Homilia en la Bendición de la Capilla del CISAV

Santiago de Querétaro, Qro., 1º de septiembre de 2011

Saludo con gozo en el Señor a cada uno de ustedes, quienes hoy se han reunido para invocar la bendición de Dios sobre esta casa y ofrecer al Padre del cielo este lugar desde donde surja la fuente viva de la salvación. De manera particular saludo a mis hermanos Obispos: Mons. Carlos Aguiar Retes; Mons. Mario De Gasperín Gasperín; Mons. Alfonso Cortés. Su presencia entre nosotros nos alegra pues es signo de comunión y fraternidad, gracias por venir y ser parte de esta grata experiencia. Me dirijo también con especial aprecio a quienes integran este “Centro” buscando la verdad y trabajando por fomentar en la cultura,  signos claros de esperanza, siendo parte de la experiencia del —Centro de Investigación Social Avanzada— (CISAV) particularmente a su Director el Dr. Rodrigo Guerra y al Lic. Patricio Slim:

Hermanos y hermanas todos en el Señor:

1. La sugestiva Liturgia de la Palabra de este día, junto con los ritos, mediante los cuales bendecimos este altar y esta capilla, nos permiten reflexionar en nuestra realidad cristiana y eclesial, pues son la expresión viva de la fe, de la vida y misión de la Iglesia, en la búsqueda de la respuesta al proyecto del Padre en su tarea evangelizadora.

2. Hemos escuchado dos textos que centran su atención en dos temas que son fundamentales para nuestra vida de cristianos: la obediencia y la voluntad de Dios en la vida del hombre. San Pablo cuando escribe a los Colosenses hace notar como la sabiduría y la inteligencia unidas al conocimiento son las más altas virtudes de la mente humana cuyo contenido es la voluntad de Dios, tratándose por consiguiente de la comprensión de las exigencias del Señor “Así podrán caminar en una forma digna del Señor”. El caminar refiriéndose a la vida no es extraño al AT, fructificando en toda clase de obras buenas y creciendo en el conocimiento de Dios. La triple mención del poder de Dios sirve para subrayar su acción: esta acumulación significa la plenitud del poder de Dios en la obra salvadora. Una obra que kerigmáticamente hoy se nos anuncia y que no sólo por oficio sino por convicción  testimoniamos para que tengamos vida en Jesucristo: “él nos liberó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su amor, en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados” (Cfr. Col 1, 14). Con la finalidad de “tomar parte en la herencia de los santos”.

3. San Lucas, al narrar la vocación de los primeros discípulos, pretende hacer más verosímil la respuesta inmediata a la llamada, la cual se concretiza en el anuncio gozoso de aquello que el Señor Jesús ha querido para cada hombres y mujer de esta tierra. Estaba Jesús junto al lago de Genesaret con una gran muchedumbre que deseaba oír la Palabra de Dios. Pedro y sus compañeros de trabajo lavaban las redes después de bregar una noche sin pescar nada. Y Jesús, que quiere meterse hondamente en el alma de Simón, le pidió la barca y le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba desde la barca a la multitud. Quizá Pedro siguió con la tarea de dejar a punto el aparejo de la pesca mientras escuchaba al Maestro, a quien ya conocía desde que le llevó hasta Él su hermano Andrés; no sospecha los planes tan grandiosos del Señor.

4. Cuando terminó de hablar, Jesús dijo a Simón: Guía mar adentro, y echen sus redes para la pesca. Quizá han terminado de limpiar las redes de las algas y del fango del lago. Todo invita a la excusa: el cansancio, que es mayor cuando no se ha pescado nada, las redes lavadas y preparadas para la noche siguiente, la inoportunidad de la hora para la pesca… Pero la mirada de Jesús, el modo imperativo y a la vez amable de dar la orden, el supremo atractivo que Cristo ejerce sobre las almas nobles… llevaron a Pedro a embarcarse de nuevo. El único motivo de echarse al agua con las barcas es Jesús: Maestro —le dice Pedro—, hemos estado fatigándonos durante toda la noche y nada hemos pescado; pero, no obstante, sobre tu palabra echaré las redes. In verbo autem tuo…, sobre tu palabra. Esta es la gran razón. En muchos momentos, cuando hace su aparición esa fatiga peculiar que origina el no ver frutos en la vida interior personal o en el apostolado, cuando nos parece que todo ha sido un fracaso y encontramos motivos humanos para abandonar la tarea, debemos oír la voz de Jesús que nos dice: Duc in altum, guía mar adentro, recomienza de nuevo, vuelve a empezar… en mi Nombre.

5. «El secreto de todos los avances y de todas las victorias está en saber “volver a empezar”, en sacar la lección de un fracaso y después intentar una vez más». A través de esos aparentes fracasos, quizá quiera decirnos el Señor que debemos actuar por motivos más sobrenaturales, por obediencia, por Él y solo por Él. «¡Oh poder de la obediencia! -El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano.

6. Ambos textos, tanto el de Pablo como el de Lucas, son una confirmación en la misión de la Iglesia que se ha querido asumir mediante el objetivo de este Centro de Investigación Social Avanzada, “evangelizar el mundo a partir de los nuevos desafíos”. Nos encontramos en un momento histórico de grandes cambios y tensiones, de pérdida de equilibrio y de puntos de referencia. Ésta época nos lleva a vivir cada vez más sumergidos en el presente y en lo provisional, haciendo siempre más difícil la escucha y la transmisión de la memoria histórica, y el compartir valores sobre los cuales construir el futuro de las nuevas generaciones. En este cuadro la presencia de los cristianos, la acción de sus instituciones es percibido en modo menos espontáneo y con mayores sospechas; en las últimas décadas se han multiplicado los interrogantes críticos dirigidos a la Iglesia y a los cristianos al rostro del Dios que anunciamos. La tarea de la Nueva Evangelización se encuentra así frente a nuevos desafíos que cuestionan practicas ya consolidadas, que debilitan caminos habituales y estandarizados; en una palabra, que obligan a la Iglesia a interrogarse nuevamente  sobre el sentido de sus acciones de anuncio y trasmisión de la fe.

