MISA CRISMAL, PRESIDIDA POR MONS. FIDENCIO LÓPEZ PLAZA, X OBISPO DE LA DIÓCESIS DE QUERÉTARO.

Seminario Conciliar de Querétaro, Col. Hércules, Qro. 01 de abril 2021.

Mons. Fidencio López Plaza, X Obispo de Querétaro, presidió la Santa Misa Crismal,  el día el día 31  de marzo de 2021, en el Seminario Conciliar de Querétaro, y concelebrada con los sacerdotes de la diócesis,  en esta celebración  se consagra el Santo Crisma (de aquí el nombre de misa crismal) y se bendice además el óleo de los catecúmenos y de los enfermos óleos o aceites, perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, mismo que nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los sacerdotes y obispos.

La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. es decir, el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.

La consagración del crisma y la bendición de los otros dos aceites ha de ser considerada como una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo. En la cual se bendicen los santos Oleos que posteriormente se llevaran a todas y cada una de las 117 parroquias, del territorio Diocesano de Querétaro.

Además, en esta misa crismal, los sacerdotes hacen la renovación de las promesas sacerdotales. Tras la homilía, el obispo invita a sus sacerdotes a renovar su consagración y dedicación a Cristo y a la Iglesia.

Juntos prometen solemnemente unirse más de cerca a Cristo, ser sus fieles ministros, enseñar y ofrecer el santo sacrificio en su nombre y conducir a otros a él.

Por tanto, otro tema importante de la misa crismal es el sacerdocio. Al entregar el misterio de la eucaristía a la Iglesia, Cristo instituyó también el sacerdocio.

En el momento de la Eucaristía Mons. Fidencio les compartió diciendo: “Hermanos sacerdotes y fieles laicos, hemos llegado a la misa crismal de este año 2021, con los propios sentimientos de quienes han recibido la visita del señor en su propia casa, en estos últimos cinco meses hemos celebrado la Pascua de 10 hermanos sacerdotes, nuestros hermanos presbíteros: Juan Manuel Granados Olguín, Gabino Martínez Flores, Eusebius Lebe Herín, José Hernández Pérez, Juan Manuel Pérez Romero, José Carmen Cárdenas Hernández, Fray Ignacio de la Cruz Morales Camarillo, Javier Gutiérrez Guevara y Monseñor Florencia Olvera Ochoa de esta diócesis y emérito de Cuernavaca, por ellos hermanos les invitó a ponernos de pie un momento a orar y a recordarlos con veneración en esta Misa Crismal.

 Dale, señor el descanso eterno y luzca para ellos la luz perpetua, que descansen en paz. Así sea.

Covid-19 ha puesto en la vitrina todo lo que estaba mal cimentado y ha puesto en evidencia que lo sólido no están sólido, y que lo invisible no es irreal,  ahora como dice el Papa Francisco: “Tendremos que asumir que de una crisis nunca se sale Igual, siempre salimos mejores o peores. Tendremos que decidirnos a salir del cómodo criterio del “siempre se ha hecho así”, habrá que retomar todo aquello que hemos construido sólidamente en la pastoral, pero ala ves habrá que agudizar la mirada para conocer las emergencias que han surgido ante esta eventualidad global; así llegamos hermanas y hermanos a la misa crismal de este año 2021.  Con estos y otros signos de los tiempos que se aúnan tendremos que valorar e interpretar el significado que hay más allá de los santos óleos, del cubrebocas, de las manos limpias y de nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás, con la naturaleza y con Dios. Sobre eso tres sencillas reflexiones.

Primera Reflexión: “Óleo de los catecúmenos, Vayan y enseñen”.

En este contexto pandemico de la historia Dios nos ha convocado entre otras cosas para recordarnos que evangelizar no es sólo la principal sino la única misión de la iglesia ese fue el mandamiento de Jesús el día de su Ascensión vayan y hagan discípulos de entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos  al padre, al hijo y al Espíritu Santo, y enséñales a cumplir todo lo que yo les he mandado “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.

Dios nos ha convocado en este día hermanos para confirmar que somos sacerdotes profetas y servidores de la esperanza y de consuelo y para proclamar a la manera de Jesús “el espíritu del señor está sobre mí”, para llevar a los pobres la buena nueva para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos y para dar a los oprimidos liberación, para proclamar el año de gracia del Señor, y sobre todo para actualizar la buena nueva del Reino del señor de tal manera que podamos decir todos hoy, hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la escritura que acaban de oír.

