36 ANIV. DE ERECCIÓN DE LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, MACONÍ CADEREYTA, QRO.

23 de septiembre… pero del año 1984 Hace 36 años
ERECCIÓN de la Parroquia de NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, Maconí, Cadereyta, Querétaro
Pbro. Francisco F. Gavidia Arteaga.
Las últimas estribaciones de las montañas de El Doctor, al norte del estado de Querétaro, forman una tortuosa cañada en cuyo fondo se asienta un risueño caserío, se llama MACONÍ, Maconí es una pequeña y hermosa población minera de la sierra queretana, resguardada por elevadas montañas pelonas de cuyas entrañas han sido extraídos oro, plata, cobre, plomo y cinc, con diferentes fines, tanto rituales como comerciales, desde la época prehispánica hasta la actualidad. MACONÍ es un verdadero oasis en medio de las abruptas montañas que lo circundan.
MACONÍ, de MACÓN, nombre de una barranca y a un árbol que se llama CONÍ. En voz otomí significa “ARROYO DEL CONÍ”, Barranca de un árbol.
MACONÍ, se llamaba antiguamente San Buenaventura de Maconí, por haberse fundado bajo la protección del Doctor Seráfico San Buenaventura; pero trasladándose después la cabecera al Real y Minas de San Antonio, se comenzó a añadir a este último lugar las palabras “Del Doctor”. Hoy san Antonio es conocido solamente como por “El Doctor” y a san Buenaventura se le llama hasta la fecha únicamente MACONÍ-
Existe la versión que MACONI, fue descubierto hasta el año de 1635 por D. Alonso Fernández de Tovar y Guzmán, hijo de D. Juan Fernández de Tovar y Guzmán, fundador de Huichapan, de cuyo suceso dio noticia de forma oficial en 1638 al Virrey D. Lope Díaz de Armendáriz, Marqués de Cadereyta. Esta fecha es reconocida como la oficial de la fundación de MACONÍ
El Evangelio llegó a los pobladores de esta región, gracias en primer lugar al incansable trabajo de los frailes franciscanos; el padre Esteban Arroyo en su libro “Las misiones dominicas de la Sierra Gorda de Querétaro” nos dice apoyado en el historiador franciscano Lino Gómez Cañedo, en el año de 1617, Fray Juan Bautista de Mollinedo, guardián de Xichú, entró en Cerro Gordo donde estableció varias misiones: la de san Juan Tetla declarándola cabecera municipal de los siguientes puestos y visitas: San Buenaventura de Maconí, Las Ranas, el Palmar Massatipa, Sisicatla, la cañada de chicubite, el río Juchitlán, dejando como misioneros que atendieran esta misiones, al parecer poco tiempo después habían sido abandonadas.
No obstante, el nuevo comisario, fray Buenaventura de Salinas y Córdova trató de reanimar las misiones de San Juan Tetla y uno en Las Alpujarras. El custodio de Río Verde, Fray Manuel Álvarez, levantó una Capilla en Maconí antes de 1668, Capilla que posteriormente quedó en poder de los franciscanos de la Provincia Santo Evangelio de México por estar dentro de los términos de Tecozautla y de Cadereyta. Jerónimo de la Labra, protector general de los indios chichimecas de Cerro Gordo y sus contornos, en el año de 1682 hizo una tentativa de acrecentamiento de las actividades misioneras con dos religiosos que le proporciono la Provincia Santo Evangelio los padres Fray Francisco de Aguirre y Nicolás de Ochoa. Se encontraba, el 4 de noviembre de 1682, en la Nueva Misión y Real de san Buenaventura de Maconí. Tenía ya fabricada una iglesia de piedra, si bien con techo de jacal. El retablo ostentaba un San Buenaventura, de pincel. Dio Labra posesión de este punto misional a los franciscanos, dejando allí al padre Aguirre. Siguió con el padre Ochoa al lugar llamado “Las Ranas”
Todas las Iglesia que habían sido fabricadas por Labra fueron hechas de jacal, y casi todas con campana… sin embargo, también tuvieron una vida efímera. Quizá porque los procedimientos que emplearon no fueron eficaces. Los misioneros franciscanos sin dar explicación a las autoridades de la Nueva España, abandonaron el 4 de abril de 1684 definitivamente las misiones de Maconí, Las Ranas, Daconí , San Juan Tetla, La Nopalera, Santiago el Palmar y San José del Llano, a las que solían acudir una mil personas. Helena de la Fuente, ya viuda de Jerónimo de la Labra, regresa a Maconí habiendo obtenido del Virrey que le enviara un religioso dominico.
