XIX DOMINGO ORDINARIO SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUERÉTARO.

Santa Iglesia Catedral, ciudad Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro., a 11 de agosto de 2019.

 

El día 11 de agosto de 2019, Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, presidió la Celebración Eucarística en la Santa Iglesia Catedral, a la que asistieron alguno de los distintos movimientos de Nuestra Diócesis como: el Apostolado de la Cruz, la Escuela de Evangelización de San Andrés, el Movimiento Reparador Mariano, el Movimiento de Encuentro de Novios Internacional, el Movimiento Diocesano de Encuentros Conyugales, el Movimiento Familiar Cristiano mismos que sirvieron en el altar.

Además, en esta celebración se hizo él envió a él Pbro.  Salvador García Moreno para ir a estudias Teología Dogmática, y al Pbro. Ernesto Castro Torres, para estudiar Filosofía, en Roma, mismos que concelebraron esta Santa Misa al igual que el Pbro. José Guadalupe Martínez Osornio, Pbro.  Rafael Gavidia Arteaga y Pbro. José Luis López Gutiérrez.

Mons. Faustino en el momento de la Homilía les compartió diciendo: “Muy queridos hermanos y hermanas todos en el Señor, les saludos en este hermoso día en el cual nos reunimos para celebrar nuestra fe, gozosos de saber que Cristo Resucitado esta entre nosotros.

Saludo especialmente en este día a los miembros de los diferentes movimientos que tanto bien hacen a Nuestra Diócesis:  Al Apostolado de la Cruz, la Escuela de Evangelización de San Andrés, el Movimiento Reparador Mariano, el movimiento de Encuentro de Novios Internacional, el movimiento diocesano de Encuentros Conyugales, el Movimiento Familiar Cristiano que hoy sirve en el altar.

La Palabra de Dios de este domingo nos invita a reflexionar en la esperanza, hablar de esperanza y espera en el mundo tan acelerado en que vinimos que está continuamente preocupado por lo que va a hacer mañana supone un gran desafío, por eso podemos preguntaros, ¿interesa realmente todo eso? En caso de que interese, ¿se puede pedir una actitud continua de vigilancia con la cintura ceñida y la lampara encendida como dice el Evangelio?, ¿tenemos la capacidad de detenernos cinco minutos para revisar nuestro proyecto de vida, aceptamos el reto de estar en paz diez minutos al día, especialmente delante de un sagrario? Sería muy bueno que nos planteáramos este tipo de dudas y que respondiéramos con honestidad, “no me interesa nada”, “no pienso nunca en el encuentro con Jesús”, porque ser sincero en las respuestas tendrá una responsabilidad, obliga a pensar que es lo que representa realmente Jesús en nuestra vida, alguien a quien queremos mucho pero que no tenemos esa actitud de amor que tenemos por los papás, por los hijos, por los esposos, que cuando más se retrase y se retrase el encuentro mejor, que amistad tan curiosa, pero muy frecuente entre los cristianos; a pesar de lo anterior la mayoría de la gente no vive a diario el mensaje del Evangelio  estar con el cinturón ceñido y la lampara encendida, porque la vigilancia se traduce en el cumplimiento adecuado de sus obligaciones y esto nos lo podemos preguntar si realmente se da en cada uno de nosotros, queda claro en el Evangelio, en donde Pedro le pregunta al Señor si esa parábola la ha contado por ellos o por todos y Jesús le responde con una nueva parábola, pero ahora no habla solo de un Señor y sus criados si no que introducen el administrador que está al frente de sus bienes, es clara la aquí la referencia, Pedro es el responsable de la comunidad cristiana.

Este administrador puede adoptar dos cosas, cumplir su obligación con las olvidados o aprovechar la ausencia del Señor  Dios para maltratar a los criados y criadas y darse la buena vida, queda claro que la vigilancia no consiste en vivir angustiados pensando en la hora de la muerte sino cumplir bien la tarea que Dios ha encomendado a cada uno; cada uno de nosotros tenemos nuestros asuntos, cada uno de nosotros tenemos nuestras responsabilidades, por eso Jesús es claro, “donde esta tu tesoro allí esta tu corazón”, si lo tenemos en cosas positivas, en un proyecto de vida que no solamente me beneficie a mi sino que beneficie a los demás allí está el corazón de quien así actúe y piense, quien esté en asuntos negativos, en pensamientos nefastos, en allí está el corazón, y Jesús es puntual cuando dice “la boca habla de lo que está lleno el corazón”; cuando el corazón está lleno de luchas, cuando el corazón está lleno de esfuerzos, cuando el corazón está lleno de Dios, de eso habla la boca. El día de ayer tuvimos un encuentro diocesano de pequeñas comunidades, muchas pequeñas comunidades, miles de pequeñas comunidades que se han venido gestando en nuestra diócesis en estos últimos años y que son la clave para que la parroquia funcione bien, que son la clave para que un agente de pastoral persevere, que son la clave para que un hijo de Dios comparta con los demás su experiencia de hijo de Dios con la Palabra de Dios en el centro y sin duda al compartir con ellos el común denominador es que no se puede ser fiel solo, sino acompañado de otros, en la medida en que vivamos la espiritualidad de comunión, en esa medida, para sacerdotes y laicos, serán garantizados muchos frutos para la Iglesia, ¿porque? Porque una pequeña comunidad nos ayuda a estar vigilantes, nos ayuda a poner nuestro corazón en las cosas que valen mucho la pena y como dice el Papa, nos ayuda a vivir de tal manera esta vida que siempre tengamos nostalgia del cielo, es decir, que nuestra mirada permanezca incesantemente hacia el cielo, en las cosas trascendentales, aquello que no carcome la polilla y se acaba.

