CONFIRMACIONES. Parroquia de San Pedro, Ahucatlán.

 

San Pedro Ahuacatlán, San Juan del Río, Querétaro. 18 de Junio de 2016.

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La comunidad eclesial que peregrina en la Parroquia de San Pedro, ubicada en San Juan del Río, tuvo la alegría de recibir al pastor de nuestra Iglesia Diocesana Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, quien compartió con los fieles el Don Eucarístico y dispensó el Sacramento de la Confirmación a 215 jóvenes debidamente instruidos y presentados por el Pbro. J. Rufino Hurtado Reyna, Párroco.

En el servicio al ministerio de la Palabra y en virtud del amor que precisa al Sr. Obispo conducir al pueblo de Dios, exhortó al mismo a ser conscientes de que, una de las primeras y esenciales acciones cristianas es, pedir la presencia del Espíritu Santo en la comunidad, para apreciar la misma vida divina desde que nacemos hasta que morimos. Al respecto mencionó:

“Este recorrido sacramental, es en efecto, el reconocimiento de la presencia providente de alguien que cuida de su creación, de su naturaleza y de modo prominente de sus hijos que somos nosotros”. Así, pues, como todo recorrido, es importante unirnos a la paciencia que exige un proceso de fe tan profundo como es el sabernos, ser y actuar como auténticos Templos del mismo Espíritu de Dios.

“El nombre del sacramento de la confirmación une admirablemente los dones recibidos en el bautismo con la misión de cada cristiano, que sería, en primer lugar, sentir la presencia fraternal de Dios y renovar nuestra gratitud.”

«Es en cierto modo, responder personalmente con el interés por acudir a la formación doctrinal, de manera especial en la Sagrada Escritura y en el Catecismo de la Iglesia Católica. Hemos, pues, de encontrar el camino que transforma la sociedad que tanto deseamos, evitando vivir como a quienes tristemente parece estorbarles la acción salvadora de Nuestro Señor».

Al término de la homilía el Señor Obispo concientizó sobre el fundamento de la vida del hombre y de su experiencia cristiana en tanto que somos llamados a vivir la vida Trinitaria. Caminar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu es caminar en el amor y en el testimonio del servicio atento no como una carga, sino como un gesto santificador en la responsabilidad de la formación católica.