Fiesta en la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano

Soriano, Colón, Qro., 23 de septiembre de 2012

El Sr. Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez celebró la Eucaristía en la Plaza de la Coronación de la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, acompañado por el Rector de la Basílica Pbro. Rogelio Cano, el Pbro. Sacramento Reséndiz Álvarez, y el Pbro. Rogaciano Banda, ambos confesores de la Casa de la Virgen Dolorosa. Más de diez mil fieles y devotos de la Virgen, Madre, Reina y Señora, la visitaron durante la fiesta y más de cinco mil de ellos unidos al IX Obispo de Querétaro, en oración encomendaron a sus enfermos, las familias y la paz de México, a la intercesión de la Santísima Virgen y participaron del banquete de los hijos de Dios en la Santa Eucaristía.

La Iglesia conformada por todos los creyentes se expresó en toda su plenitud de vida formando una asamblea festiva unida a sus sacerdotes y el obispo diocesano. Ancianos, adultos, jóvenes y niños, enfermos y sanos, más de dos mil obreros de la Ciudad de Querétaro, peregrinaron desde el día anterior rumbó a la Basílica, más de tres mil peregrinos provenientes de la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo. Y muchos fieles que desde las comunidades queretanas llegan a la “fiesta chica de la Virgen de los Dolores de Soriano”. Todos  acamaron a la Virgen diciendo: “Oh Madre Dolorosa, oh Virgen de Soriano. Desde hoy y para siempre, por Reina te juramos, humildes imploramos, tu gracia y tu favor”.

Mons. Faustino dio la bienvenida a los peregrinos a esta celebración de la Santísima Virgen entre nosotros, como patrona de la Diócesis y como luz para las familias y para cada uno. Recordó que la meta y fin de todo peregrinar es el encuentro con Cristo. «María es pues camino seguro para encontrarnos con Cristo. Todos estamos llamados a trabajar por nuestra salvación en nuestras vidas de peregrinos». «Nadie puede prescindir de Dios».

«La Palabra de Dios es el alimento del peregrino». Advirtió la importancia de la reconciliación para que limpios de corazón podamos descubrir la presencia de Dios en quienes nos rodean. Tomar las actitudes de María como el servicio al prójimo.