CONSAGRACIÓN EN EL ORDO VIRGINUM. MARÍA SILVIA CIRILA RAMÍREZ LÓPEZ.

Parroquia del Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, Col. Loma Bonita, Querétaro, Qro.

08 de agosto de 2021

 

 

En punto de las 11:00 horas del 08 de agosto del 2021, en la Parroquia de la Encarnación del Hijo de Dios, ubicada en la Col. Loma Bonita, Querétaro, Qro., Mons. Fidencio López Plaza, Obispo de la Diócesis de Querétaro, presidió la Santa Misa en la que María Silvia Cirila Ramírez López se consagró en el Ordo Virginum, como esposa de Cristo y al servicio de la Iglesia.
Uno de los momentos centrales de la celebración fue cuando la hna. María Silvia Cirila Ramírez López, ante el Obispo, hizo su propósito de guardar perfecta castidad siguiendo a Cristo Buen Pastor. Puesta de rodillas dijo la «Oración Consecratoria», al concluir, Mons. Fidencio, le hizo entrega de las insignias de la Consagración:
a) El velo, símbolo de su consagración a Cristo.
b) El anillo, signo de fidelidad y sello nupcial con Cristo.
c) La Liturgia de las Horas, para el cumplimiento de su deber de Oración, para que una su voz a la de Cristo Sacerdote y a la de la Santa Iglesia, alabe sin interrupción al Padre Celestial e interceda por la salvación del mundo entero.
Al inicio de la Homilía Mons. Fidencio saludo a los sacerdotes presentes, en especial, al padre Alberto Gómez Solis, párroco de esta parroquia, a Mons. Sacramento Arias Montoya, a las hermanas consagradas y a todos los feligreses, diciendo: “Saludo y agradezco al padre Alberto el servicio que esta dando a esta parroquia en nombre del Obispo y de nombre de Jesucristo el Buen Pastor. Cuando los cristianos acuden a su párroco y a los sacerdotes que colaboran con él van con la confianza de que encontraran el remedio a muchas cosas que andan buscando, y sobretodo con la convicción de que no es necesario ir al obispado, en su propia parroquia tienen los medios que se necesitan para alcanzar la salvación y la respuesta a tantos problemas en la vida. Gracias, padre Beto.
También saludo al padre Sacramento que es el asesor de la Orden de las Vírgenes y al Padre Damián, que me acompañan.
Saludo a las hermanas consagradas, a los familiares, amigos e invitados de nuestra hermana Silvia, y de manera especial a esta parroquia donde ella vive, y da su servicio como cristiana y ahora como consagrada. Reciban todos, un saludo fraterno.”
Después de los saludos dijo: “Nos hemos reunido, para celebrar en este domingo, que nuestra hermana, María Silvia Cirila Ramírez López, hoy, delante de su familia, de su comunidad parroquial, de todos los presentes, hace publica su decisión de vivir el resto de su vida como Virgen Consagrada, y la quiere vivir de una manera especial, ser Virgen Consagrada es asumir la virginidad, la esponsabilidad y la maternidad como tres dimensiones inseparables de la experiencia espiritual de las Vírgenes Consagradas. Ellas pueden contar muchas cosas de esta experiencia que es hermosa, vivir la virginidad, la esponsabilidad y la maternidad como una vida armónica, una experiencia espiritual de la opción que hacen para vivir su vida cristiana”.
“En este contexto la liturgia dominical continua con el discurso del Pan de Vida, nos presenta ahora este hermoso Evangelio con el que quiere cerrar el ciclo de la consagración de cinco hermanas de la Orden de las Vírgenes. Se terminan las consagraciones, pero la fiesta sigue hermanas, la fiesta sigue. Este ciclo ha sido hermoso y ahora lo hacemos en domingo celebrando como en todos los casos, la santa Eucaristía”.
“Para asumir la virginidad, la esponsabilidad y la maternidad se requiere vivir la Eucaristía y ser Eucaristía para los demás, frente a ustedes tienen un hermoso letrero que dice: “Yo soy el Pan Vivo que ha bajado del cielo”, Dios se ha puesto a nuestro alcance, la Encarnación no es otra cosa que esto, Dios se ha puesto a nuestro alcance. En Jesús de Nazareth, sobre todo en la Eucaristía, se ha puesto a nuestra disposición, se ha puesto al alcance de nuestros sentidos, hoy, gusten, tomen, coman y beban son palabras todas que nos invitan a convencernos de que tenemos que hacer la prueba para decirlo no de oídas, sino de propia experiencia, que es bueno seguir al Señor”.
“Dios entra en nosotros a través del camino más ordinario y natural de los sentidos, y precisamente por eso, por muy paradójico que pueda parecer, tenemos a un Dios cercano, a un Dios que podemos escuchar, a un Dios que podemos comer, a quien podemos beber y a quien podemos gustar. Por eso, esta manera con la que hemos respondido a la primera lectura: “Haz la prueba y veras que bueno es el Señor”, se convierte no simplemente en una invitación sino en una condición para que nosotros podamos llamarnos verdaderamente cristianos”.
