Circular Nº7: Sobre el Culto Eucarístico y el Año Sacerdotal

CIRCULAR Nº 7/2009/

 

Anexo de la Circular: Jubileo Eucarístico Circulante de las 40 horas, año 2009

A los hermanos Presbíteros de la Diócesis de Querétaro:

Salud, paz y bendición en el Señor Jesucristo.

1.   Introducción.

El Año Sacerdotal que el santo Padre Benedicto XVI promulgará el próximo día 19 del presente mes de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y de la Jornada Mundial de Oración para la santificación de los sacerdotes, con ocasión del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney santo párroco de Ars, será un año de grande provecho espiritual tanto para los sacerdotes de todo el mundo como para “los fieles que aman a sus sacerdotes y los quieren ver felices, santos y llenos de alegría en el desempeño de su quehacer apostólico”, nos dice el cardenal Claudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en su carta del 26 de mayo de 2009; y añade: “Debe ser un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros. En el referido contexto, la Eucaristía se presenta como el centro de la espiritualidad sacerdotal”. El florecimiento del culto eucarístico es signo inequívoco de la renovación de la Iglesia, sobre todo de los sacerdotes, quienes, obedientes al mandato del Señor, celebran el Memorial de su pasión hasta su retorno glorioso.

2. Lo que debemos recordar.

Sabemos perfectamente que “la celebración de la Eucaristía es el centro de toda la vida cristiana, tanto para la Iglesia universal como para las asambleas locales de la misma Iglesia”; y que Cristo, el Señor, “se inmola en el mismo sacrificio de la misa cuando comienza a estar sacramentalmente presente como alimento espiritual de los fieles bajo las especies de pan y vino, también, una vez ofrecido el sacrificio, mientras la Eucaristía se conserva en las iglesias y oratorios, es verdaderamente Emmanuel, es decir, Dios con nosotros; pues día y noche está en medio de nosotros, habita en nosotros lleno de gracia y de verdad” (Comunión y culto eucarístico, 1.2) y el culto que se le tributa es el de latría o adoración, como a Dios verdadero, según la costumbre tradicional de la Iglesia. Sin duda que el culto que se rinde a Cristo en la exposición, adoración y bendición con el Santísimo Sacramento del Altar, es de grande provecho espiritual para quien lo realiza con fe y con amor, en espíritu y en verdad. En el Ritual de la sagrada comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la misa, promulgado el 21 de junio de 1973, vienen indicadas las diversas formas posibles de organizar estos actos litúrgicos.

3. Lo que ahora debemos saber.

El Decreto de la Penitenciaría Apostólica para lucrar la indulgencia del Año Sacerdotal establece lo siguiente: “A los sacerdotes arrepentidos de corazón, que recen cualquier día las laudes y vísperas ante el Santísimo Sacramento expuesto a la adoración pública o en el sagrario y se ofrezcan a la celebración de los sacramentos, sobre todo de la Confesión, se concederá indulgencia plenaria aplicable a los hermanos en el sacerdocio difuntos como sufragio, si en conformidad con las disposiciones vigentes se confesarán sacramentalmente, comulgarán y rezarán por las intenciones del Pontífice”.

Además, “a los fieles cristianos, arrepentidos de corazón que, en la iglesia o en el oratorio asistan a la Santa Misa y ofrezcan por los sacerdotes oraciones a Jesucristo sumo y eterno Sacerdote y cualquier obra buena cumplida se les concede indulgencia plenaria, siempre que se hayan confesado sacramentalmente y recen por las intenciones del Papa los días en que se abre y se clausura el Año Sacerdotal, en el día del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Vianney (4 de agosto de 2009), los primeros jueves del mes o cualquier otro día establecido por los ordinarios (los Obispos) de los lugares para la utilidad de los fieles”.

En virtud de esta facultad concedida, establezco lo siguiente: Puede ganarse la indulgencia plenaria, observadas las condiciones mandadas, también durante las Horas Santas sacerdotales con exposición, adoración y bendición con el Santísimo Sacramento, que se celebren en las parroquias u oratorios de la Diócesis; lo mismo durante el Jubileo circular llamado de las Cuarenta Horas o Exposición continua del Santísimo Sacramento, que debe celebrarse cada año en todas las parroquias, de acuerdo a las fechas escogidas por los señores párrocos según la lista que nos ofrece la Adoración Nocturna Mexicana y que se adjunta a esta  carta circular (Ver anexo).

4. Lo que hay que procurar.

Debemos tener siempre presente en nuestra vida sacerdotal y enseñar a los fieles que tanto la devoción privada como pública a la santísima Eucaristía, aun fuera de la misa, es fuente inagotable de santificación, pues allí se hace presente el mismo autor de la salvación, Jesucristo nuestro Señor, sin olvidar que “esta presencia proviene del sacrificio y se ordena al mismo tiempo a la comunión sacramental y espiritual” (Comunión y culto eucarístico, 80). Los fieles, “permaneciendo en adoración ante Cristo, el Señor, disfrutan de su trato íntimo, le abren su corazón por sí mismos y por todos los suyos y ruegan por la paz y la salvación del mundo. Ofreciendo con Cristo toda su vida al Padre en el Espíritu Santo sacan de este trato admirable un aumento de su fe, su esperanza y su caridad” (Ibid. 80) y “los pastores, en este punto, vayan delante con su ejemplo”, procurando “prolongar por medio de la oración ante Cristo, el Señor, presente en este Sacramento, la unión con él conseguida en la comunión y renovar la alianza que los impulsa a mantener en sus costumbres y en su vida lo que han recibido en la celebración eucarística por la fe y el Sacramento” (Ibid. 81). Los altares, sagrarios, custodias, vasos sagrados y ornamentos, así como las capillas dedicadas tanto a la reserva como a la adoración del Santísimo Sacramento, deberán no sólo cumplir con las normas litúrgicas sino ser lo más dignas posibles.

5. Conclusión.

Sin duda alguna, hermanos presbíteros, que este Año Sacerdotal será ocasión propicia para afianzar nuestra vocación y entusiasmarnos a continuar en el servicio alegre y generoso al pueblo santo de Dios que, como dice el cardenal C. Hummes, es importante “no sólo por el aspecto religioso dentro de la Iglesia”, sino también “por su grandísima labor en la sociedad, porque (el sacerdote) promueve los grandes valores humanos, está muy cerca de los pobres con la solidaridad y la atención a los derechos humanos”.

Que el glorioso Párroco de Ars, San Juan Bautista María Vianney, interceda por nosotros para que seamos, a ejemplo suyo, imitadores de Cristo el Buen Pastor y los fieles, apreciando cada vez más este apostolado, den gloria al Padre y bendiga a nuestra  diócesis con abundantes vocaciones al sacerdocio. La Virgen santísima, la Madre de nuestro sumo y eterno Sacerdote, nos hará sentir una vez más durante este Año Sacerdotal su maternal protección. Los saluda y bendice,

  Santiago de Querétaro, Qro., 15 de junio de 2009

† Mario de Gasperín Gasperín
Obispo de Querétaro
 
Hna. Lic. Ana Isabel Romero Ugalde, mjh
Secretaria Canciller