Mensaje a los miembros de la vida consagrada

Santiago de Querétaro, Qro., 13 de noviembre de 2011

Queridos hermanos y hermanas de la Vida Consagrada:

Les agradezco que hayan aceptado venir, a este primer llamado dedicado especialmente a ustedes, deseo saludarles con gran afecto: religiosos, religiosas y personas consagradas, expresándoles cercanía cordial y vivo aprecio por el bien que realizan al servicio del pueblo de Dios.

1. Este encuentro tiene tres objetivos: ante todo, saludarles y conocerles; en segundo lugar, promover la comunión; y, por último, invitarles a unirse a la misión que en la diócesis estamos impulsando, cada uno desde su carisma y de su misión específica.

2. Nuestro Plan Diocesano de Pastoral cuando se refiere a la Vida Consagrada cita: “Por medio del espíritu Santo, Dios ha dado a su iglesia la Vida Consagrada que con la vivencia de los consejos evangélicos de castidad pobreza y obediencia, los que son llamados han dejado todo para estar con él y ponerse como Él, al servicio de Dios y de los humanos (VC 1). La Vida religiosa participa en la misión de Cristo con la vida fraterna en comunidad y su compromiso en la misión específica del Instituto (Cfr. VC 72)” Además con su palabra y ejemplo, han de proponer el ideal del seguimiento de Cristo. (Cfr. VC 64)Desde su ser, la Vida Consagrada está llamada a ser experta en comunión. (PDP 255) lo que nos permite de manera fundamental sentirnos parte de la misión evangeliza de la diócesis.

3. Como consagrados y consagradas, estamos llamados a ser expertos en comunión, en discernir a la luz del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, participando en el Plan Diocesano de Pastoral, siendo discípulos y misioneros de Cristo a través de los propios carismas, al servicio de la  “nueva evangelización”.

4. Es mi deseo que cada uno de nosotros unamos fuerzas para anunciar al hombre contemporáneo una esperanza capaz de transformar los corazones fríos  por no sentir el amor de Dios. Esta experiencia ha de tener su cimiento en la Palabra de Dios de la que nosotros debemos  ser los primeros enamorados y de donde nutramos nuestra vocación cada día. Pues “la vida consagrada nace de la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evangelio como norma de vida. En este sentido el vivir siguiendo a Cristo  casto, pobre y obediente se convierte en exégesis viva de la Palabra de Dios…de manera particular en el ejercicio de la lectio divina… propiciando una formación sólida para la lectura creyente de la Biblia” (Cfr. VD 83).

5. La Vida Consagrada es un don del Padre por medio del Espíritu a su Iglesia (VC 1), y constituye un elemento decisivo para su misión (VC 3). Cada uno de ustedes está llamado a hacer de sus lugares de presencia, de su vida fraterna en comunión y de sus obras, espacios de anuncio explícito del Evangelio, principalmente a los más pobres, como lo han hecho en nuestro continente desde el inicio de la evangelización. De este modo colaboran, según sus carismas fundacionales, con la gestación de una nueva generación de cristianos discípulos y misioneros, y de una sociedad donde se respete la justicia y la dignidad de la persona humana (Cfr. DA 217).

6. Traigo a la memoria las palabras del ahora beato Juan Pablo II quien dirigiéndose a la vida consagrada decía: “A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas: «¡ustedes no solamente tienen una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Pongan los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu les impulsa para seguir haciendo con ustedes grandes cosas» (Primera jornada de oración para la Vida Consagrada, Roma, 06 de enero de 1997).

7. Los desafíos  de la nueva evangelización rebasan nuestra imaginación y urgen una respuesta, pues “el problema cultural de fondo es que el sentimiento del vivir fluctúa coda vez más por su cuenta y se ha alejado poco a poco de la pregunta por el significado y el misterio de la existencia”. Sin embargo, nos alienta que muchos de ustedes hunden sus raíces y su carisma en el tema de la educación. Los obispos de México estamos convencidos que México sufrirá un cambio en sus estructuras, en sus sectores y en su cultura, cuando le demos un giro a la educación, pues la educación sigue considerándose como el medio para obtener la salvación y por consiguiente contiene su función apostólica, aunque ampliada a una misión terrena para actuar en favor de la sociedad. La nota de la “escuela católica” consiste en crear un ambiente de la comunidad escolar animado por el espíritu evangélico de libertad y caridad, ayudando a los adolescentes para que en el desarrollo de la propia persona crezcan a un tiempo según la nueva criatura que han sido hechos por el bautismo y ordenar últimamente toda la cultura humana según el mensaje de la salvación de suerte que quede iluminado  por la fe el conocimiento que los alumnos van adquiriendo del mundo, de la vida y del hombre.

