SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN DEL PUEBLITO.

Santa Iglesia Catedral, 04 de mayo de 2019.

El día 04 de mayo de 2019, a las 09:00 hrs. En la Santa Iglesia Catedral se celebró, la Solemnidad de la Virgen del Pueblito, con la Santa Eucaristía que fue Presidida por el Pbro. Alejandro Gutiérrez Buenrostro, y concelebraron el   Pbro. Daniel Luna, Pbro. Hugo Córdoba, Pbro. Miguel Ángel Campos, Pbro. Oliveros Albañil, Pbro. Javier Martínez, Pbro. Juan Ramírez, Pbro. Francisco Manuel Romero, Pbro. Fray Erasmo Rodríguez, Pbro. Joel Rivera, Pbro. Daniel Servín, Pbro. Rafael Gavidia, Pbro. Guadalupe Martínez, Pbro. Francisco Gavidia. En el momento de la homilía el Padre Alejandro les comento:

“Saludo con mucho cariño a nuestros hermanos sacerdotes, a nuestros hermanos franciscanos, hermanos diocesanos, jóvenes en formación, y a cada una de todos ustedes hermanos en Cristo, hermanas religiosas, claro, reciban este saludo también de parte de nuestro Señor Obispo, hoy venimos con gusto a reunirnos en torna al altar de Cristo Resucitado, y junto a este altar, en este día, también nos reunimos junto con Mamá María, nuestra Señora del Pueblito, que viene a acompañarnos para que aprendamos a descubrir la vida de alguna manera positiva en medio de las adversidades.

Esta Celebración Eucarística, nos invita de manera particular a aprender a contemplar y a mirar al resucitado, pero desde los ojos de mamá María, y es interesante como con nuestra mirada, con nuestros ojos, uno, acompaña nuestras acciones, dos, reflejan también lo que hay dentro de nosotros, y teniendo en cuenta estas dos cosas yo, quiero invitarlos a que tengamos cuidado de como vemos las necesidades que nos rodean, pues definitivamente en ella hoy encontramos una mirada fresca, para descubrir las necesidades de sus hijos, y lo hemos escuchado en el Evangelio que acabamos de contemplar y también recordemos como mamá María en las bodas de Caná, ve las necesidades, e intercede ante Jesús por aquellos jóvenes esposos.

Mamá María también tiene esa mirada, que muchas veces es acompañada por una serie de interrogantes, esa mirada que expresa esa falta de solidaridad, esta  recordamos cuando presenta al niño Jesús en el templo y Zacarías le dice: “y a ti una espada te atravesará el alma”, surge esa mirada de asombro, igualmente cuando el niño Jesús se pierde y lo encuentran en medio de los doctores:  “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto”, y nuevamente surge esa mirada de asombro. Pero también descubrimos una mirada que está disculpando, que disculpa su ser de madre, pero también disculpa lo profundo del ser de su hijo  y en las bodas de Caná comprende claramente lo que Jesús quiere cuando le contesta y ¿tú y yo que podemos hacer? -pero su corazón de madre le gana, y viendo las necesidades de los novios, simplemente lo compromete y dice a los sirvientes: “hagan lo que Él les diga”, con una mirada escruta el corazón de su hijo, pero también de igual manera ve la necesidad que se presenta y sufre por esas necesidades, y también podemos contemplar una mirada de amor, ante el sufrimiento de sus hijos, primero ante el sufrimiento de su Hijo en la cruz, y también ante el sufrimiento de todos sus hijos, y lo que es cierto es que, cuando mamá María esta frente a sus hijos y ve sus dolores, los contempla con su mirada de amor, esto tiene que darnos sosiego y tiene que darnos calma también y llegamos a este momento de descubrir la mirada de María.

Entorno a nuestro estado, tengamos en cuenta y recordemos como Ella, es una mujer que en medio de las sombras tiene una esperanza, es una mujer que en medio de las dificultades, de la noche, tiene una fe firme, estoy refiriéndome a la pasión y muerte de su hijo, en medio de las adversidades, ella es una mujer que se caracteriza por tener esta mirada llena de fe, llena de esperanza, que se ve revestida con el anuncio de que Cristo está vivo; cuanto expresan, cuanto nos dicen estos ojos brillantes y eso es lo que contemplamos en los ojos de mamá María, un gozo, una alegría, una esperanza, puestos en la figura de su hijo resucitado, y eso es lo que Ella nos pide, en medio de las adversidades, de las tristezas, de las situaciones amargas y difíciles, en  esos momentos de obscuridad, dirige tus ojos a Cristo Resucitado, pues por eso murió, por cada uno de nosotros en la cruz, para ayudarnos en esos momentos tan difíciles que parecen no tener solución. Pero, además hay que estar dispuestos, a aceptar a Jesús Resucitado en nuestras vidas, invitarlo a que se quede con nosotros, y nosotros luchar a cada momento para que así sea”.

Al terminar el Padre Alejandro les dio la bendición a los allí reunidos y los encomendó a la virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Pueblito.