Hoy la vigilancia es la propuesta de Jesús, en medio de nuestras prisas, una vigilancia que no es otra cosa que vivir con responsabilidad los retos de la vida cotidiana y es una manera eficaz y sensata de esperar al Señor a quien algún día le entregaremos cuentas de esta gran oportunidad de vivir, si tuviéramos que entregarle cuentas esta tarde, ¿Qué traemos en las manos? O si fuera el día de mañana o la semana que entra…

Por eso la invitación es a hacer diligentes, debe entenderse adecuadamente “dichoso el que el amo al volver lo encuentra cumpliendo su deber”, esa es la cruz de cada día, esa es la responsabilidad, esa es la suerte del discípulo llevar la cruz de cada día, que solamente significa cumplir con el deber sino además en el momento adecuado y con alegría.

Hoy hermanos, creo que cuando olvidamos la presencia del Señor, es más, cuando perdemos la mística de la espera las consecuencias las sufre la comunidad porque empezamos a olvidar nuestros compromisos personales, con la familia, con la comunidad; hermanos la invitación es a no perder la alegría que nos da la esperanza Dios algún día regresara lleno de gloria, por eso trabajemos por conseguir esas bolsas que dice el Evangelio que no se destruyen y donde se puede acumular un tesoro que no se acaba, la esperanza es la promesa del Señor sobre nuestra vida cotidiana; el Señor nos invita a tener nuestra lampara encendida, ¿Cuándo es cuando tenemos nuestra lampara encendida que es signo de la vigilancia y de la actitud de espera ante la venida en cualquier momento del Señor a nuestra vida?

Para un padre de familia tener la lampara encendida es ser responsable de orientar a su familia como cabeza que es de la familia y así otra pareja tienen la lampara encendida cuando realmente  tienen un proyecto de vida confiando en Dios, un peregrino, en este pueblo peregrino de Querétaro, tiene la lampara encendida cuando recorre esos largos caminos con alegría a pesar del cansancio, cuando de manera sencilla y en marco de piedad popular va expresando su fe caminando, rezando los cuatro misterios del Santo Rosario, tiene la lampara encendida porque a través de la sencillez su fe construye y evangeliza porque da pasos evangelizadores, por eso la peregrinación de Querétaro tiene sentido, adonde quiera que vayamos, porque cada paso es tu esfuerzo que Dios toma en cuenta, no solamente para bien personal, sino para la comunidad y para nuestra diócesis; tengo la lampara encendida cuando en mi trabajo respondo y actúa con la responsabilidad propia de un hombre honesto e integro, tengo la lampara encendida cuando, como responsable de una familia, laboro a pesar del ejercicio que genera dificultades, desafíos y fatigas, tengo la lampara encendida porque allí estoy delante de Dios con dignidad haciendo lo que Dios me pide.

Hermanos cada uno de nosotros al final preguntémonos, ¿tenemos nuestra lampara en encendida?, preguntémonos ¿Dónde está nuestro corazón? Preguntémonos ¿Dónde está nuestro corazón? Preguntémonos ¿Dónde está nuestro corazón? ¿De qué hala nuestra boca?; Que la Santísima Virgen Marí de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, Patrona Principal de nuestra Diócesis siga bendiciendo en todo el territorio diocesano a cada familia y que en este Año Jubilar Mariano acudamos a ganar, en estado de gracia la Indulgencia plenario, para sintonizarnos cada vez más con El, en la medida en que nos alejamos como fruto de nuestros pecados, en esa medida nos alejamos de la posibilidad incluso de nuestra salvación, ella quiere que hagamos la voluntad de su Hijo Jesucristo, ella quiere el bien para nosotros,

No solamente pidamos que ella nos escuche, escuchémosla nosotros también a ella cuando nos dice: “hagan lo que mi Hijo les pide”, y algo que nos pide el Señor es estar en gracia de Dios y en gracia de Dios es como ganamos esa Indulgencia para nosotros, para nuestra salvación para el cielo.

Sigamos pidiendo como dijo hoy en la mañana el Papa Francisco en el Ángelus, actuando con responsabilidad, pero siempre con la nostalgia del cielo. Que así sea”.

Al Terminar esta celebración Mons. Faustino, les dio la bendición y se tomo la foto del recuerdo con los sacerdotes enviados a Roma para estudiar.