FIESTA PATRONAL, RECTORÍA SEÑOR DE LA MISERICORDIA, Col. Desarrollo San Pablo.

Col. Desarrollo San Pablo, Santiago de Querétaro, Qro. 23 de Abril de 2017.

El día 23 de Abril del presente año, se realizó la Fiesta Patronal del Señor de la Misericordia, en  la Rectoria  con el mismo nombre, perteneciente a la Parroquia Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, ubicada en Calle Playa Ángeles, # 5, esq. Pie de la Cuesta. Col. Desarrollo San Pablo, Santiago de Querétaro, Qro., la Eucaristía fue presidida por Mons. Faustino Armendáriz Jiménez, y concelebrada por el Rector del templo Pbro.  Alfonso Trejo Mendoza, al iniciar la celebración el Sr. Obispo les compartió:

“En este Domingo  de la Misericordia, que de manera  especial celebran ustedes como comunidad, nos acogemos a la misericordia de Dios, y le pedimos que nos enseñe a ser cada día mas misericordiosos, con los que nos rodean”

En su homilía dijo: “Ustedes como familias se acercan a recibir la misericordia de Dios,   en esta celebración de la Eucaristía, pero que también nos da la oportunidad de  hacerlo a través de todos los sacramentos, como el de la confesión, la reconciliación, pero también a  través de otros  medios que hacen que nos acerquemos a él.

Hoy en este segundo  domingo de Pascua, designado por San Juan Pablo II, como  “El Domingo de la Misericordia” celebramos esta fiesta patronal,  en una comunidad que reconoce en Cristo la misericordia de Dios, que es nuestro Padre. Y  hoy al escuchar  el evangelio, contemplamos  esa preocupación de Dios, de acercarse a nosotros.

En la semana Santa celebrábamos la Pasión y la muerte de Jesús, y seguramente fuimos testigos de todo el sufrimiento de Jesús, en algún viacrucis representado,  valoramos este Sacrificio  de Jesucristo que por amor Dios a través de la sangre de  Cristo, lo hizo por ti y por mí, sufriendo y derramando su sangre.

¿Porque este camino tan dramático?, porque él quiere, porque nos traza un camino, donde la humanidad para llegar al final  sufre, y sufre precisamente por las asechanzas del maligno. ¿Quién no ha sufrido en su momento esta laceración tan profunda en la autoestima que es el pecado?,  y que no es otra cosa más que la provocación  del maligno  para que nosotros nos desviamos del camino. Y de muchas maneras.  

Por eso es bueno hacer ese examen de conciencia, como cuando lo hacemos previo  a la confesión a la reconciliación acercarnos con la confianza de que Dios  nos va a personar, que Dios nos da la  paz, porque eso es lo que necesitamos, y eso es lo que necesitaban aquellos apóstoles, cuando encerrados  en un lugar, porque tenían miedo de corres la misma suerte del maestro, y en ese momento  de miedo de angustia e incluso de confusión, porque no  sabían que hacer, a pesar  de todas las enseñanzas de Jesús.

Fíjense como es el ser humano,  el mismo Jesús había sido maestro  de aquellos discípulos, ellos habían escuchado tantas veces, las palabras de ánimo de Jesús de  “No tengan Miedo”, y sin embargo ellos experimentaron  angustia y miedo.

Y esto, a que nos conduce, a que a pesar de que en muchos momentos nosotros vamos a  continuar realizar  lo que hicimos,  hace poco o mucho  pero también podemos tener la seguridad de que allí  esta Jesús. Por eso, en  aquellas  cuatro paredes de encierro temeroso de los discípulos, Jesús se acerca y les dice: “La paz  sea con ustedes”,  tenemos que ser conciliadores agentes de paz, misioneros de paz y misioneros de misericordia.

Y así,  se presenta Jesús  delante de aquella comunidad de Discípulos,  como el  portador de la misericordia; porque cuando tú eres,  constructor de la paz, y generas paz,  en tu familia,  en la comunidad, en tu trabajo eres un verdadero  misionero de la paz, y misionero de la misericordia,  ustedes creen  que aquel que se dedica a sembrar cizaña entre la gente entre lo vecinos y entre la misma familia sea  un misionero de paz? –No, y eso no es de Dios, y esa persona no tiene a Dios en su corazón.

