Mensaje de Pascua 2011

El largo y silencioso camino de la Cuaresma y el drama trágico del Calvario, se iluminan y llenan de cantos con el gozo de la resurrección de Cristo en estas fiestas de Pascua.

La Iglesia retoma el anuncio gozoso que el ángel hizo a las mujeres junto al sepulcro vacío, y nos dice: “No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como lo había dicho… Vayan, y anuncien a mis hermanos que irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán”.

Este anuncio gozoso resuena en nuestros templos, acompañado del repique de las campanas y del cántico del aleluya; con el esplendor del Cirio pascual y el perfume de las flores; pero, sobre todo, con la alegría de nuestro corazón, porque, “éste es el día del triunfo del Señor; él sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Es el gozo prometido por Jesús y que nadie nos podrá quitar.

La Resurrección de Cristo es nuestra esperanza de resurrección; el triunfo de Cristo es nuestra victoria; la vida del Resucitado es la nueva vida del cristiano, que recibimos en el Bautismo. Si con Cristo morimos al pecado, con Él resucitamos a la vida nueva. Llevemos una vida digna de resucitados. Hagámonos dignos de tanta gloria. Por eso le decimos:

Cristo,
“Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia,
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey Vencedor, apiádate
de la miseria humana,
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa”
Amén. 

† Mario de Gasperín Gasperín
Administrador Apostólico