CONFIRMACIONES SANTUARIO DE LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO.

San Juan Dehedó, Amealco, Qro. 05 de diciembre de 2019. 

El día 5 de diciembre de 2019, Mons. Mario de Gasperín Gasperín, Administrador Diocesano presidió la Santa Misa en el Santuario de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, ubicado en Domicilio conocido en el Ejido de San Juan de Dehedó, Amealco de Bonfil, Qro, en la cual 220 niños  recibieron el Sacramento de la Confirmación, uno de los dones del Espíritu Santo, que broto del corazón de Jesús cuando fue traspasado por el soldado dijo Mons. Mario. Concelebraron esta Eucaristía el Rector de este Santuario Pbro. Lic. Arturo González Mancilla, Pbro. Ramón Gutíerez Gozález. (Rector Curso Introductorio) y Formadores del Curso Introductorio, Pbro. Javier Cabrera Reséndiz y Pbro. Adrián Sánchez Montaño. 


Al inicio de la celebración dirigió las siguientes palabras a los asistentes: “Hermanos hoy nos acompaña nuestra madre santísima Cómo acompaño a su hijo en la cruz, nos acompaña también a nosotros en nuestras penas y a nuestros dolores intercediendo por nosotros fruto de la intercesión de la virgen santísima y del sacrificio de Jesucristo es el Espíritu Santo qué van a recibir estos jovencitos en El Sacramento de la confirmación, un regalo de Dios para sus hijos”.

En el momento de la Homilía les compartió diciendo: “Todos hermanos y hermanas damos gracias a Dios por este momento de bendición, este momento tan hermoso en esta comunidad de este santuario, damos gracias a Dios y yo doy gracias al señor cura y a los padres que nos acompañan del seminario en el que llamamos de introducción, les damos gracias por este momento y por haber preparado toda esta celebración con mucho cariño para todos ustedes, para gloria de Dios,  desde luego también agradezco a los papás que acercan a sus hijos a Dios,  ya los acercaron al Bautismo, papá, mamá, los padrino,   fueron a tocar la puerta de la iglesia y el sacerdote lo recibió les pregunto ¿qué andan buscando? y ustedes contestaron la fe a Dios, buscamos ser hijos de Dios por el Bautismo,  el sacerdote les dijo ¡qué bonito, qué hermoso, que grande!;  pero antes se comprometen a educar a sus hijos en la fe porque todavía no sabían hablar y ustedes dijeron que sí.

Y así lo están haciendo ahora, al preparar a sus hijos para acercarlos a Dios en este segundo paso diríamos así, de la vida cristiana; qué es el Sacramento de la Confirmación, el cual confirma la fe del Bautismo, confirma, es decir crece  la fe del Bautismo, esa lucecita,  que después vamos a encender, esa crece en el corazón con la fuerza del Espíritu Santo; como Jesús está en el Sagrario así, el Espíritu Santo va a bajar al corazón de sus hijitas, de sus hijitos van a hacer templos vivos del Espíritu Santo y al Espíritu Santo pues traer siete dones, viene a adornar el corazón del cristiano ,nos da la sabiduría de Dios para entender las cosas de Dios, nos da la fuerza de Dios para llevar la cruz de Cristo, el Espíritu Santo Pues, nos da el consejo ahora que hay tantos malos consejos, el Espíritu Santo nos da el consejo de las cosas buenas,  a amar a Dios, al prójimo, no matar, no robar, el Espíritu Santo nos va guiando, de modo que la  Confirmación es un regalo maravilloso, del padre celestial para sus hijos.

 Los hijos de ustedes e hijos de Dios, y ustedes se van a llevar pues en el corazón de sus hijos al Espíritu Santo de Dios, con todos sus dones, que es un regalo del padre del cielo y todo eso hermanos se lo debemos a la Sangre Preciosa, de la Sangre Preciosa de Cristo, cuando el soldado le traspaso el corazón a Jesús broto Sangre y Agua la Sangre Preciosa y el agua el Espíritu Santo,  El bautismo y la Eucaristía,  la Sangre Preciosa, de allí brotó junto con la Sangre Preciosa de Jesús el Espíritu Santo.  Jesús se entregó al padre y se entregó por nosotros  por nuestros pecados, por obra del Espíritu Santo, pues ese mismo Espíritu Santo y esa Sangre Preciosa es la que nos lava el corazón,  y nos acerca a Dios.

Hermanas y hermanos, ahí estuvo la Santísima Virgen como está en esta hermosa imagen nuestra patrona la Virgen de los Dolores, acompañando a Jesús en esa entrega del Espíritu Santo y ese derramamiento de sangre por nuestros pecados. Porque esa sangre que el derramó Jesucristo, es la sangre que recibió en el seno de su madre,  ella lo concibió en su cuerpo y su sangre  por obra del Espíritu Santo, es la sangre que derramó en la cruz y esa es la sangre que perdona nuestros pecados, cuando nosotros nos vamos a confesar el padre nos dice: “yo te perdono en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y es el Espíritu Santo, diríamos así el que derrama la sangre de Jesús en nuestro corazón y perdona nuestros pecados; por eso nosotros no nos avergonzamos de ser pecadores y todos somos pecadores fuertes, todos nos reconocemos pecadores y al mismo tiempo hijos de Dios, débiles pero que nos lava y nos purifica el Señor Jesús y se olvida de nuestros pecados y los recrea y nos hacen nuevos, limpios, llenos de gracia, llenos del amor de Dios.

El Sacramento de la Confesión es Jesucristo  pues,  por obra del Espíritu Santo derrama su sangre en nuestros corazones Así que cuando el sacerdote nos perdona es la sangre de Cristo la que lava nuestro corazón y el Espíritu Santo, el que toma posesión de nuestro corazón, vean ustedes cuánto valemos para Dios, todos igual valemos infinitamente para Dios, cada uno de nosotros vale lo que vale la sangre preciosa de nuestro señor Jesucristo, cada uno de nosotros vale lo que vale la sangre preciosa; San Pedro decía: “no es oro, ni plata, es la sangre del hijo de Dios, del cordero de Dios, del cordero Inmaculado, que sin pecado nos lava nuestros pecados”.

Hermanos y hermanas por eso, este Santuario es una bendición muy grande de Dios, Dios nos lo regaló y lo conservo, ustedes lo han querido y amado y ustedes han vuelto a encontrar aquí esa sangre redentora de Jesucristo, que nos salva y nos perdona y nos abre las puertas del paraíso, cómo se las abrió a ladrón, la sangre que vio ahí un ladrón, ahí junto a la cruz y le dijo: “acuérdate Señor de mí cuando llegues a tu reino; hoy estarás conmigo en el paraíso”, la sangre de Cristo que sin duda salpicó al ladrón  y le abrió las puertas del cielo, el Señor Jesucristo nos abre las puertas del cielo, con la acción del Espíritu Santo y la intercesión de nuestra madre Santísima la Virgen de los Dolores. Que el Señor pues los acompaña en este momento de gracia y démosle gracias a Dios por todos estos dones tan admirables. Que así sea”.

Al terminar la celebración el Sr. Cura de dio las gracias a Don María por su visita a este Santuario y Mons. agradeció las muestras de cariño recibidas en esta comunidad.