Cuatro nuevos diáconos llamados a hacer viva la belleza de Jesucristo

(CODIPACSQRO) Al celebrar el 11 de septiembre de 2014, el XXXII aniversario de ordenación sacerdotal, el señor obispo Don Faustino Armendàriz Jiménez pide a todos en la Diócesis de Querétaro que se unan a darle gracias a Dios por el don del sacerdocio don de su gracia, que ha con­fiado a sus humildes manos. Siente mucho agradecimiento con Dios, por tantos dones y gracias que le ha concedido a lo largo de estos años de vida de servicio sacerdotal.

Y en el marco de los 150 años del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Guadalupe en Querétaro, cuatro jóvenes tras realizar los estudios correspondientes, y encontrar en ellos las cualidades y virtudes necesarias fueron llamados para recibir el orden del diaconado.
A Ricardo Olvera Pérez, Moisés Her­nández Reséndiz, José Luis Villanueva García y Rubén Pacheco Martínez, Dios les ha llamado de manera muy especial para “darles a conocer el secreto de su corazón”, afirmó en la homilía el Pastor Diocesano. Quien explicó, “para que ejerzan en la Iglesia y en el mundo, el triple ministerio de la Liturgia, de la Palabra y de la Caridad”.

Al celebrar esta sagrada ordenación, tan rica en sus gestos y tan profunda en su significado, reflexionó con todos los presentes, algunos elementos, tanto de la liturgia de la Palabra como de la celebración mis­ma, para comprender y contemplar la gracia que reciben estos generosos jóvenes y a partir de ella, puedan vivir un estilo de vida diaconal.

La Palabra de Dios es la que nos orienta y nos revela la identidad del ministerio ordenado. Desde el Anti­guo Testamento, el Señor ordenó a Moisés convocar a la tribu de Leví y ponerla al servicio de Aarón y de sus descendientes.

En la persona de Jesús encontramos el origen y plenitud del servicio a los hermanos “quien no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”. “El que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será esclavo de todos”.

Con esta ordenación de Diáconos la acción se renueva y la promesa del Evangelio puede seguir siendo una realidad.

A los nuevos diáconos dijo el señor obispo: “Queridos ordenandos, ustedes están llama­dos a hacer viva la belleza de Jesucristo en su existencia y en la misión de la Iglesia, estando al servicio de la humanidad, siguiendo el ejemplo de Cristo, servidor de todos”.

“Que resplandezca en ustedes un estilo de vida evangélica, un amor sincero, solicitud por pobres y enfermos, una autoridad discreta, una pureza sin tacha y una observancia de sus obligaciones espirituales”. “Especialmente, esto lo llevarán a cabo en una triple dimensión: en la Liturgia, en la predicación del Evangelio y en el ejercicio de la caridad”.

Sobre el Espíritu Santo que reciben en la ordenación añadió: Con el Espíritu Santo y fortalecidos con la gracia de sus siete dones, desempeñen con fidelidad este ministerio, con estos dones preciosos, su amistad con Dios será aún más verdadera y más íntima. Les pido que hagan resplandecer en medio de nuestro pueblo, la alegría del Evangelio, a fin de que ayuden a la Iglesia en la misión de ser portadora de buenas nuevas. ¡No los guarden para sí mismos!

Jorge A. Rangel Sánchez
Publicado en el periódico «Diócesis de Querétaro» del 14 de septiembre de 2014