PALABRA DOMINICAL: IV Domingo de Pascua, Jn 10, 27-30

Mis ovejas escuchan mi voz

Jn 10, 27-30

Este domingo es llamado el domingo de Buen Pastor. Porque Jesús Resucitado se presenta bajo la metáfora de un pastor, donde la Iglesia es el rebaño que Él guía. Este domingo también la Iglesia se une en oración para orar por las vocaciones.

El Evangelio de este domingo es muy breve pero profundo, en él se afirma un elemento esencial de la metáfora: “Escuchar y seguir”: Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.

La pequeña comunidad de discípulos que surgió con la predicación de Jesús, después de enfrentarse al escándalo de la Cruz y al gozo de la Resurrección, ahora debe ir entendiendo su naturaleza y misión. Los primeros cristianos deben de entender que su razón de ser, es seguir el ejemplo de Jesús, por eso la metáfora del pastor y rebaño es una síntesis perfecta de la vocación cristiana.

La Pascua es un tiempo privilegiado para tomar conciencia de nuestra vida cristiana, por eso, hemos empezado este santo tiempo en la noche santa de la Resurrección con la renovación de nuestras promesas bautismales, y esto no es otra cosa que una especie de ‘refrendo’ en nuestro deseo de seguir al Señor. En este contexto debemos entender la Palabra iluminadora de este domingo.

En medio de los profundos cambios estructurales que el mundo está presentado, es relativamente fácil, perder el camino evangélico, hoy, son innumerables las propuestas de vida, algunas de ellas sumamente cautivadoras que resultan tentadoras sobre todo a las nuevas generaciones, nuestros jóvenes; esta ‘gran oferta’ inunda la mente de la sociedad y por ende de los cristianos, ocasionado que los valores de Evangelio se van diluidos y olvidados.

Hoy los discípulos-misioneros del Señor Resucitado, conscientes de este fenómeno complejo de constante cambio, una vez de haber renovado nuestro deseo de seguir al Señor, debemos entender que la especificidad de la vida cristiana es ESCUCHAR al plan que Cristo presenta, este ‘escuchar’ debe ser entendido como: comprender, escudriñar y asimilar para poder encarnar la propuesta de Jesús.

Hoy más que nunca se requiere que la comunidad cristiana, sea percibida por el mundo como lo que realmente Jesús pensó de ella: un pequeño grupo que tienen como criterio de vida el Evangelio de Jesús. Un pueblo que ‘escucha y sigue’ a su Pastor.

Nadie puede vivir cristianamente si no entiende es decir ‘escucha’ la propuesta del Señor. por eso la invitación es clara, para seguir a Jesús, primero se le debe ‘escuchar’. Y al respecto quisiera invitarlos a examinar nuestro compromiso por la formación peramente que cada cristiano debe tener; a veces la vida cristiana se ve reducida a expresiones folclóricas y tradiciones todas ellas hermosas y llenas de buenas intenciones pero que no logran llegar al verdadero cambio de vida. Sin ‘escucha’, es decir sin formación no hay seguimiento. Es necesario que cada cristiano entienda la delicada responsabilidad que cultivar su formación.

La parroquia ‘centro de comunión’ deber ser una casa abierta donde nosotros, el rebaño de Jesús, podamos encontrar el ambiente propicio para ‘escuchar’, es decir, para continuar nuestra formación de discípulos-misioneros del Señor.  La pequeña comunidad es el lugar privilegiado para la escucha del buen Pastor.

Que el Buen Pastor, nos ayude a fortalecer las pastorales parroquiales, para que todas ellas se conviertan en centros donde se escuche la voz del Señor. Amén.

+ Faustino Armendáriz Jiménez

Obispo de Querétaro