CELEBRACIÓN VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR. Santa Iglesia Catedral.

Santa Iglesia Catedral, ciudad episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., 14 de abril de 2017.

En la Santa Iglesia Catedral,  la tarde del día 14 de Abril de 2017, el pueblo de Dios se congrego para   participar en la Celebración de Viernes Santo de  la Pasión del Señor, que consta de tres partes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz  y Sagrada Comunión.  Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidió, esta celebración Litúrgica.  Cabe destacar que en este día y el día siguiente (Sábado Santo)  la iglesia omite por completo  la celebración de  los sacramentos, excepto el de la Penitencia  y el de la Unción de los enfermos. En su homilía Mons. Faustino Expresó:

Hermanos y hermanas todos en el Señor:

Quizá lo más conveniente y oportuno en este momento sería que cada uno guardase un momento de silencio y con la mirada puesta en Dios dijese:

Gracias, Señor por tanto amor.

Gracias, Señor,  porque tu misericordia supera tu fama (cf. Sal 137).

Gracias, Señor, porque sin importarte la gloria y el honor de ser “el Hijo”, has soportado los insultos y salivazos (cf. Mt 27,27-31).

Gracias, Señor, porque desfigurado sin gracia ni belleza, has vuelto a dibujar en mi rostro la imagen que el Padre me ha dado. Y que por mis pecados he ido borrando poco a poco en mi vida (cf. Is 53, 2).

Gracias, Señor, porque tenido por un leproso nos has purificado con el agua y la sangre que ha brotado de tu costado herido y traspasado (cf. Is 53,2; Jn 19,34).

Gracias, Señor,  porque al ser castigado como el peor de los delincuentes, has reconciliado mi vida con la del Padre celestial y me has devuelto la paz (cf. Is 53,2).

Gracias, Señor, porque por tus llagas hemos sido curados de nuestras ulceras espirituales  que poco a poco nos han ido  excluyendo de la sociedad y de la comunidad. Hundiéndonos en un egoísmo desacerbado (cf. Is 53,2).

Gracias, Señor, porque al entregarte como oveja ante el esquilador, quisiste que cada uno de nosotros tu rebaño, estuviésemos a salvo (cf. Is 53,7).

Gracias, Señor, porque por los delitos de  pueblo, te hirieron de muerte y siendo el justo, te dieron sepultura entre los muertos (cf. Is 53,8).

Gracias, Señor, porque con tus sufrimientos, me has justificado (cf. Is 53, 11b).

Gracias, Señor, porque obedeciendo te convertiste en la causa de salvación eterna de mi salvación (cf. Hb 5, 9).

Gracias, Señor, porque sin importar tu orfandad, en el momento más desolado de tu vida, me has entregado a María como Madre (cf. Jn 19, 25-27).

Gracias, Señor, porque tú teniendo sed, me has dado el agua y la sangre de tu costado abierto para que yo beba de ellos, como la fuente de la vida (cf. Jn 19, 28).

Gracias, Señor, porque al entregar el Espíritu, me has dado vida eterna (cf. Jn 19, 30).

Gracias, Señor, porque al ser colocado en un sepulcro ajeno, me has dado un lugar en el Reino de los cielos (cf. Jn 19, 41).

Gracias, Señor, por tanto amor. Amén”.

Al término de la celebración Mons. Faustino, como  lo marcan las rúbricas para este día, no impartió la bendición y todos haciendo una genuflexión a la Cruz, se retiraron  en silencio, pues tampoco se entonó canto al final de la celebración, asi mismo los ministros procedieron a  desnudar el altar.