Fiesta de la Parroquia de Santiago Apóstol en la Ciudad Episcopal

En el día de su cumpleaños, el 23 de julio, el Sr. Obispo Don Faustino Armendáriz Jiménez participó con los fieles en el octavo día de la novena dedicada al apóstol Santiago en la parroquia que lleva su nombre en la Ciudad Episcopal. Le recibió el señor cura Pbro. Gustavo Sanmartín Villegas y una decena de sacerdotes y religiosos pertenecientes a este decanato.

“Nos unimos a las intenciones de esta comunidad en el novenario por su fiesta patronal y en este día la intención es pedir por todos los sacerdotes de nuestra Diócesis y por su santificación”, así inició Mons. Armendáriz la celebración. Agradeció las oraciones realizadas por su persona en este día en que Dios le concede un día más de vida.

En la homilía partió de la Palabra de Dios que nos enseña lo que el Señor quiere que valoremos, ciertamente son muchos los milagros que Jesús realizó en su ministerio público, pero es en uno en el quiere que centremos nuestra atención, en el que se compara con Jonás, que después de haber estado como sepultado por tres días en el vientre de una ballena, posteriormente realiza su misión de anuncio de la vida como Yavhé se lo pedía. Así también el hijo del hombre, tres días en el sepulcro y después de vivir esta experiencia de la muerte, el Señor resucita para darnos vida y para marcarnos el camino.

El hombre de hoy es muy dado a pedir milagros, mas el milagro de referencia es el de la Resurrección, morir para vivir. El destino de todo cristiano, de todos los creyentes, vivir el camino de la muerte a todo aquello que no es de Dios, vivir una vida nueva, generar vida cuando anunciamos a Jesucristo.

El Apóstol Santiago, un discípulo que tuvo el privilegio de vivir dos grandes prodigios, dos grandes experiencias como lo fue la Transfiguración del Señor en el que después de contemplar la gloria de Dios, bajaron y fueron enviados a evangelizar. La otra experiencia, fue dolorosa, en Getsemaní, dolorosa pero con intención y un motivo de producir vida porque esto es el misterio pascual de Cristo. Pasión, muerte y resurrección.

El señor obispo destacó: “Los apóstoles desde allí aprendieron el camino a seguir, y creo que si nosotros nos sumamos a ese ejercito de apóstoles, de discípulos que la Iglesia necesita hoy, ese es el camino y no hay otro”.

Compartir los prodigios de Dios y hacerlos en carne propia, en la vida personal de tal forma que ese caminar de la muerte a la vida se de en nosotros, tan fácil como querer y ponernos en las manos de Dios para recorrer permanentemente ese proceso de conversión para que el Señor haga un gran prodigio en nosotros, convertir nuestros corazones. Y vivir la experiencia del amor de Dios como todo apóstol y ser discípulo de Jesús.

El discípulo comparte lo que está viviendo, asume el estilo de vida del Maestro, la tarea para todos es la misma y debemos asumirla por la responsabilidad bautismal que todos tuvimos el privilegio de tener.

La Iglesia cuando tiene la oportunidad de celebrar a un santo como Santiago Apóstol contempla el milagro maravilloso que Cristo hizo en su corazón, de tal manera que fue incluso el primero de los doce discípulos de Cristo que derramó su sangre por el Maestro. Esos son los prodigios de Dios.

«El ideal de todo cristiano es Cristo, verle y contemplarle en la otra vida no se improvisa, preparemos el día de nuestra resurrección», dijo el Pastor Diocesano, antes de concluir la homilía diciendo: «Que el apóstol Santiago interceda por todos nosotros».

Terminada la Santa Misa los presentes unieron sus voces para cantar «Las Mañanitas», felicitando al señor obispo por su cumpleaños y muchos fueron los que personalmente le felicitaron.

 

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