“Ser cristiano católico no es tener muchas ideas acerca de Dios, de Jesucristo, del Espíritu Santo, de la Iglesia, todo eso sirve pero, ser cristiano es fundamentalmente hacer la prueba, si decimos que Dios es Padre, hacer la prueba de relacionarnos y decirles a los demás, si es cierto, si decimos que Jesus es el salvador, es amigo, que es amigo, tenemos que decirle a los demás que sí es cierto, que ya hemos hecho la prueba, “haz la prueba hermana, haz la prueba hermano, y verás qué bueno es el Señor”, además, hoy Jesús nos revela que Él es el pan de vida y que quien lo coma tendrá vida eterna. Jesús cuya carne es verdadera comida y cuya sangre es verdadera bebida, produce un escándalo en las personas de su tiempo empezando por sus discípulos, Jesús lo percibe por eso les dice: “no murmuren, nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado y a ese yo lo resucitaré el último día””.
“Pensar en un Dios está bien hermanas, ofrecerle primicias y sacrificios está bien, pero tomarlo en la mano, acercarlo a los labios, consumirlo, vivir en él y de él es demasiado, por eso, solamente haciendo la prueba podemos tener nosotros, no solamente razones sino convicciones profundas para anunciar a los demás que ser cristianos es lo más bello que puede ocurrirle a un ser humano. Alcanzar a Dios con oraciones, con gritos, con razonamientos, no creando problemas, nos parece normal, pero un Dios que nos atrae por el hambre, que nos atrae por la sed y que llega a nosotros con un trozo de pan y un poco de vino puede parecer para muchos hasta una blasfemia, no entendemos a un Dios que se nos acerca, que se hace presente y que se ofrece en las realidades cotidianas que están al alcance de nuestros sentidos, pero Dios es así, ha venido a encarnarse y a estar con nosotros, y a veces a pesar y hasta en contra de nosotros”.
“El discurso eucarístico pone de relieve el enfoque cristológico del acontecimiento salvífico y de la eucaristía, Jesús mismo aparece como sujeto de la acción que se desarrolla en la cena, su mismo ser, toda la realidad implicada en la figura del Hijo del Hombre, muerto y resucitado, se hace presente en la celebración de la Eucaristía, esta es la prolongación de la Encarnación y de sus efectos, sin embargo, cuando reducimos la eucaristía al Sagrario o a su veneración, por muy grande que sea este aspecto, de alguna manera se oscurece, porque Jesucristo no vino para ser sencillamente o solamente adorado en la eucaristía, sino para ser comido y para transformarte en su Cuerpo, por eso, incensamos también al pueblo en la Santa Misa, porque el pueblo es el Cuerpo de Cristo, una manera de anunciar esta muerte, de morir por los hermanos a la manera de Jesús, es compartiendo nuestra vida, cuando aprendemos a no considerar nuestro nada de lo que tenemos, a dar todo nuestro ser y nuestra vida en un tono de entrega a los demás, esto es ofrecer la vida, entregar el cuerpo y santificarse para que los demás tengan alegría y alegría plena. El Evangelio de la vida siempre está relacionado con Dios, Dios es autor de vida, el Padre es el que posee la vida, estar en sintonía con Dios es poder gozar de la vida, Dios no es un Dios de muertos sino de vida, qué diferente imagen que Jesús nos presenta del Padre a la que nosotros con frecuencia tenemos y a veces lo reducimos”.
“Cuando yo descubrí esto jamás volví a cantar “Jesucristo aplaca tu ira, tu justicia y tu rigor”, tampoco volví a cantar ese canto “no es eternamente enojado”. El Dios que Jesucristo nos revela es su Padre, “haz la prueba hermana, hermano, haz la prueba y verás qué bueno es el Señor”. Dios siempre está a favor de la vida, quien introduce la muerte en este mundo o quien considera que Dios pone límites a la vida, no cree en el poder del Padre, no cree en el poder de Jesús, quizás está creyendo en un ídolo y claro con los ídolos también se puede caminar pero el horizonte se vuelve oscuro, angustioso, vacío, insoportable y desesperanzador, creer en Dios, en su enviado Jesucristo, es creer en la vida y tener vida y anunciarla aquí y ahora. Este es el hermoso papel, la hermosa misión, que Dios pone en sus manos hermanas consagradas, con esto quiere cerrar este ciclo de fiestas de consagración y esto es también lo que espera de cada uno de nosotros, hermanos, que somos que somos sacerdotes, profetas y servidores de Jesús desde el día en que fuimos bautizados.
Que nuestro querido padre, señor San José, y que nuestra querida madre, en su advocación de la Encarnación, nos acompañen y nos custodien”. Concluyó.
Finalizada la celebración eucarística Mons. Fidencio impartió la bendición, los allí reunidos le brindaron un fuerte aplauso; posteriormente, se tomaron la foto del recuerdo, con los sacerdotes concelebrantes y las vírgenes consagradas.