La Pastoral Litúrgica

Por una parte, es la expresión de la PASTORAL que cuida la participación de los fieles en las celebraciones litúrgicas, quienes como profetas, sacerdotes y edificadores del Reino, proclaman la Buena Nueva de Jesús, hacen suya la Pascua de Cristo y la vida del Espíritu Santo, aceptan la obligación de la edificación del Reino y se comprometen a llevarlo a término.

Por otra, en el espacio de las manifestaciones del tesoro de la Piedad Popular, con el respeto y acompañamiento que ameritan, vamos encontrando un buen ambiente o para prepararnos a celebrar la Liturgia o para continuarla.

La Liturgia en la formación de discípulos misioneros de Cristo
“El DISCÍPULO es alguien apasionado por Cristo, a quien reconoce como el Maestro que lo conduce y acompaña” (DA 277).
“La MISIÓN es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación,…” (DA 278 e).
Podemos destacar CINCO ASPECTOS fundamentales en el proceso de la formación de discípulos misioneros, que se compenetran íntimamente:

  • El Encuentro con Jesucristo
  • La Conversión
  • El Discipulado
  • La Comunión
  • La Misión

“El DISCIPULADO: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús Maestro, va profundizando en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es importantísima la CATEQUESIS y la VIDA SACRAMENTAL, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos perseveren en la vida cristiana y en la misión en el mundo que los desafía”.

“LA MISIÓN: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios” (DA 278).

La Liturgia y los discípulos. Cuando se es discípulo de Jesucristo por medio del regalo de la filiación divina y del compromiso aceptado en los Sacramentos de la Iniciación Cristiana, con el proceso de formación individual exigido por las propias circunstancias y obligaciones, se va consolidando la vida cristiana personal y comunitaria a través de una participación constante en la Eucaristía Dominical y demás celebraciones del Año litúrgico con el cuidado fraternal de la comunidad.

La fe personal y comunitaria, poco a poco, se transformará en caridad expresada en las buenas obras de misericordia y en los diferentes servicios pastorales de la parroquia.

La Liturgia y la Misión. Todos sabemos que la misión, antes de ser un ‘hacer’, es un ‘recibir’. Si creemos que “la Liturgia es la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia” (Sc10), o sea, que la Liturgia es el punto álgido de todo el trabajo misionero, también creemos que la misma Liturgia es primordialmente fuente de toda la vida cristiana (LG11 y SC10), fuente y cumbre de toda evangelización (PO 5) y que cada vez que comemos del pan y bebemos del cáliz, anunciamos la Muerte del Señor hasta que venga (cf. 1Co 11,26).

Pbro. Guadalupe Martínez Osornio
Presidente de la Comisión Diocesana de Pastoral Litúrgica