Retiro del Presbiterio y sus familias de origen

IMG_9722(CODIPACSQRO) Del 12 al 15 de agosto, los sacerdotes de la Diócesis de Querétaro vivieron jornadas de oración, reflexión, estudio y convivencia en el Seminario Conciliar de Nuestra Señor de Guadalupe, casa y corazón de la Iglesia en donde muchos de ellos recibieron la formación y preparación inicial como pastores del pueblo santo de Dios para nuestra Iglesia en Querétaro.

En clima de los ciento cincuenta años de la fundación de la Diócesis , la comisión del Clero, siguiendo el programa de retiros para este año jubilar motivó a los asistentes que estudiaron y meditaron sobre la identidad sacerdotal en el Catecismo de la Iglesia.

«Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas. En cada una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día. Los presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la ordenación significa que el obispo los considera como sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y obediencia» (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1567).

Una característica original de este retiro fue la presencia por una jornada de los familiares de los sacerdotes, cuna de toda vocación sacerdotal, religiosa, y de todo buen cristiano. Padres y hermanos de nuestro presbiterio nuevamente renovaron su compromiso para seguir acompañando a sus familiares consagrados en la oración, seguir pidiendo de manera especial a Dios para que envíe trabajadores, pastores de almas según su Plan de salvación. Fue hermoso contemplar en oración a muchos sacerdotes acompañados de sus señores padres.

Jorge A. Rangel Sánchez