Lectio Divina: XXI Domingo del Tiempo Ordinario

Pbro. Lic. José Luis Salinas Ledesma
Rector del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe


1. Lectura del texto: Jn 6  55, 60-69

(Se pide a la luz del Espíritu Santo)


Señor mío, te alabamos
y te damos gracias
por estar entre nosotros.
Tu Palabra nos llena de vida y de paz,
tú nos pides que estemos siempre listos,
por eso, pedimos al Espíritu Santo
que abra nuestro corazón y entendimiento
mantenido en la luz de la fe;
todo esto con la intercesión de nuestra amadísima madre,
la siempre Virgen María.
Por Jesucristo nuestro señor.
Amén.

(Cada uno lee en su Sagrada Escritura)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Palabra del Señor.


Repasar el texto leído

(Se pregunta a los participantes y responden leyendo los versículos de su Biblia)

  • ¿Cuál es la verdadera comida y la verdadera bebida? v.55
  • ¿Qué dijeron los discípulos al escuchar estas palabras? v.60
  • ¿De qué se dio cuenta Jesús y qué les dijo? v.61-62
  • ¿Para qué sirve el espíritu y para que sirve la carne? v.63a
  • ¿Qué son las palabra que les ha dicho? v.63b
  • ¿Por qué Jesús dijo que había algunos que no creían? v.64
  • ¿Quién puede ir hacia Jesús? v.65
  • ¿Por qué ya no querían andar con él? v.66
  • ¿Qué les preguntó Jesús a los Doce? v.67
  • ¿Qué dijo Pedro? v.68-69


Explicación del texto

Nos encontramos por una parte la apostasía de los discípulos y por la otra la confesión de Pedro. Para los que abandonaron a Jesús las palabras dichas eran intolerables, se horrorizaron tan sólo de escucharlas, porque escuchaban con la cabeza y la razón; no con el corazón y sobre todo con la fe. Es por esto que no estaban listos para entender la siguiente pregunta… ¿Y cuándo veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?… Porque esta subida corresponde al descenso ya mencionado en otras ocasiones y que completa la cristología del Hijo del hombre que se mantiene latente en el discurso del pan y de la eucaristía. Es también un breve anticipo de lo que sería su partida hacia el Padre, pero en esta exhortación no todos lo secundan, no todos están dispuestos a creer, menos el que lo va a traicionar… y Jesús sabe todo esto. Esta es la imagen joánica de Jesús, de aquel que conoce perfectamente el interior del hombre. La apostasía de los discípulos galileos pone de manifiesto que Dios conociendo a la humanidad, pone a salvo la fe de del hombre sin herir su libertad. La actividad de Jesús en Galilea se cierra con la confesión de Pedro, Jesús no priva a nadie, ni siquiera a sus discípulos de la decisión de fe. Jesús nos dice El Espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida, es suficiente para que Pedro dé su respuesta en tres partes; primero contesta a Jesús con una pregunta ¿Señor a quien vamos a ir?, con esto está confirmando la importancia única de Jesús. Segundo, Tú tienes palabras de vida eterna, tiene un sentido totalmente exclusivo; solo tú y nadie fuera de ti. Tercero la confesión de todos a través de Pedro quien sería cabeza de la iglesia… y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. Vemos aquí unida la sentencia joánica; creer es a la vez conocer, son complementarias una de la otra siempre en la vía de fe, de confianza y de reconocimiento, porque para san Juan no existe un recto conocimiento de Jesús sin la fe. La expresión el Santo de Dios, designa a Jesús como una persona que pertenece total y absolutamente a Dios,  a la esfera de su santidad divina. Santo es un concepto que califica de modo especial la divinidad de Dios.


2. Meditación del texto

(Cada participante puede compartir su reflexión personal)

Cuando Jesús habló así en aquel tiempo, sus palabras sonaron duras a los oídos de los que no entendían lo que les quería decir. Nosotros entendemos actualmente cuando escuchamos sobre el pan de vida, sobre la comunión y sobre la eucaristía, nos decimos seguidores de Jesús pero… Jesús nos pide cosas que a muchos no nos gusta oír como aquellos apóstatas. Por ejemplo cuando nos manda perdonar al que nos ofende, hacer el bien a quien nos hace un mal; evitar todo aquello que tanto nos gusta pero que a la vez nos aleja más de Él, compartir con el necesitado, entendiendo que no es dar lo que nos sobra sino lo que realmente necesita esa persona. Cuando Jesús nos lo pide a cada uno en ese momento, es porque nos conoce muy bien como somos por dentro y que lo que pide nos hará sentirnos felices de seguir cerca de Él y que así como Pedro confesó su firmeza en seguirlo y reconocerlo como el Santo de Dios, así también nosotros dar testimonio cada vez que se nos presente la oportunidad de manifestar con nuestros actos, reconocer que junto con el Espíritu, solo por Jesús podemos llegar al Padre.


3. Compromiso personal y comunitario

(Cada participante puede proponer compromisos personales y comunitarios)

  • Prepararnos para la comunión pensando en aquellos que nos ofendieron y en los que lo hemos ofendido.
  • Pidiendo la ayuda del Espíritu para perdonar, ayudar y tener la fortaleza para no ofender a Jesús con nuestras malas acciones.
  • Si alguno se separa de nuestra fe, pedir por él para que encuentre el camino correcto, el Espíritu que es vida se lo mostrará en su momento.
  • Mantenernos cerca de Jesús proclamando como Pedro lo hizo, nuestro testimonio de fe en los momentos difíciles de nuestra vida.
  • Llevar en el corazón la Palabra que acabamos de oír y ponerla en práctica en la vida diaria.
  • Rechazar todo aquello que nos aleje de Jesús porque eso nos alejará del Padre que nos ama.


4. Oración

(Se puede hacer alguna oración en voz alta donde participen quienes gusten, dando gracias a Dios por la Palabra escuchada. Se puede recitar algún Salmo o alguna oración ya formulada)  

Alabemos a Dios porque se nos ha revelado en su Hijo Jesucristo y porque Él ha querido estar presente en todo momento de nuestra vida. Pidámosle también la claridad de entendimiento necesaria para reflexionar personalmente, en nuestras comunidades parroquiales, en nuestros grupos y familias sobre la Palabra que hoy hemos leído y meditado, reconociendo la presencia real de Jesús en todo momento y la responsabilidad que tenemos ante cada uno de nuestros actos. Roguémosle que nos conceda la valentía suficiente para obrar como el nos lo pide y no alejarnos nunca más de Él. Amén.