MIÉRCOLES DE CENIZA, SANTA IGLESIA CATEDRAL DE QUEÉRATO.

Santa Iglesia Catedral de Querétaro, Santiago de Querétaro, Qro., 17 de febrero de 2021.

El miércoles de ceniza en la Santa Iglesia Catedral de Querétaro, a las 8:00 a.m. Mons. Fidencio López Plaza X Obispo de nuestra Diócesis de Querétaro, presidió la Santa Misa, para hacer la bendición e imposición de ceniza, con la cual da inicio el tiempo de cuaresma, con las palabras “Polvo eres y en polvo te convertirás”, los fieles recibieron este sacramental como signo de arrepentimiento y para llevar a cabo las practicas cuaresmares, como son: Ayuno, Abstinencia, Oración y Limosna

Al comienzo de esta cuaresma hemos llamado “Camino de Guadalupe al Redentor”. Un tiempo que es el símbolo del camino que recorremos en la vida.

 Saludo a mis hermanos sacerdotes, saludos a ustedes hermanas y hermanos que presencialmente, representa a todos los que virtualmente están conectados con nosotros de diferentes partes, de la Diócesis, en esta celebración quiero leerles la Circular que he enviado a toda la Diócesis y que he llamado Cuaresma-Pascua “CAMINO DE GUADALUPE AL REDENTOR”.

A toda la familia diocesana de la Diócesis de Querétaro:

Hermanos y hermanas en nuestra fe:

Después de un año de caminar en esta situación tan compleja, percibimos que después de la crisis sanitaria, está surgiendo con fuerza la crisis económica y la crisis social que pudieran ser el preludio de situaciones más dramáticas. Percibimos que desde los rincones más escondidos de las parroquias que conforman nuestra Iglesia diocesana, se está oyendo un clamor, y a veces el grito cada vez más impresionante de nuestras comunidades que lloran y sufren ante la enfermedad, la impotencia, la soledad, la falta de recursos y todas las consecuencias que la pandemia ha venido a acelerar.

Percibimos también que muchas cosas esenciales que habían sido olvidadas están volviendo a su lugar; que la fe, la esperanza y la caridad tienen un nuevo resplandor, y las podemos mirar juntas en los templos, en los hospitales y en los rostros de muchos hermanos; que las prioridades pastorales también se han venido a reacomodar, y que el plan para resucitar supone repensarlo todo, sabiendo que hay elementos esenciales que nunca cambian y otros secundarios que no solamente cambian, sino que deben cambiar.

Por eso, al comenzar el camino de la Cuaresma-Pascua del año 2021 con el signo de la ceniza, que nos indica nuestro origen (barro modelado por las manos de Dios), y con el signo del agua bendita de la Vigilia pascual que nos indica el horizonte (la vida nueva en Cristo y en el Espíritu), nos sentimos llamados a diseñar y asumir el camino de “Guadalupe al Redentor”.

En este contexto, volvemos a escuchar con frescura al profeta Joel: “Todavía es tiempo, conviértanse al Señor su Dios”; a Jesucristo Resucitado que nos dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” “La Paz esté con ustedes, como el Padre me ha enviado así los envío yo”; a nuestros Obispos Mexicanos que nos vuelven a recordar la urgencia de identificarnos como Iglesia que opta por la paz y las causas sociales y a orar sin cesar sabiendo que: “Quien ora de verdad no es violento, sino fermento de reconciliación y de paz comunitaria. La oración nos hace ver al otro como lo ve Dios”.

Estas dos palabras: reconciliación y paz, son como los dos pies que hemos elegido para recorrer la Cuaresma como un camino de reconciliación comunitaria, y la Pascua como un camino de paz hacia la vida plena. Así seguiremos viviendo, caminando, anunciado, celebrando, sirviendo y construyendo la casita sagrada, que nuestra Madre de Guadalupe nos vino a solicitar.

  1. En relación con la Cuaresma: La reconciliación.

Para recorrer el camino cuaresmal como camino de reconciliación con Dios, con la naturaleza, con los hermanos y consigo mismo, les exhorto:

– Primero: A enamorarse del camino de Guadalupe al Redentor, como una peregrinación hacia la vida plena, que nos exige planear la vida a corto, a mediano y a largo plazo.

– Segundo: A aprender y a asumir como parte esencial del cristiano discípulo misionero, a sentarse a los pies del maestro para escuchar y obedecer su santa Palabra en comunidad, por medio de la “Lectio divina”. Sólo escuchando y entendiendo bien la Palabra de Dios se nos quitará lo sordo y lo mudo como cristianos, pues quien no ha escuchado y comprendido la Palabra de Dios, tampoco podrá hablar de Él.

– Tercero: Teniendo en cuenta la centralidad del “VIERNES”, sobre todo durante la Cuaresma, les exhorto: a redescubrir el misterio pascual como el acontecimiento supremo de la reconciliación y reestablecer los viernes como el día del perdón, de la expiación y del sacramento de la Reconciliación con horarios fijos. Además invito a establecer el ministerio del “don del consejo” (escucha), y a intensificar las prácticas cuaresmales del ayuno, el altar familiar, el viacrucis, las obras de misericordia, banderitas moradas en las puertas de las casas durante la Cuaresma y blancas durante la Pascua, del visiteo misionero, etc.