El 14 de mayo de 1685 por Real Cédula se encomendó a FRAY FELIPE GALINDO Y A LOS RELIGIOSOS DE LA ORDEN DE SANTO DOMINGO, se encargarán de las misiones de la Sierra Gorda, en 1689 o 1690 ya se habían hecho cargo los Dominicos de la Misión de MACONÍ.
En 1690 al tomar posesión de MACONÍ los padres predicadores, siendo el R. P. Fray Felipe Galindo el fundador de esta misión, a él debemos atribuir el haber llevado la devota Imagen de Nuestra Señora de los Dolores y le da a esa misión el nombre de MISIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES. Los Padres de la Orden de los Predicadores sufrieron mucho, sobre todo persecuciones de los militares y hacendados; tenían verdadero espíritu misionero. Su obra por la PROMOCIÓN DE LOS INDÍGENAS FUE GRANDE.
La estancia de los Misioneros Dominicos en Maconí no pudo ser antes de 1689 ni después de 1693, y para hacer esta afirmación nos basamos en las Actas de los Capítulos celebrados en la Ciudad de México en los mencionados años. La Misión de Maconí no aparece para nada en las Actas, ni en las de 1689, ni en las de 1693, lo cual nos prueba evidentemente que la estancia de los dominicos en Maconí fue muy corta – quizá dos años – y precisamente en el intermedio de los mencionados Capítulos, por los que ninguno de ellos hace mención de ella; en 1689 porque todavía no la teníamos, y en 1693 porque ya la habíamos dejado.
Los chichimecas jonaces se congregaban y se dispersaban al menor contratiempo con los españoles. Bien podemos suponer que tuvieron algún disgusto y en venganza destruyeron la Iglesia dejando la Imagen de la Virgen entre los escombros, huyendo luego a la Sierra por temor a la represalia de los soldados de frontera. Los dominicos salieron de Maconí hacia el año de 1692, la imagen de la Virgen de los Dolores estuvo entre los escombros desde esa fecha hasta el año de 1706 en que fue encontrada, si hemos de dar fe que había permanecido catorce años entre las ruinas de la Iglesia.
En el año de 1748, JOSÉ DE ESCANDÓN Y HELGUERA libró la batalla definitiva contra los chichimecas, en la cual logró su derrota absoluta y casi total exterminio. Esta batalla se conoce en la historia como la BATALLA DE LA MEDIA LUNA, se puede decirse que terminó el estado de guerra e insumisión de las tribus indígenas que poblaban la mayor parte del territorio de Querétaro.
Una vez establecido el orden en esas lejanas serranías comenzaron nuevamente a poblarse las regiones de MACONI y el real y Minas de San Antonio de El Doctor, debido en gran parte al auge de la mina de San Juan Nepomuceno. No podía faltar la presencia de los heroicos misioneros, en aquellos lugares hasta donde llagaban las milicias españolas, volvían a levantar sobre las cenizas de los antiguos templos. Se sabe que la Iglesia de El Doctor, fue dedicada el 24 de septiembre de 1769 y erigida parroquia el 6 de abril de 1774, es claro que desde entonces comenzó a ser atendida más eficazmente en lo espiritual, Maconí se convirtió en paso obligado de El Doctor Convento Franciscano de Pachuca.
No sabemos si la falta de seguridad de esos parajes, mayormente después de los sucesos referidos, o también al auge de otras poblaciones, hizo que Maconí perdiera su preponderancia como cabecera de las misiones de la Sierra Gorda, de modo que en este período de reconquista no se veía allí más que las ruinas de su Iglesia, olvidadas y desiertas y que, como vimos ocultaron y protegieron providencialmente la Imagen de Nuestra Señora. Al ser erigida el real y Minas de San Antonio de El Doctor parroquia despertó a Maconí que recordaba su historia y se reconstruyen las paredes del templo actual con techo. Seguramente de jacal como en la primera misión. Las fachadas que se hallan en los muros exteriores de la iglesia dan testimonio de esta prisa por alcanzar el Doctor y llevarse el título de parroquia.
