DISCURSO EN LA PRESENTACIÓN DEL ALTAR DE DOLORES

Palacio municipal, Madero  81 Pte., Esq. con Guerrero, Centro Histórico, Querétaro, Qro., 07 de abril de 2017.

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Hermanos y hermanas todos en el Señor

  1. Como es ya una tradición en esta ciudad, esta mañana de viernes nos reunimos para la presentación de este altar en honor de Nuestra Señora de los Dolores. Sin embargo, es muy conveniente que nos preguntemos: ¿Cuál es su significado? ¿Que nos enseña? ¿Que pretendemos con esto?
  1. Lo hacemos buscando cultivar las costumbres y tradiciones que enriquecen la cultura y fortalecen la fe y el amor  a la Santísima Virgen María, modelo de Mujer y Madre y bajo cuyo amparo nos acogemos quienes la reconocemos como Madre y Abogada nuestra.
  1. Los usos y costumbres que entretejen la cultura de nuestro pueblo queretano afortunadamente desde que fue fundada nuestra ciudad en el s. XVI, han encontrado en el cristianismo el camino más genuino para favorecer el crecimiento de las personas, llevándoles a formar una sociedad de principios y valores humanos, religiosos, cívicos y sociales, donde la persona ocupa el centro de todo su ser y quehacer. Desafortunadamente, el Secularismo y otras formas de vida, poco a poco van dando cabida a ideologías que nublan la visión del hombre mismo, induciéndole a instrumentalizase, esclavizarse y hundirse cada vez más en una visión reduccionista de lo que su naturaleza y vocación le llaman a ser. Es muy triste como las sociedades modernas con el afán de sobreponer el adjetivo de “moderno”, pretenden relativizar los valores universales como la verdad, la bondad y la belleza, sumiendo el pensamiento de hombre en una visón subjetivista y pobre. La ausencia de estos valores cristianos no sólo ha llevado al hombre a perder de vista la dimensión trascendente de la realidad, viviendo en la práctica como si Dios no existiera, sino también a un creciente desencanto social y a una ausencia de ideales personales. Si la verdadera cultura es la que expresa los valores universales de la persona, ¿qué puede proyectar más luz sobre la realidad del hombre, sobre su dignidad y razón de ser, sobre su libertad y destino que el Evangelio de Cristo?» (cf. Juan Pablo II, Discurso inaugural, Santo Domingo, 12/10/1992, 21).
  1. El Papa Francisco nos enseña que “En la piedad popular, por ser fruto del Evangelio inculturado, subyace una fuerza activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: sería desconocer la obra del Espíritu Santo. Más bien estamos llamados a alentarla y fortalecerla para profundizar el proceso de inculturación que es una realidad nunca acabada. Las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización” (EG, 126).
  1. La imagen de la Virgen Dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos. Algunos te dirán que Dios no es bueno porque permite el dolor y el sufrimiento en las personas. El sufrimiento humano es parte de la naturaleza del hombre, es algo inevitable en la vida, y Jesús nos ha enseñado, con su propio sufrimiento, que el dolor tiene valor de salvación. Lo importante es el sentido que nosotros le demos. Debemos ser fuertes ante el dolor y ofrecerlo a Dios por la salvación de las almas. De este modo podremos convertir el sufrimiento en sacrificio. Esto nos ayudará a amar más a Dios y, además, llevaremos a muchas almas al Cielo, uniendo nuestro sacrificio al de Cristo.
  1. Así, María nos enseña que los cristianos también debemos estar en este mundo, muchas veces insolidario y egoísta, con toda la carga de sufrimiento que esto genera, compartiendo los dolores de los demás, como decía san Pablo: « Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo» (Ga 6,2). Es verdad que, con frecuencia, es a nosotros a quienes nos toca atravesar la oscura senda del sufrimiento, pero eso no nos exime de la compasión. Siempre habrá a nuestro lado otros “cristos”, otros hermanos, esperando no sólo nuestra ayuda material sino sobre todo el consuelo de nuestro amor.
  1. Es nuestro deseo que todos aquellos quienes al contemplar esta estampa de dolor y de piedad, aprendan a contemplar que el dolor y el sufrimiento es más llevadero cuando se une a la cruz de Cristo “Nuestra única esperanza”.
  1. Valoramos todas estas incitativas que el municipio, en coordinación con Delegación del centro histórico, se promueven. Felicidades a los responsables y diseñadores.
  1. Que María la Santísima Virgen Dolorosa, les acoja y les permita llorar con ella todos sus dolores, penas y sufrimientos. Así sea.

+ Faustino Armendáriz Jiménez

Obispo de Querétaro