– Cuarto: Sabiendo que la misión intensiva es para fortalecer la misión permanente, exhorto a todos los párrocos, para que con su consejo a organizar durante la Cuaresma dicha misión intensiva a nivel parroquial o en alguna de las comunidades más necesitadas, acogiendo a otros grupos que en estos tiempos se organizan para salir de misión.

– Quinto: Exhorto a todos los párrocos, vicarios, capellanes y rectores, a impulsar los ejercicios cuaresmales con una temática que fortalezca los procesos parroquiales. También podríamos unirnos como Diócesis con el tema: “El camino de Guadalupe al Redentor: Un plan para resucitar”.

  1. En relación con la Pascua: la Paz.

Para recorrer la Pascua como camino de Paz, les exhorto:

– Primero: En relación con la Semana Santa y al Triduo Pascual, tiempo fundante y fundamental de nuestro ser y quehacer eclesial, sin privarnos de celebrar estos misterios centrales de nuestra fe y observando las medidas sanitarias ante la emergencia del COVID- 19, se puede celebrar en las familias o en la parroquia de manera responsable y puntual, teniendo en cuenta que lo central es la “renovación de las promesas bautismales”.

– Segundo: Teniendo en cuenta la centralidad del “DOMINGO” y el signo del agua bendita durante el tiempo de Pascua, les invito: a redescubrir el misterio pascual como el acontecimiento supremo de la Paz verdadera y duradera; a poner su mejor empeño para hacer de los domingos el día de la fiesta de Dios, y día para celebrar que somos Cuerpo Místico de Cristo. Para esto es importante saber aplicar bien la pedagogía del contraste que se da entre la Cuaresma y la Pascua. Si en la Cuaresma se resalta la ceniza, el ayuno, el color morado, el viacrucis, etc., ahora hay que resaltar con sabiduría Pastoral el agua de Pascua, la comida en familia, el color blanco, el Vía Lucis, etc.

– Tercero: En el contexto de la Pascua y de la crisis causada por COVID-19, exhorto a todas las parroquias a recorrer la cincuentena pascual, dedicando, con creatividad pastoral, una semana para agradecer y orar por los vivos y difuntos de los siguientes grupos sociales:

1ª semana: por los médicos, enfermeros, enfermeras y personal de salud.

2ª semana: por los servidores públicos y protección civil.

3ª semana: por los comerciantes, empresarios y personal de turismo.

4ª semana: por los sacerdotes, diáconos y vida consagrada.

5ª semana: por los enfermos y familiares que los cuidan.

6ª semana: por los maestros y los alumnos.

7ª semana: por los agentes de pastoral: catequistas, ministros de la comunión, etc., terminando el sábado con la celebración de la vigilia, y el Domingo de Pentecostés con una procesión parroquial y bendición de las familias en sus vehículos adornados con mensajes de pascua y banderitas de la Paz. El objetivo que proponemos es manifestarnos como Iglesia desde todas las parroquias de la Diócesis; como Iglesia de discípulos misioneros de reconciliación y paz comunitaria, teniendo siempre en cuenta los escenarios vigentes, con los protocolos y aforos permitidos.

– Cuarto: Sabiendo que quien ora de verdad no es violento, sino instrumento de reconciliación y de paz comunitaria, les exhorto: a catequizar y aprovechar con fe y respeto, el signo del agua bendita que tanto gusta a nuestro pueblo, haciendo la aspersión en el momento penitencial siguiendo las indicaciones del Misal Romano; a sonar las campanas y rezar el Regina Coeli (y la oración a la santísima Virgen de Guadalupe ante la pandemia, la oración por la diócesis, etc.) a las 12 del día en todos los templos y capillas de la diócesis. Considero que nuestros Santuarios, templos y capillas seguirán siendo lo que han sido a través de la historia: verdaderos lugares de consuelo, de comunión, de esperanza y de sanación.

– Quinto: Conscientes que la catequesis mistagógica lleva a descubrir, bajo los ritos bautismales de la Vigilia pascual, los misterios encerrados en ellos, aún sin desvelar y, que, se trata de una catequesis integral que, al implicar el cuerpo, el alma y el espíritu, es emblemática también para la formación catequética de los cristianos de hoy, animo a los sacerdotes y catequistas, para que valiéndonos de los medios a nuestro alcance, en el periodo de la cincuentena pascual se impartan semanalmente catequesis en esta índole, aprovechando la pedagogía del Leccionario del Misal Romano para este ciclo B. Nos encomendamos a Dios.

Una vez que la homilía termino Mons. Fidencio procedió a hacer la bendición de la ceniza, misma que sería colocada en la cabeza de los presentes para dar inicio al tiempo de cuaresma,  continuando inmediatamente con la celebración como de ordinario, y al final Mons. Fidencio les dio la bendición e invito a vivir la Cuaresma acompañando a Jesús en su Pasión, para después también resucitar con él en la Pascua.