Mensaje de Año Nuevo 2016

 

En la Sede Episcopal de Santiago de Querétaro, Qro.,  1º de enero del año del Señor 2016.
Año de la Vida Consagrada – Año de la Misericordia
A los sacerdotes y diáconos,
a los consagrados y consagradas,
a los responsables del bien común,
a los fieles laicos de la Diócesis de Querétaro,
y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad:

 

¡Doy gracias a Dios por Ustedes!

1. En el inicio del Año Nuevo, como Pastor Diocesano, expreso mi gratitud a Dios por la ayuda recibida en cada uno de los acontecimientos que hemos vivido en nuestra Iglesia particular;  gratitud que se torna súplica para que Dios bendiga a quienes lo han dejado todo para ir a la misión y se han trasladado a las periferias para estar cerca de lo que más necesitan de la salud que solo da el Evangelio. Nuestro reconocimiento y agradecimiento a los misioneros y misioneras porque su esfuerzo sigue haciendo posible el renacimiento de la alegría en las personas y en las comunidades que les han sido encomendadas.

2. Mi especial gratitud y cercanía con los adultos mayores y también pienso en los que están enfermos, que a pesar de sus limitaciones siguen mostrando la ternura y la paciencia de Dios para con la humanidad, y en los que ya nos han dejado y han partido a la casa del Padre. Aliento a los más jóvenes para que aprovechen esta fantástica hora, ¡La de evangelizar! para que sus fuerzas se transformen cada vez más en la savia del Evangelio, ¡Cómo deseo, que la Buena Nueva de Jesús, sea transmitida de joven a joven! En el contexto del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, no dejemos nunca de realizar obras de bondad y de misericordia, inspirados bajo la luz del Espíritu Santo, basta dejarnos iluminar por El y nos indicará los senderos a recorrer. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7). Queridos jóvenes: Jesús misericordioso se fía de ustedes y cuenta con ustedes. No tengan miedo de contemplar sus ojos llenos de amor y déjense tocar por su mirada misericordiosa dispuesta a perdonar cada uno de sus pecados y digámosle: Jesús confío en Ti.

 

¡Misericordiosos como el Padre!

3. Con estos sentimientos de agradecimiento por cuanto nuestra Iglesia Particular de Querétaro ha recibido del corazón bondadoso de Dios y por la tarea que nos espera, vivamos intensamente durante este nuevo año, el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, aprovechando las oportunidades que la Providencia no conceda para mostrar en todo, la bondad del Señor y que pueda llegar a la mente y al corazón de nuestro hermanos. El Espíritu Santo que conduce los pasos de los creyentes para que cooperen en la obra de salvación realizada por Cristo, sea guía y apoyo del Pueblo de Dios que peregrina en Querétaro, para ayudarlo a contemplar el rostro de la misericordia. Las obras de misericordia, tanto espirituales como corporales, son el programa y el itinerario a seguir y la luz que nos han de guiar para hacer el bien y llegar a ser  la voluntad de Dios. Son el reto de este ‘Año de la Misericordia‘.

4. Es imposible no mirar las múltiples tragedias que afectan a los diversos pueblos del mundo, además de la pobreza, el hambre, el subdesarrollo, los conflictos bélicos, las migraciones, la contaminación, la desigualdad, la injusticia, el crimen organizado, los fundamentalismos, necesitamos dejarnos conmover por las carencias y necesidades reales del prójimo, y comenzar a educarnos como agentes comprometidos en la reconstrucción de la justicia y de la paz, también protegiendo la creación, combatiendo la pobreza pero anunciado el Evangelio, construyendo la paz y haciendo de nuestras familias comunidades de paz, seamos también ciudadanos responsables y comprometidos en el cuidado atento de la creación, nuestra casa común.

 

¡De la indiferencia a la misericordia: la conversión del corazón!

5. En este día primero de enero, Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, los invito para que nos unamos a las intenciones del Santo Padre Francisco, durante la XLIX Jornada Mundial de la Paz, especialmente atendiendo a su mensaje, en el cual nos exhorta a vencer la indiferencia y a conquistar la paz, pues la indiferencia representa una amenaza para la familia humana. La indiferencia provoca cerrazón y distanciamiento, y termina de este modo contribuyendo a la falta de paz con Dios, con el prójimo y con la creación. En este sentido Jesús, el rostro de la misericordia del Padre, nos enseña a ser misericordiosos como el Padre (cf. Lc 6, 39). Aprendiendo a detenernos ante los sufrimientos de este mundo para aliviarlos, ante las heridas de los demás, para curarlas con los medios que tengamos, comenzando por el propio tiempo a pesar de tantas ocupaciones. “La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que bate fuerte allí donde la dignidad humana —reflejo del rostro de Dios en sus creaturas— esté en juego. Jesús nos advierte: el amor a los demás —los extranjeros, los enfermos, los encarcelados, los que no tienen hogar, incluso los enemigos— es la medida con la que Dios juzgará nuestras acciones. De esto depende nuestro destino eterno” (cf. Francisco, Mensaje para la XLIX Jornada Mundial de la Paz, 8 de diciembre de 2015). Construir la paz es también un acto de misericordia. ¡Construyamos la paz en nuestra Diócesis de Querétaro!

 

¡María, Madre de Misericordia, nos enseña a ser misericordiosos!

6. La Santísima Virgen María, Madre de la Misericordia, atenta a las necesidades de la humanidad  interceda para que nos obtenga de su Hijo Jesús, el cumplimento de nuestras súplicas  y la bendición de nuestro compromiso cotidiano en favor de un mundo fraterno y solidario.  Ella es a quien confiados decimos: «Te aclamamos, Santa Madre de Dios, porque has dado a luz al rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos».

Deseo a todos de corazón un año santo de gracia y reconciliación en este Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia. Con mis oraciones para que el Señor derrame copiosas y abundantes bendiciones en sus vidas y en la de todos sus seres queridos. Feliz Año del Señor 2016.

† Faustino Armendáriz Jiménez
Diócesis de Querétaro