DESDE LA CEM: ORACIÓN Y COMUNIÓN CON NUESTROS SERES QUERIDOS.

 

autor_2_1448562455-1de Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

“ORACIÓN Y COMUNIÓN CON NUESTROS SERES QUERIDOS”

 

Una de las celebraciones más significativas en la tradición de la Iglesia, es la que festejamos el 2 de noviembre, el día de los fieles difuntos.

Esta conmemoración tiene como objetivo principal orar por quienes han concluido su peregrinar por este mundo. Desde el Antiguo Testamento, en el libro de los Macabeos, encontramos una alusión al sacrificio que se ofrecía para que los muertos quedarán libres de sus pecados (Cfr. 2 Macabeos 12,46).

En los primeros siglos del cristianismo, ya se honraba la memoria de quienes habían fallecido, y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos, especialmente la Santa Misa, por lo que la Iglesia invita a todos los fieles a que, de manera especial, en ese día, se dedique un momento a la reflexión y al recuerdo de quienes han concluido su vida terrena.

Somos conscientes que debido al crecimiento de actividades en nuestra vida, algunas veces podemos omitir el atender, como es debido, a quienes están a nuestro lado, y con mayor razón podríamos olvidarnos de quienes ya no están, por lo que la oración por los difuntos, nos ayudará a valorar a quienes caminan junto a nosotros, y no olvidar a quienes ya gozan de la eternidad quienes, conforme a la tradición de la Iglesia, pueden interceder por nosotros en el cielo.

Un servidor se unirá, el miércoles 2, a la oración de todos los fieles cristianos, celebrando la Santa Misa a las 10:00 a.m. en el panteón del Roble, en donde reposan los restos de muchos de los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis.

Invito a todos para que, en familia, vivamos esta noble tradición, ya que al ofrecer nuestra oración a Dios por ellos, también estamos haciendo un ofrecimiento de nuestra vida, de todo lo que nos falta por peregrinar, ayudando así a prepararnos espiritualmente para el momento en que seamos llamados a la presencia amorosa del Creador.

Especialmente pido a los padres de familia, eduquen a sus hijos enseñándoles el significado de este día. Todos debemos saber que algún día dejaremos este mundo, pero esto no debe ser tomado como algo pesimista, sino enseñando la verdad cristiana, que nos da la esperanza cierta de vivir la eternidad que nos ha sido prometida por el Señor.

 

+ Rogelio Cabrera López

Arzobispo de Monterrey

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