300 Años del natalicio de Fray Junípero Serra y Ordenación de Diáconos

(CODIPACSQRO) En la Parroquia de Santiago en Jalpan de Serra, el lunes 25 de noviembre, el Excmo. Sr. Obispo D. Faustino Armendáriz Jiménez celebró la santa Misa en conmemoración por el 300 Aniversario del natalicio del Beato Fray Junípero Serra y ordenó a cuatro diáconos para el servicio de la Iglesia diocesana.

Monseñor Faustino, ante un gran número fieles que se hizo presente para esta celebración, inició su homilía diciendo: «¡Cantemos la grandeza del Señor y bendigámoslo! (cf. Sal 95). Con estas palabras tomadas del salmo 95 que la liturgia de la palabra nos ofrece en esta celebración, les saludo a todos ustedes y les invito a alegrarse, pues el Señor ha estado grande con nosotros al permitirnos llegar a conocer el tesoro de la fe, mediante la predicación ejemplar de numerosos hombres y mujeres, discípulos misioneros en estas tierras de la serranía. Pues su testimonio de fe, no sólo trasciende hasta nuestros días en la belleza arquitectónica de  los templos que él tuteló, sino principalmente en el conocimiento de Jesucristo y de la fe católica en el corazón de numerosos fieles. Les acojo y les saludo a cada uno de ustedes por unirse a esta celebración jubilar por los 300 años del nacimiento de nuestro padre en la fe, el Beato fray Junípero Serra, OFM. Saludo cordialmente al Sr. Cura el Pbro. Fidencio Servín León. Me alegra que estén presentes algunos los hermanos franciscanos de quien fue hermano fray Junípero».

Dirigiéndose a los diáconos ordenados, el Sr. Obispo dijo:

«El diaconado, queridos jóvenes: Humberto, Miguel, Martín y Horacio, conlleva tres tareas esenciales que les invito a vivir de manera intensa y generosa en este tiempo de diaconado.

a.  En primer lugar el servicio del culto divino en la liturgia, de manera especial en la santa Eucaristía. Los diáconos hacen suya la voz de los fieles para presentarla al Obispo diocesano y, en la liturgia a Dios mismo. Ayudan a hacer realidad la reunión eucarística. Háganlo con sencillez y maestría. Sean vivo testimonio de quien se presenta al servir el altar mediante una pureza sin tacha y un alma pura. En este año de la Pastoral Litúrgica sean modelo y ejemplo de quienes celebran el culto a Dios con un corazón agradecido y labios limpios, de manera especial  en la oración de la Liturgia de las Horas a la cual se han de comprometer para toda la vida, pidiendo por ustedes mismos y por todas las necesidades de la Iglesia.

b. En segundo lugar el servicio de la predicación evangélica, de manera que la Palabra de Dios, llegue mediante la predicación y el testimonio misionero hasta los más alejados. Como diría el Papa Francisco “Nadie está excluido de la esperanza de la vida, del amor de Dios. La Iglesia está invitada a despertar por todas partes esta esperanza, especialmente donde está sofocada por condiciones existenciales difíciles, algunas veces inhumanas, donde la esperanza no respira, se sofoca. Se necesita el oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo Resucitado, que vuelva a encenderla en los corazones”. (cf. Discurso a los participantes de la plenaria del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización, 14/10/2013). Esta tarea no es una opción en la vida de ustedes queridos ordenandos, es parte esencial a su ser y quehacer. El desafío de la Nueva Evangelización requiere de ustedes, jóvenes enamorados de la Palabra de Dios, que con su ejemplo la anuncien a los demás. “Esmérense en creer lo que leen, enseñar lo que creen, y vivir lo que enseñan” (cf. Ritual de Ordenes).

c. Y en tercer lugar, el servicio de la caridad, de manera especial con los enfermos, los pobres y pequeños. “Es necesaria una actitud permanente que se manifieste en opciones y gestos concretos, y evite toda actitud paternalista. Se nos pide dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable atención, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas, semanas o años de nuestra vida, y buscando, desde ellos, la transformación de su situación” (cf. DA, 397).»

Los diáconos ordenados son:

  • Miguel Zarazúa Virula, de la Parroquia de Los Siete Dolores de María Santísima, El Capulín Gto.
  • Horacio Ramos Herrera, de la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, La Esperanza, Colón, Qro.
  • Humberto Gloria Rosales, de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, Peñamiller, Qro.
  • Martín Ramos Arvizu, de la Parroquia de San Francisco de Asís, Xichú. Gto.

 Auxiliadora García Bellorín