7. Decía el Beato Juan Pablo II “hoy la Iglesia debe afrontar otros desafíos, proyectándose hacia nuevas fronteras, tanto en la primera misión ad gentes como en la nueva evangelización de pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo. Hoy se pide a todos los cristianos, a las iglesias particulares y a la Iglesia universal la misma valentía que movió a los misioneros del pasado y la misma disponibilidad para escuchar la voz del Espíritu (Cfr. Redemptoris missio 30).

8. Hoy se renueva este duc in altum que Jesús le dice a Pedro, y al decirlo a Pedro lo dice a la Iglesia, pues los nuevos escenarios de la nueva evangelización así lo exigen como nos lo señalan los lineamenta para la XIII asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos: El primero de ellos es el escenario cultural de fondo. Nos encontramos en una época de “profunda secularización”, que ha perdido la capacidad de escuchar  y de comprender la palabra evangélica como un mensaje vivo y vivificador. La secularización se presenta hoy en nuestras culturas a través de la imagen positiva de la liberación de la posibilidad de imaginar la vida del mundo  y de la humanidad sin referencia a la trascendencia. La “muerte de Dios” anunciada en las décadas pasadas  por tantos intelectuales, cede el lugar a un “estéril culto al individualismo”.

9. Otro de los escenarios el “fenómeno migratorio” que impulsa cada vez más a las personas a dejar sus países de origen y vivir en contextos urbanizados, modificando la geografía étnica de nuestras ciudades, de nuestras naciones y de nuestros continentes. El resultado cultural de estos procesos es un clima de extrema fluidez y “liquidez” dentro de la cual hay siempre menos espacio para las grandes tradiciones, incluidas las religiosas cuya función es estructurar en modo objetivo el sentido de la historia  y de la identidad de los sujetos. Con este escenario social se relaciona el fenómeno de la globalización, realidad no fácilmente descifrable que exige de parte de los cristianos  un fuerte trabajo de discernimiento.

10. Un tercero de los escenarios que está marcado en modo cada vez más determinante es el de los “medios de comunicación social” que hoy ofrece enormes posibilidades y representa uno de los grandes retos para la Iglesia. No existe lugar en el mundo que hoy no pueda ser alcanzado y por lo tanto no pueda estar sujeto al influjo de la cultura de los medios de comunicación  y de la cultura digital que se estructura cada vez más como el “lugar” de la vida pública y de la experiencia social. Muchas veces manifestando una profunda concentración egocéntrica sobre sí mismo y solo sobre las necesidades individuales. Cayendo en el riego de lo efímero, lo inmediato, de la apariencia, construyendo una sociedad sin memoria y sin futuro.

11. Un cuarto escenario que marca con sus cambios la acción evangelizadora de la Iglesia es “el económico”. Pues la duradera crisis económica en la cual nos encontramos indica el problema del uso de las fuerzas materiales que no encuentra fácilmente las reglas de un mercado global capaz de tutelar una convivencia más justa.

12. Un quinto escenario es “la investigación científica y tecnológica”. Vivimos una época  en la cual no cesamos de admirarnos por los maravillosos pasos que la investigación ha sabido superar en estos campos. Todos podemos experimentar en la vida cotidiana los beneficios que provienen de estos progresos. Pero se corre el riesgo de transformarse en los ídolos del presente. Es fácil en un contexto digitalizado y globalizado  hacer de la ciencia nuestra religión a la cual dirigir nuestras preguntas sobre la verdad y el sentido de nuestra esperanza, sabiendo que solo recibiremos respuestas parciales e inadecuadas. La técnica como una nueva forma de gnosis y de sabiduría.

13. Finalmente el escenario de «la política», en este escenario existen temas y sectores que han de ser iluminados con la luz del Evangelio: el empeño por la paz, el desarrollo y la liberación de los pueblos, el mejoramiento de las formas de gobierno mundial y nacional; la construcción de formas posibles de escucha, convivencia, diálogo, y colaboración entre diversas culturas y religiones; la defensa de los derechos del hombre y de los pueblos, sobre las minorías.

14. Los nuevos escenarios con los cuales estamos llamados a confrontarnos exigen desarrollar una actitud crítica de los estilos de vida, de las estructuras de pensamiento, de los valores, de los lenguajes construidos para comunicar.

15. Termino diciendo: «Nuestros pueblos no quieren andar por sombras de muerte: tienen sed de vida y felicidad en Cristo. Lo buscan como fuente de vida. Anhelan esa vida nueva en Dios, a la cual el discípulo del Señor nace por el bautismo y renace por el sacramento de la reconciliación buscan esa vida que se fortalece, cuando es confirmada por el Espíritu de Jesús y cuando el discípulo renueva en cada celebración eucarística su alianza de amor en Cristo, con el Padre y con los hermanos. Acogiendo la Palabra de vida eterna y alimentados por el pan bajado del cielo, quiere vivir la plenitud del amor y conducir a todos al encuentro con Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida» (Cfr. DA 350). Amén.

† Faustino Armendáriz Jiménez
IX Obispo de Querétaro