MENSAJE EN LA CEREMONIA DEL ENCENDIDO DE LUCES DEL ÁRBOL DE LA AMISTAD Y DEL NACIMIENTO MONUMENTAL DEL CENTRO HISTÓRICO.

MENSAJE  EN LA CEREMONIA DEL ENCENDIDO DE LUCES DEL ÁRBOL DE LA AMISTAD Y DEL NACIMIENTO MONUMENTAL DEL CENTRO HISTÓRICO

Jardín  Sanea, Col. Centro Histórico, Santiago de Querétaro, Qro.,  martes 29  de noviembre de 2016.

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Buenas noches.

Saludo con afecto al Señor Gobernador Francisco Domínguez Servién y a su esposa la Sra. Karina Castro de Domínguez, presidenta del Patronato del Sistema Estatal DIF.

Saludo al Dip Gerardo Ángeles Herrera, Presidente de la Mesa Directiva de la LVIII Legislatura en el Estado.

Saludo a la Magistrada María Consuelo Rosillo Garfias, Presidenta del Tribunal Superior de Justicia.

Saludo al Lic. Francisco Alejandro Pedraza Montes, Director General del Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro.

Saludo a la Srita. Paulina II, Reina de las Fiestas de Navidad 2015.

Saludo a la Srita. Cecilia II, Reina Proclamada de las Fiestas de Navidad 2016.

Saludo a quienes esta noche conforman la línea de honor.

Saludo con gran afecto a todos ustedes, queridos asistentes en esta importante y significativa ceremonia cultural para nuestra ciudad.

A todos ustedes buenas noches:

  1. Con el afán de vivir y cultivar nuestras tradiciones, esta noche nos volvemos a reunir en este lugar para iluminar y contemplar el monumental Nacimiento y el árbol que durante estos días de Navidad, ornamentarán estas históricas plazas, con la finalidad de que quienes viniendo aquí,  por turismo, recreación o devoción, puedan sentirse interpelados por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y de lo que estos signos representan.
  1. El Nacimiento y el árbol de Navidad son signos navideños siempre sugestivos y queridos para nuestras familias: evocan el misterio de la Encarnación, al Hijo unigénito de Dios que se hizo hombre para salvarnos, y la luz que Jesús trajo al mundo con su nacimiento. Pero el Nacimiento y el árbol tocan el corazón de todos, incluso de quienes no creen, porque hablan de fraternidad, de intimidad y amistad, llamando a los hombres de nuestro tiempo a redescubrir la belleza de la sencillez, la comunión y la solidaridad. Son una invitación a la unidad, a la concordia y a la paz; una invitación a dar cabida en nuestra vida personal y social a Dios, que no viene con arrogancia a imponer su fuerza, sino que nos ofrece su amor omnipotente a través de la frágil figura de un Niño. El Nacimiento y el árbol llevan, pues, un mensaje de luz, de esperanza y de amor.
  1. Dejemos que la luz que irradian estos signos, iluminen nuestras vidas, nuestras relaciones interpersonales, nuestras situaciones familiares, pero sobretodo nuestro corazón, de manera que juntos podamos descubrir aquello que no colabora y suma a la unidad, a la paz, a la concordia y al bien común. “El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares” (EG, 67). La familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos. El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo con la sensibilidad de cada uno. Pero el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja (EG, 66).
  1. Este pesebre se presenta hoy como el icono de la familia de Nazaret, con su cotidianeidad hecha de cansancios y hasta de pesadillas, como cuando tuvo que sufrir la incomprensible violencia de Herodes, experiencia que se repite trágicamente todavía hoy en tantas familias de prófugos desechados e inermes. Como los magos, las familias estamoas invitadas a contemplar al Niño y a la Madre, a postrarnos y a adorarlo (cf. Mt 2,11). Como María, somos exhortados a vivir con coraje y serenidad sus desafíos familiares, tristes y entusiasmantes, y a custodiar y meditar en el corazón las maravillas de Dios (cf. Lc 2,19.51). En el tesoro del corazón de María están también todos los acontecimientos de cada una de nuestras familias, que ella conserva cuidadosamente. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios.
  1. Quiero aprovechar esta oportunidad para desear de corazón a cada uno de ustedes aquí presentes, a sus familiares y amigos  y conciudadanos, pasen con serenidad la Navidad del Señor. Que en esta Navidad resuene en todos los lugares de esta noble ciudad de Santiago de Querétaro, el feliz anuncio del ángel a los pastores de Belén: «hoy, en la ciudad de David, ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 11). Aquellos pastores —dice el Evangelio— fueron envueltos por una gran luz. También hoy Jesús sigue disipando las tinieblas del error y del pecado para traer a la humanidad la alegría de la resplandeciente luz divina, de la que el árbol navideño es signo y recuerdo. Dejémonos envolver por la luz de su verdad, porque «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (EG, 1).
  1. Muchas felicidades a los artistas que han preparado este bello Nacimiento y este bonito Árbol. Gracias a las autoridades estatales por propiciar con valentía y con generosidad este tipo de iniciativas que contribuyen a la evangelización de nuestro pueblo y hacen de nuestras fiestas y tradiciones un icono que nos identifica.

            Muchas gracias.

+ Faustino Armendáriz Jiménez.

Obispo de Querétaro