sabiduría y diligencia diversos oficios en la Arquidiócesis de Xalapa: Tuviste, en efecto, entre otros cargos el de Profesor de lenguas clásicas, de Exégesis Bíblica, de Eclesiología y de Historia de la Salvación en el Seminario Mayor posteriormente convertido en Regional, y también desempeñaste el oficio de Párroco, habiendo editado, para utilidad de los fieles, algunas catequesis sobre los sacramentos.

En 1983 el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, nuestro predecesor de santa memoria, te nombró Obispo de la Iglesia de Tuxpan y, después de algunos años, te puso al frente de la Diócesis de Querétaro, en cuyo gobierno, puesta tu confianza en Dios, quien es fortaleza apoyo y protector de todos los que en Él confían (cfr Ps 18, 2-3.31), empeñaste todas tus fuerzas en ser signo, testigo y pregonero suyo, dispensador de su gracia divina y de su misericordia, siempre solícito de la salvación eterna y de la promoción humana de los fieles a Ti encomendados.

Además, conocemos bien tu dedicación, consciente de tu oficio, en utilizar los medios de comunicación social y tu empeño en procurar la renovación pastoral de la diócesis, de las vocaciones al sacerdocio y del Seminario.

También sabemos de tu preocupación por el momento cultural que atraviesa la fe, en especial en lo que se refiere a la interrelación que debe existir entre la fe y la razón, y de promover el diálogo y la comprensión sobre cuestiones de bioética: por lo cual, con la presentes letras, te expresamos nuestro beneplácito y aprecio.

Con ocasión, pues, de tu Jubileo de Oro Sacerdotal, recibe, Venerable Hermano, nuestras felicitaciones, que, con ánimo agradecido, encomendamos suplicantes al Espíritu Consolador, Señor y Dador de vida, para que, bajo el amparo de Santa María de Guadalupe, te dé su fortaleza para tu desempeño de Pastor benemérito, te aliente con su consuelo celestial y te enriquezca continuamente con sus mejores dones.

De todo esto es portadora, mediadora y testimonio de nuestro afecto fraterno la presente Bendición Apostólica que desde esta Sede de san Pedro de corazón te impartimos, a Ti Venerable Hermano, y por tu medio, a toda la comunidad eclesial de Querétaro.

¡Permanezcan siempre firmes en la fe, alegres en la esperanza y solícitos en la caridad, queridísimos hijos todos de México!

Ciudad del Vaticano, 1° de Octubre, de 2010, sexto de nuestro Pontificado.

Benedicto XVI, Papa