HOMILÍA EN LA MISA DE JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR. «¿QUÉ SIGNIFICA CENAR EN TIEMPO DE PANDEMIA?.

 ¿QUÉ SIGNIFICA CENAR EN TIEMPO DE PANDEMIA?

Homilía en la misa de Jueves Santo de la Cena del Señor. En la Santa Iglesia Catedral de Querétaro a 1 de abril de 2021. Año Jubilar de San José y de la Familia.

Queridos hermanos y hermanas, todos en el Señor.

  1. Ante un fenómeno como éste que estamos viviendo, causado por la pandemia Covid-19, Jesús dijo: “Me da compasión esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen nada para comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino” ( 15, 32).

Fue la compasión, que literalmente significa “padecer con”, la que ocasionó lo que llamamos “El milagro de la multiplicación de los panes”. En dicho acontecimiento aparecen por lo menos tres maneras de solucionar el problema del hambre: La primera es despedirlos; la segunda es comprar pan, y la tercera compartir los cinco panes y los dos peces.

  1. Para Jesús la solución al problema del hambre está llena de simplicidad, consiste sencillamente en compartir lo que cada uno tiene. Dice el Evangelio:
  • “Entonces Jesús les mandó que los sentaran en grupos”. La solución que se busque tiene que ser participativa y compartida.
  • “Y Él tomó los cinco panes y los dos pescados y levantando los ojos al cielo pronunció la bendición”. Sólo cuando reconocemos que nuestros bienes son regalo del Padre a la humanidad, somos capaces de ponerlos al servicio de los hermanos. No olvidemos que la vida no se nos ha dado para hacer dinero sino para hacernos hermanos.
  • “Partió los panes y los iba dando a los discípulos para que los repartieran”. Esta es la solución y la lección suprema: Es partiendo, repartiendo la vida y los bienes como se soluciona el problema del hambre. Dice el evangelio que “Todos comieron hasta saciarse”.
  • “Y recogieron 12 canastos de lo que sobró”. El signo de compartir los panes y los pescados fue pleno. Partiendo y repartiendo los cinco panes y los dos pescados que Dios nos ha dado, se soluciona el problema del hambre, y hasta sobra.

No hay que olvidar nada de esto, porque todo esto, quedará después como el sacramento de la comunión y de la solidaridad en la santa Eucaristía.

Seguramente cuando Jesús celebró la Eucaristía pensaba en la multiplicación de los panes, y cuando multiplicó los panes pensaba en la Eucaristía.

  1. Tomen y coman todos, esto es mi cuerpo. Hagan esto en memoria mía.

Así la Eucaristía se convirtió en lo que después el concilio Vaticano II llamará “cumbre y fuente de la vida cristiana” (SC 10). Así es hermanas y hermanos, Jesucristo en la Última Cena nos enseñó que en cada Eucaristía la ofrenda principal para el sacrificio es cada cristiano; en cada Eucaristía, retornamos a nuestro origen como personas y como cristianos; en cada Eucaristía encontramos el sentido de la vida y en cada Eucaristía encontramos el itinerario y el secreto de Jesús para formar discípulos: cuatro gestos: Jesus tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo repartió; luego tres frases que revelan el secreto: “Esto es mi cuerpo”, “Coman todos de él” y “Hagan esto en memoria mía”. (Mt 26, 26. Mc 14, 22. Lc 22, 19).

Por eso es que los cristianos no podemos vivir sin la Eucaristía, así respondieron los 49 mártires de Abitinia (hoy Túnez), cuando fueron sorprendidos celebrando la Santa Eucaristía en tiempos prohibidos (en el año 304), bajo el imperio de Diocleciano; a todos, jóvenes, niños, viejos, hombres y mujeres les preguntaban: “¿Asististe a la reunión?”, y todos ellos respondieron sin haberse puesto de acuerdo: “Soy cristiano”. Les replicaban: “No te pregunto si eres cristiano, sino si asististe a la reunión”, y ellos respondían: “Nosotros somos cristianos, y no podemos guardar otra ley que la Ley santa del Señor, hasta el derramamiento de nuestra sangre”. Este es el principio que rige nuestra vida: “Tomen y coman todos, esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.

  1. Vayan y hagan lo mismo.

Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo estas palabras que nos ha dejado como su testamento: “Les he dado ejemplo, para que todo lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan” ( Jn 13, 15). Éste es el sentido más profundo del Jueves Santo: arrodillarse para servir a Dios en los hermanos. Se trata de una condición que no podemos soslayar. Si queremos dar fruto, es decir, dar sentido a nuestra vida, tenemos que gastarnos y consumirnos sirviendo a los demás. La vela solo cobra sentido cuando está encendida. Pero si está encendida, se consume. La rosa al esparcir su fragancia, entrega algo de sí mismo, y así está manifestando su verdadero ser.

Finalmente escuchemos a Jesús que nos dice: “Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan” (Jn 13, 15). Que así sea.

+ Fidencio López Plaza

X Obispo de Querétaro