Mientras tanto la mina de San Juan Nepomuceno era de las más aventajadas de la República, en la producción de plata. El Doctor fue Diputación de minería y en los patios de Maconí se hacía el beneficio de la plata, gracias al agua abundante y los chiflones. Fueron tiempos de riqueza, en que Maconí participa de la prosperidad del Doctor.
Se multiplicaron en Maconí las haciendas españolas. El interés de las minas que se despertó a principios del siglo XX hizo llegar a Maconí muchos extranjeros franceses, ingleses, americanos e italianos. Maconí empezó en 1900 con buen entusiasmo, pero nadie pensó en reconstruir la Iglesia que venía asistida desde el Doctor por sus párrocos. La revolución detuvo el proceso minero. Se techo de nuevo la Iglesia. Alrededor de 1970 se despierta de nuevo la capacidad minera de Maconí; para muchos es el comienzo de una etapa de prosperidad.
Así pasaron los años, pasaron los siglos, de 1774 a 1974, 200 años de ser jurisdicción de la parroquia de El Doctor. El padre Francisco Botey Vallés conoció la zona de Maconí, en el año de 1971 realizando varios campos de misión con novicios escolapios de los cuales era el Maestro formador. Volvió a la zona a vivir, el 27 de abril de 1974 el Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián, con el fin de promover mejor la pastoral diocesana, crea la Vicaria Fija de Maconí, nombrando al padre el padre Francisco Botey Vallés de la Orden de Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías (Escolapios) Vicario de esta Vicaria.
En 1976 la Virgen que presidió el nacimiento del pueblo de Maconí regresa para estar presente en todos los acontecimientos de sus vidas en una hermosa copia que obsequio el Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián. El 18 de septiembre de 1979, Excmo. Sr. Toriz de su consentimiento para que la Orden erija una casa formada en el poblado de Chinillal, poblado que está dentro de la jurisdicción de la Vicaría Fija de Maconí, en la que ya existía una comunidad de religiosos de la misma orden.
Trabajando el padre Francisco Botey, en la misión de Chinillal, Maconí busco por mucho tiempo erigir en Parroquia la Vicaria Fija de Maconí. El 5 de mayo de 1984, se firma el convenio entre la Diócesis de Querétaro, representada por el Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián y la Orden de Clérigos regulares de la Escuelas Pías, Viceprovincia de México, representada por su Superior Viceprovincial M. R. P. José Almirall Andreu, para la administración de lo que sería la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
El convenio se firmo para que fuera válido por 20 años, desde la fecha de erección, acordando que los prorrogables de acuerdo por ambas partes, y si al término de los veinte años no hubiera objeción por ninguna de las dos partes, se considerará prorrogado o se prorrogará de acuerdo con lo que determinasen las dos partes.
En estas condiciones el 23 de septiembre de 1984 el Excmo. Sr. D. Alfonso Toriz Cobián erige la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en el pueblo de Maconí, nombrando primer párroco al Padre Francisco Botey Vallés.
El 14 de abril de 1996, en un accidente automovilístico murió el padre Botey como muere un misionero: a la mitad del camino, en la soledad de la sierra, con mil proyectos por realizar. El 15 de septiembre de 1996 toma posesión como nuevo párroco el padre José Segales Mirelles, Sch. P. El 5 de julio de 1999 es nombrado nuevo párroco el padre Aarón Cahuantzi Bello.
En el año 2001, sin dar explicación a la gente, a cuatro años de cumplirse el convenio de ser administrada y atendida, por ellos entregaron la parroquia al Excmo. Sr. Obispo D. Mario de Gasperin Gasperin. El Sr. Obispo tuvo a bien nombrar un sacerdote de la Diócesis. El 13 de octubre del año 2001 en medio de mucha alegría Mons. Salvador Espinosa Medina, Vicario General de la Diócesis, le entregó la parroquia al joven sacerdote Martín Mondragón Delgado.
Desde octubre de 2001 han sido nombrados párrocos los siguientes sacerdotes de la Diócesis de Querétaro:
Pbro. Martín Mondragón Delgado, Pbro. Felipe García Mejía, Pbro. Víctor Manuel Valdez Guevara, Pbro. Silverio Soto Rojas, Pbro. Ricardo Vargas Vázquez, Pbro. Eugenio López Magaña, Pbro. Alejandro Sánchez Ruíz, y a partir del día 03 de junio de 2019 el Pbro. César Rodríguez Pérez.