LA TRATA: UNA LLAGA EN EL CUERPO DE LA HUMANIDAD.

Ciudad de México, 30 Julio 2019

Prot. 106/2019

“La trata es una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea”: así tituló el Papa Francisco su discurso a los participantes en la Conferencia Internacional sobre la trata de seres humanos, el 11 de abril de 2019. En efecto, la trata de personas es un delito de lesa humanidad que ocupa el segundo lugar en la lista de crímenes transnacionales, situado después del tráfico de drogas y armas, aunque las estimaciones señalan que en la presente década, la trata de personas va a ocupar el primer lugar por las increíbles ganancias y los beneficios económicos que reporta. La trata potencia las violaciones a los derechos humanos, de género, desempleo, pobreza y discriminación.

La trata de personas tiene muchos rostros y formas: la prostitución, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud como la mendicidad, la servidumbre o la extracción de órganos; la utilización de personas menores de 18 años en actividades delictivas, o su adopción ilegal; el matrimonio forzoso o servil, entre otros. 30 % de las víctimas de la trata son niños, un 70 % son mujeres y niñas, y alrededor del 90% de todos los casos tiene por fin la explotación sexual femenina, privándolas de su identidad y dignidad.

Los tratantes son personas sin escrúpulos que pueden vivir muy cerca, conocidos o desconocidos, amigos y hasta familiares, siempre van a aprovechar la situación de vulnerabilidad de las aspiraciones económicas, emocionales, familiares o sociales de sus víctimas para lograr “engancharlas”. Utilizan el engaño y la manipulación aparentando amabilidad, ofrecen regalos, dinero, viajes o buenísimas oportunidades de empleo, o también empleando métodos como el sometimiento con violencia o el rapto.

A medida que internet y otras tecnologías ayudan a difuminar la línea entre la pornografía y la degradación sexual, “lo que queda claro es que la mayoría han sido víctimas del tráfico sexual”, 8 o 10 minutos de charla son suficientes para que un delincuente haga que un niño o adolescente se desnude frente a su computadora. En la industria de la pornografía, mujeres y  niños son obligados a trabajar sexualmente y obligados a participar en actos cada vez más violentos. Cuando se filman, los traficantes pueden usar las imágenes para evitar que las víctimas abandonen la industria. Esta industria pornográfica con fines de lucro genera anualmente 13.000 millones de dólares. Según Jason Adkins, director ejecutivo de la Conferencia Católica de Minnesota, quien ayudó a redactar la ley que vincula a la pornografía con el tráfico sexual, nos deja este mensaje “cuando usas pornografía estás fomentando el comercio sexual”.

Con la ratificación del Protocolo de Palermo, el Estado mexicano se comprometió ante la comunidad internacional a combatir la trata de personas y desarrollar respuestas conjuntas en materia de prevención, protección y procesamiento. Sin embargo, faltan acciones efectivas, que requieren de la colaboración y la coordinación de la sociedad civil, las Iglesias, el sector empresarial y los medios de comunicación.

Existen movimientos eclesiales que combaten la trata de personas, como Talitha Kum, red mundial contra la trata de personas formalizada en 2009 en la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), con una Mística por la defensa de la vida y la dignidad humana que afirma el rol profético de la Vida Consagrada, quien siempre ha estado al lado de las personas más vulnerables y empobrecidas.

A principios de 2015, el Papa Francisco dedicó su mensaje anual para la Jornada Mundial de la Paz a la lucha contra la trata de personas: «Estamos frente a un fenómeno mundial que sobrepasa las competencias de una sola comunidad o nación» y, por lo tanto, «se necesita una movilización y articulación de dimensión comparable a la del mismo fenómeno».

Nuestra identidad como Iglesia nos impulsa a ser signo profético del Reino, y nos hace un llamado a comprender las causas de este fenómeno en constante evolución y cómo opera para poder intervenir. No podemos mantenernos indiferentes ante esta “llaga” que supura y daña el cuerpo de la humanidad y de la Iglesia.

No podemos aceptar la explotación, no podemos acostumbrarnos al sufrimiento. ¡Denunciemos la explotación! Porque mientras la trata de personas permanezca oculta, los traficantes continuarán actuando impunemente. ¡Denunciemos la corrupción y la complicidad! Contribuyamos también a la conversión y a la rehabilitación de quienes son responsables de la trata de personas y quienes se benefician de ello.

Oremos en este día por quienes sufren esta explotación que clama al cielo y preguntémonos: ¿Qué puedo hacer yo? , ¿qué me toca hacer a mí? Dios y la Santísima Virgen María acompañarán nuestros esfuerzos.

+Rogelio cabrera López 

Obispo de Monterrey y

Presidente de la CEM

+José Guadalupe Torres Campos

Obispo de Cd. Juárez y

Responsable de Movilidad Humana

+Alfonso Miranda G. Guardiola

Obispo Auxiliar de Monterrey

y Secretario General de la CEM