Segunda reflexión: “Oleo de los enfermos, vayan y curen”.

Un conocido teólogo redentorista Bernan Jani dice: “que la iglesia ha puesto empeño en el mandato de Jesús de hacer discípulos, vayan y enseñen, dice que hemos puesto mucha atención en el mandamiento del bautismo y los sacramentos, vayan y bauticen, pero dice que hemos olvidado que primero somos cristianos por el bautismo y luego el día de la ordenación como sacerdotes, fuimos ungidos, para sanar toda clase de enfermedades y dolencia. Así dice el Evangelio de San Mateo: “les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda clase de enfermedad y dolencia y continúa, por el camino proclamen que el reino de Dios está cerca, sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios, gratuitamente lo han recibido, gratuitamente lo deben dar.

 El ministerio de la salud no es una tarea exclusiva de los médicos, también es parte esencial de la responsabilidad misionera de la iglesia, que se sitúa a un nivel más profundo, y va más lejos de las terapias sanitaria, se trata de un ministerio que siempre tendrá como condición ubicarse como discípulo, y aprender a servir como Jesús, los discípulos no curan por sí mismos, sino por la fuerza de Jesús, Él es quien da el poder de sanar y ellos curan en su nombre.

Jesús El Buen Pastor además de presentarse como el ungido, confirma sumisión ante los discípulos de Juan el Bautista diciéndoles una vez más, vayan a informar a Juan de lo que han visto y oído: “los ciegos recobra la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben la buena nueva; así lo vemos también cuando se acerca el ciego de nacimiento, cuando dignifica a la samaritana cuando sana a los enfermos, cuando alimenta al pueblo hambriento,  cuando libera los endemoniados, con cuánta razón hermanas y hermanos, con cuánta razón la piedad popular reconoce a Jesús,  como el señor de la salud; por eso afirmamos una vez más con Jesús la salud está en casa y sin Jesús comienza el desorden y la corrupción.

Tercera reflexión: “Oleo del santo crisma, vayan y bauticen”.

Después de un año de pandemia, en el que hemos visto crecer la impotencia el sufrimiento y las listas de nuestros difuntos, no solo llevaremos a nuestras parroquias los tres aceites y los tres mandamientos de Jesús, vayan y curen, vayan y enseñen, vayan y bauticen, llevaremos también una convicción y un desafío.  La convicción a todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que no se comienza a ser cristiano con una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una nueva orientación, una orientación decisiva, ese es el milagro que ocurre en el bautismo, que es el más bello y magnifico de los dones de Dios.

Llevaremos también a nuestras parroquias un gran desafío, la palabra que el Papa nos ha repetido muchas veces en ese tiempo de pandemia, el desafió de descéntranos para trascender y acompañar con señales convincente el reino de Dios ya está entre nosotros, seguramente en estos momentos ustedes hermanos ya están recordando nombres y rostros de muchos hermanos que los esperan en sus parroquias que ya los están esperando para ser ungidos, con los santos óleos que hoy llevarán a sus parroquias.

 Finalmente queridos hermanos sacerdotes quiero recordarles que nosotros nacimos y nos entendemos a partir del jueves Santo, por eso les exhorto a celebrar el Memorial de aquel día y ya que ella ahora es que nos postramos en la tierra como seres Humildes débiles y vulnerables y nos levantamos sacerdotes, al servicio de Dios y del pueblo, les exhorto también a descentrarnos a nosotros para trascender, a purificarnos para mirar más lejos y a renovar con alegría y libremente aquel si quiero, que resonó el día de nuestra ordenación sacerdotal,  no olvidemos jamás a nuestro querido señor San José y nuestra querida madre en su pasión de los dolores de Soriano nos custodian y nos acompañan. Que así sea”.

Después de la homilía los presbíteros renovaron sus promesas que hicieron el día de su ordenación sacerdotal. Posteriormente se presentaron los recipientes conteniendo los aceites para ser consagrados y bendecidos por Dios a través del Obispo diocesano.

Al terminar la celebración y antes de la bendición el señor obispo invito a hacer la oración al Señor San José, les dio la bendición, y se entonó la Salve, pidiendo la intercesión de Sr. San José, así mismo Mons. Fidencio les encargo a todos los sacerdotes que en la medida de lo posible le den una muy solemne recepción a los Santos Oleos que llevaran a sus parroquias, respetando las medidas sanitarias. y felicito a todos los sacerdotes.