NOVENA A SAN FRANCISCO DE ASÍS SEXTO DÍA.

𝗦𝗲𝘅𝘁𝗼 𝗗𝗶́𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗡𝗼𝘃𝗲𝗻𝗮 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗙𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝘀𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗔𝘀𝗶́𝘀


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
𝐎𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐧 𝐅𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐧 𝐃𝐚𝐦𝐢𝐚́𝐧
(𝐎𝐫𝐒𝐃)
Sumo, glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y verdadero mandamiento.
𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗝𝘂𝗮𝗻 𝗣𝗮𝗯𝗹𝗼 𝗜𝗜 𝗮 𝗦𝗮𝗻 𝗙𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝘀𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗔𝘀𝗶́𝘀
Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.
Tiene necesidad de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.
Ayúdalos a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.
Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.
Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A los ofendidos por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.
A todos los crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza. Amén.
𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝘀𝗲𝘅𝘁𝗼 𝗱𝗶́𝗮
𝗩𝗶𝗱𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗮 𝘀𝗲𝗴𝘂́𝗻 𝗖𝗲𝗹𝗮𝗻𝗼, 𝗻º 𝟰𝟳
Caminando los hermanos en simplicidad ante Dios y con confianza ante los hombres, merecieron por aquel tiempo el gozo de la divina revelación. Mientras, inflamados del fuego del Espíritu Santo, cantaban el Padre Nuestro con voz suplicante, en melodía espiritual, no sólo en las horas establecidas, sino en todo tiempo, ya que ni la solicitud terrena ni el enojoso cuidado de las cosas les preocupaba, una noche el beatísimo padre Francisco se ausentó corporalmente de su presencia. Yhe aquí que a eso de la media noche, estando unos hermanos descansando y otros orando fervorosamente en silencio, entró por la puertecilla de la casa un carro de fuego deslumbrador que dio dos o tres vueltas por la habitación; sobre él había un gran globo, que, semejándose al sol, hizo resplandeciente la noche. Quedaron atónitos cuantos estaban en vela y se sobresaltaron los que dormían; sintiéronse iluminados no menos en el corazón que en el cuerpo. Reunidos todos, se preguntaban qué podría significar aquello; mas por la fuerza y gracia de tanta claridad quedaban patentes las conciencias de los unos para los otros. Comprendieron finalmente y descubrieron que era el alma del santo Padre, radiante con aquel inmenso fulgor, la cual, en gracia, sobre todo, a su pureza y a su gran piedad con sus hijos, había merecido del Señor don tan singular.
𝗥𝗲𝗳𝗹𝗲𝘅𝗶𝗼́𝗻
Si miramos nuestras vidas y la forma en como hemos construido nuestro mundo, nos damos cuenta que todo está medido por el valor de lo que se puede comprar o no. En una sociedad en la que todo se transforma en mercancías no hay puesto para la gratuidad, pues lo gratuito o no vale o es propaganda. Si todo tiene su precio, entonces no hay espacio para el amor gratuito de Dios. Para Francisco Dios, la vida, los campos, los mares, las montañas, el sol, la luna, las estrellas es la manifestación de lo más gratuito que existe; desde su sentir nos señala un nuevo camino, abrirnos a la novedad de Dios implica llenarnos de optimismo, de una nueva humanidad y de unas ganas inconmensurables de vivir. Francisco nos llama a acoger lo diverso de la vida con alegría, a llenarnos de asombro por las maravillas que Dios ha hecho en nosotros y alrededor de nosotros. Francisco ofrece a la sociedad actual una cultura de la austeridad y la moderación en el uso de las cosas, gracias a esta actitud el hombre moderno descubrirá el rostro gratuito de la vida y podrá aprender a dar gracias y a revestirse de simpatía, de cortesía y de amabilidad, caminos necesarios para una utopía de lo cotidiano. Vivir así la vida, es abrir nuestro corazón para acoger toda la vida que existe en el Universo desde la vida humana hasta la más pequeña expresión que refiere al amor de Dios. Esta es la vida que Dios nos ofrece, y este es el camino que emprendió San Francisco.
𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝗻 𝗵𝗼𝗻𝗼𝗿 𝗮 𝗹𝗮𝘀 𝗹𝗹𝗮𝗴𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻 𝗙𝗿𝗮𝗻𝗰𝗶𝘀𝗰𝗼
Gloriosísimo Protector y Padre mío, San Francisco, a ti acudo, implorando tu poderosa intercesión, para entender el amor que Dios Nuestro Señor te manifestó al martirizar vuestra carne y vuestro espíritu. Tus llagas son cinco focos de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador te confió para que las distribuyas entre tus devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pide por mí a Jesús crucificado una chispa del fuego que ardía en tu alma aquel día dichoso en que recibiste la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando tus privilegios sobrenaturales, imite tus ejemplos y siga tus enseñanzas, viviendo y muriendo, amando a Dios sobre todas las cosas.
𝑺𝒆 𝒅𝒊𝒄𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒏𝒂 𝒚 𝒔𝒆 𝒓𝒆𝒛𝒂𝒏 5 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔, 𝒂𝒗𝒆𝒎𝒂𝒓𝒊́𝒂𝒔 𝒚 𝒈𝒍𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒆𝒏 𝒉𝒐𝒏𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒐 𝒍𝒍𝒂𝒈𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝑺𝒂𝒏 𝑭𝒓𝒂𝒏𝒄𝒊𝒔𝒄𝒐.
𝗢𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹
Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque te veo tan rico en tesoros divinos, vengo a pedirte limosna. Dámela generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que hiciste de dar por su amor todo lo que se te pidiese. Por amor de Dios te ruego que me obtengas dolor de mis pecados, la humildad y el amor a tu pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles, conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de las almas del Purgatorio. Te lo pido por amor de Dios. Así sea.
𝗘𝗻 𝗲𝗹 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗣𝗮𝗱𝗿𝗲 𝘆 𝗱𝗲𝗹 𝗛𝗶𝗷𝗼 𝘆 𝗱𝗲𝗹 𝗘𝘀𝗽𝗶́𝗿𝗶𝘁𝘂 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗼. 𝗔𝗺𝗲́𝗻.