Aquellos discípulos estaban confundidos, y a veces nosotros estamos confundidos,  como familia, como  comunidad y todavía  hay alguien que llega y le echa gasolina a la lumbre, no,  esa no es la misión de un verdadero cristiano, la misión de un verdadero cristiano es.: generar reconciliación,  generar paz.

Por eso,  Jesús lo que trata de  infundir en aquellos discípulos es misericordia, es  perdonarlos por sus miedos e incluso con sus dudas; nunca fustigo a Pedro, solamente lo miro,  porque lo  había negado, nunca hablo  mal de Judas, porque lo había traicionado, este es el ejemplo de Jesús.

Y ustedes lo tienen  allí un  Jesús misericordioso,  que derrama su luz,  que derrama su  paz, que derrama perdón, que derrama misericordia, y creo que este es el referente de una comunidad que  también necesita  esa presencia permanente de Jesús,  que nos dice  “la Paz este con ustedes”. 

Cuando aquellos, discípulos recibieron la paz,  y esta presencia de Jesús  a pesar de sus dudas, una duda tan grande como la de  Tomas,  cuando le dijo: “si no toco el agujero de sus clavos, si no toco  la herida de su costado, no creeré”,  a veces  somos así de incrédulos, pero Jesús se acerca  misericordiosamente  de muchas maneras.

¿Cómo lo puedes encontrar y unirte íntimamente a Él?, acércate a la comunión,   acércate a la confesión,  y experimentaras lo que solamente Dios  puede dar,  la paz, la capacidad de  tener misericordia para con los demás, la capacidad de poder perdonar.

Creo que alguien que no esté  en gracia  de Dios,  le será muy difícil perdonar a los demás, no nos extrañe que a veces sigamos diciendo “puedo perdonar, pero no olvidar”,  pero lo decimos porque no tenemos a Cristo  en nuestro  corazón y esas no son palabras de Jesús. Jesús en la  misma cruz, a pesar de lo que le habían hecho dice: “perdónales Señor, perdónales”.

Hoy al celebrar  este día la misericordia,  creo que el Señor nos envía este mensaje,  “sean misericordiosos, como mi padre es misericordioso” y Jesús no solamente lo dice,  sino leyendo el Evangelio nosotros miramos como  Jesús,  es capaz de tocar al enfermo más contagioso,   es capaz de perdonar a aquella  mujer más pecadora,  y hacerla  testigo de su  resurrección y delante del sepulcro vacío y después  María  Magdalena es quien anuncia este mensaje a los demás.

Hermanos, todos podemos ser misioneros de la misericordia, y yo espero que principalmente ustedes, que tienen  un hermoso templo dedicado al Señor de la Misericordia,  sean misioneros de paz, y misioneros de  misericordia en su comunidad y es esta  gran  Parroquia de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote,  a la cuan tienen que estar vinculados,  pastoralmente, y espiritualmente,  para hacer  proyectos  y programas conjuntos en bien de toda esta comunidad,  parroquial, que esperan muchos de nosotros.

Que cada uno de nosotros,  seamos testigos  de esa misericordia de Dios, siendo misioneros,  y preocuparnos por aquel  hogar más alejado, donde no se habla de Dios, donde no   toman la  iniciativa para venir al templo, donde    hay vacíos espirituales, donde hay violencia doméstica, nunca tratemos de arreglar algo con nuestro razonamiento,  hagámoslo en el  nombre de Jesús y eso marcara la diferencia,  saludando y  diciéndoles a los demás “la paz sea contigo”.

Los  miedos de los discípulos se acabaron, las puerta de aquel lugar se abrieron  y los discípulos se  convirtieron en misioneros como Jesús, para hablar de las buenas noticias,  a los demás.

 Hoy pedimos de manera especial, la intercesión de  Papa San Juan Pablo II, que no ha legado, esta fiesta y  este gran amor a la Misericordia del Señor,  instaurando este día de manera especial, en  la que nosotros meditamos en la  misericordia de Dios y del gran amor  que nos tiene.

Que la Santísima  Virgen María también pendiente de nosotros y que nos acerca,  a la misericordia de Jesús como buena Madre, nos  ayude en nuestro propósito de ser una comunidad misionera,  que sea misionera en  Jesucristo, misionera de la misericordia. Que Así Sea”.      

Al terminar la Eucaristía, el Rector del templo agradeció al Mons. Faustino, su presencia y los presentes le brindaron un fuerte aplauso como muestra de cariño y agradecimiento.