DESDE LA CEM: ¿Es difícil y peligroso vivir el Evangelio?

de Enrique Díaz Díaz

Obispo Coadjutor de San Cristóbal de las Casas

¿Es difícil y peligroso vivir el Evangelio?

23 Noviembre

Beato Miguel Agustín Pro

Apocalipsis 15, 1-4: “Cantaban el cántico de Moisés y el cántico del Cordero”

Salmo: 97: “Señor, tus obras son maravillosas”

San Lucas 21, 12-19: “Todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá”

 

¿Es difícil y peligroso vivir el evangelio? Hay quienes se acercan ingenuamente al Evangelio y también hay quienes prometen un Evangelio de pura felicidad. El pasaje del evangelio de este día nos muestra cómo si se vive radicalmente el seguimiento de Jesús, tendremos consecuencias frente a una sociedad que pone sus esperanzas en el poder personal, más que en la comunidad y en la fraternidad.

No es raro que quienes buscan la defensa de los más pobres, de la naturaleza y que quieren construir un mundo al estilo de Jesús, tengan que sufrir las consecuencias de persecución, de agresiones y de descalificaciones. Jesús es la mejor muestra de cómo se vive el Evangelio. Pasó haciendo el bien, curando a los enfermos, defendiendo la verdad y tuvo muchos enemigos que estaban atentos para atacarlo, difamarlo y desprestigiarlo.

También a nosotros nos puede pasar lo mismo, pero debemos tener muy claro cuando sucede esto por defender la verdad y la justicia y cuando es un justo reclamo a nuestras incongruencias y a nuestros errores. Cristo promete su presencia para todo aquel que sigue su camino. Nos asegura que no debemos tener miedo y que Él hablará por nosotros.

Estamos viviendo una situación extrema de violencia, de corrupción y de mentira. Muchas veces pensamos que escondiéndonos y no participando, al menos no tendremos problemas, pero entonces estamos dejando que el mal crezca y somos responsables de que la injusticia se vaya extendiendo. Que el escuchar estas palabras de Jesús nos despierte de nuestros letargos y nuestros miedos y nos anime a buscar medidas que detengan esta ola de corrupción.

Es cierto que nos sentimos pequeños e impotentes, pero recordemos que Cristo está presente, camina con nosotros, lucha con nosotros y nos dará las palabras necesarias para defender su verdad.