SOLEMNE VIGILIA PASCUAL, NOCHE SANTA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR.

Santa Iglesia Catedral, Querétaro, Qro. 03 de abril de 2021.

Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidió la Solemne Vigilia Pascual, en la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Querétaro, el día 03 de abril de 2021, día en que celebramos la Fiesta de las Fiestas, que nos recuerda el triunfo de Cristo ante la muerte, «el hombre nuevo que sale del sepulcro como luz del mundo y vencedor de las tinieblas y de la muerte, por eso  la fiesta de la Pascua es la fiesta  de todos los que nos sabemos mortales, pero que hemos descubierto que en Jesús resucitado, la esperanza y la vida plena es compartida». Esta Eucaristía fue concelebrada por Pbro. Lic. José Guadalupe Martínez Osornio Vicario Episcopal para la Catedral, Pbro. Francisco Fernando Gavidia Arteaga, y  Pbro. Rafael Gavidia Arteaga.

 En el momento de la Homilía Mons. Fidencio les compartió diciendo: “Hermanas y hermanos en la fe, comenzamos las fiestas de Pascua, con un impresionante mundo de signos y palabras, que vienen a dar colorido e identidad a la nueva creación, causada por el crucificado que ha resucitado.

Esta fiesta dura cincuenta días, es una semana de domingos y es una semana de semanas, para simbolizarnos el camino que recorremos toda la vida; sobre esto les comparto tres sencillas reflexiones:

PRIMERA REFLEXIÓN: EL CIRIO. La luz para ir a Galilea al encuentro y al seguimiento de Jesucristo resucitado.

Hemos iniciado esta hermosa celebración encendiendo el Fuego Nuevo, escuchando el relato de la primera creación, en la primera lectura, y que acabamos de escuchar y hemos terminado la liturgia de la palabra, escuchando el Evangelio que narra la nueva creación.

La primera y la nueva creación comienzan con la luz; al principio todo era caos, todo era confusión y no había nada sobre la tierra, dice el libro del Génesis, y entonces dijo Dios: “que haya luz” y hubo luz; este fue el primer día de la semana de la primera creación; en el Evangelio que narra el comienzo de la nueva creación, el sol de Justicia es Jesucristo, el hombre nuevo que sale del sepulcro como luz del mundo y vencedor de las tinieblas y de la muerte, por eso hemos empezado bendiciendo el Fuego Nuevo, encendiendo el Cirio Pascual y luego todos los cirios de ustedes, hermanas y hermanos fieles cristianos; por qué en Cristo resucitado se ha encendido nuestra existencia.

Lo que caracteriza a la Pascua es lo nuevo, hermanas y hermanos, por eso, precisamente, ante la situación que estamos viviendo llena de epidemias y pandemias, en donde todo parece caos y confusión, ¿no les parece que es urgente levantarnos y demostrar que somos los nuevos habitantes de la nueva creación? ¿no les parece que lo que el mundo está esperando de nosotros, los cristianos, es que reflejemos constantemente ese hombre nuevo al cual aspira la humanidad entera? ¿no les parece que estos sueños enarbolan la esperanza de miles de hombres y mujeres en tiempo de tanto sufrimiento?.

Dentro de unos momentos vamos también a bendecir el agua y a renunciar a satanás, vamos a renovar las promesas bautismales, este será el momento para actualizar que la luz está en nosotros y que nosotros estamos en la luz y estamos llamados a ser luz, a la manera de Jesús.

El cirio que recibimos el día que nacimos del agua y del Espíritu por el Sacramento del bautismo es la luz para ir a Galilea al encuentro y luego al seguimiento de Jesucristo resucitado.

SEGUNDA REFLEXIÓN: GALILEA.

 No se nos olvide hermanos que Galilea es el lugar donde está la esperanza de que otro mundo es posible con Jesucristo a la cabeza; Jesús lo dejó muy claro, les dijo a las mujeres: “Diles a mis discípulos que si quieren verme regresen en donde empecé mi misión” porque es el camino que tienen que recorrer todos los discípulos, el lugar donde se experimenta la resurrección no es el sepulcro, sino, Galilea; el sepulcro está vacío, no sirve como lugar de encuentro, nada de Jesús ha quedado en el, para encontrarnos con él hay que salir, hermanas y hermanos, no podemos quedarnos parados, Galilea es el lugar donde Jesús luchó por el reino, allá nos precede y va delante de nosotros, allá nos espera para darnos el saludo de la paz y acompañarnos en el camino que el recorrió primero, todo dependerá de nuestra movilización a ese lugar de encuentro y a ese punto de partida.

Ahí comienza el plan para resucitar; al resucitado no se lo encuentra, pues, en el pasado concluido sino en el futuro inédito, no en la contemplación de un muerto, sino en el seguimiento y en el camino de la vida.

Galilea es el lugar donde Jesús inició el camino que lo llevó a la muerte y la resurrección, por eso, este es el camino que todos los que toman la decisión de ser discípulos han de seguir;  Galilea es la región pobre y gentil que habita en las tinieblas, ese lugar donde están los enfermos, los heridos y quienes los cuidan, allí es donde hay que ir, si uno quiere ver de verdad al resucitado; tanto ayer como hoy, no todos los lugares son aptos para encontrarse con Jesús. No lo olvidemos hermanas y hermanos, Galilea, es lugar donde está la esperanza de que otro mundo es posible con Jesús a la cabeza.

TERCERA Y ÚLTIMA REFLEXIÓN: LA FIESTA.

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, por eso, celebrar la Pascua, es entender la vida de manera diferente, es descubrir que el resucitado está allí en medio de nosotros sosteniendo siempre todo lo bueno, lo bello y lo limpio que florece entre nosotros, es estar plenamente convencidos de que la vida aunque la corten, brota por todos lados, por eso, celebrar la Pascua es creer que ningún ser humano vive olvidado, que ninguna queja cae en el vacío, que ningún grito deja de ser escuchado.

Las fiestas pascuales, hermanas y hermanos, son las fiestas de todos los que nos sabemos mortales, pero que hemos descubierto que en Jesús resucitado la esperanza y la vida plena es compartida.

Que la virgen, Nuestra Señora, en cuyo corazón silencioso y pobre nació la Iglesia, haga que esta noche nazca de nuevo la iglesia en nosotros, una iglesia Pascual y que la irradiemos generosamente a la humanidad. Que así sea».

Al terminar la celebración Mons. Fidencio les recordó que esta semana se hará oración por médicos y enfermeros que están dando su vida para auxiliarnos en estos momentos difíciles, y les dio la bendición solemne correspondiente a este día.