8. La Iglesia tiene una misión en el proceso educativo, respetando las dinámicas propias de una realidad familiar y nacional, pero yendo mucho más allá, porque al ser portadora de una propuesta que da un significado más amplio y profundo a la realidad mediante el evangelio llega a destacar todo e evangelio de cada ser humano y el camino de su realización. El evangelio es la persona y el acontecimiento de Jesucristo, que con su enseñanza y su acción en medio de nuestra historia nos da la posibilidad de entender al ser humano con toda su realidad, dándole sentido pleno a cada persona, ene l aquí y en el ahora, pero también en su dimensión definitiva y trascendente. (CEM, XCII Asamblea plenaria, educar evangelizando y evangelizar educando, 223).

9. El ser humano puede recorrer por sí mismo un tramo  en la búsqueda de su realización, pero la realización plena  solo se alcanzará mediante su apertura a Dios y la gracia que de él proviene. Estoy convencido que con el anuncio del Evangelio podemos iluminar la inteligencia y la conciencia del hombre y orientar su voluntad hacia lo que es justo y bueno.

10. Esta misión exige de los miembros de la comunidad educativa la conciencia de que una responsabilidad  ineludible de fomentar el estilo cristiano original  corresponde a los educadores  como personas y como comunidad. Requiere de ellos que sean testigos de Jesucristo y que manifiesten que la vida cristiana es portadora de luz y sentido para todos. La persona consagrada está llamada a testimoniar su específica vocación  a la vida de comunión en el amor, para ser en la comunidad escolar signo, memoria, profecía de los valores del Evangelio (Congregación para la educación católica, Educar juntos en la escuela católica, 15).

11. Se trata en definitiva de formar al hombre como persona: un sujeto que en el amor, construya la propia identidad histórica, cultural, espiritual y religiosa poniéndola en diálogo con otras personas, en una dinámica de dones recíprocamente ofrecidos y recibidos. En el contexto de la globalización, es necesario formar sujetos capaces de respetar la identidad, la cultura, la historia, la religión y sobretodo lo sufrimientos y las necesidades ajenas con la conciencia de que todos somos verdaderamente  responsables de todos.

12. A la vida consagrada corresponde en particular mostrar que la consagración religiosa puede decir mucho a cada cultura, en cuanto ayuda a desvelar la verdad del ser humano a partir de su testimonio de vida evangélica  se debe evidenciar con claridad que la “santidad es la propuesta  de más alta humanización del hombre  y de la historia: es proyecto que cada cual en esta tierra pueda hacer suyo.

13. Podemos estar seguros que la intercesión y el ejemplo de los grandes hombres y mujeres como: San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, Santa Clara de Asís, San Juan Bosco, San Francisco Xavier, San José María Escrivá de Balaguer, Santa Teresa de Ávila, San Marcelino Champagnat, San Alfonso María de Ligorio, Sor  María Catalina Irigoyen, la madre Clemencia Borja Taboada, María Eugenia González Lafón, Conchita Cabrera de Armida, entre otras siguen siendo hoy motivo de inspiración en los carismas que al soplo del espíritu pudieron plasmar en sus obras.

14. Les agradezco y les felicito por la audacia de consagrarse cada día al Señor, deseo que sus proyectos y tareas se vean bendecidos con la luz del Espíritu Santo, unamos fuerzas en la tarea que el Señor Jesucristo nos ha encomendado de anunciar su amor a todas las gentes, siendo discípulos y misioneros de nuestro tiempo. Les imparto de corazón mi bendición. ¡Gracias!

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro