Con la sabiduría de los santos

A la Parroquia Jesús de Nazareth

con gratitud en su 12º aniversario de erección canónica

 Pbro. Filiberto Cruz Reyes

Llegada a su fin la “XIV  Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos” realizada del 4 al 25 de Octubre de este 2015 en la ciudad del Vaticano, se le presentó al Obispo de Roma, el Papa Francisco, la Relación final. El Sínodo abordó el tema de “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

No es la primera vez que el Sínodo trata este tema. Ya con fecha de 22 de noviembre de 1981, aparecía la publicación de la Exhortación Apostólica “Familiaris consortio”, del Papa Juan Pablo II, en la que afirmaba: “Una señal de este profundo interés de la Iglesia por la familia ha sido el último Sínodo de los Obispos, celebrado en Roma del 26 de septiembre al 25 de octubre de 1980. Fue continuación natural de los anteriores. En efecto, la familia cristiana es la primera comunidad llamada a anunciar el Evangelio a la persona humana en desarrollo y a conducirla a la plena madurez humana y cristiana, mediante una progresiva educación y catequesis” (n. 2). Dicho documento lleva como subtítulo “Sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual”. Ahora el sínodo ha discernido no solo sobre la misión de la familia, sino sobre lo que está llamada a ser, por eso el tema fue también sobre la vocación de la familia, pues en estos días se han cuestionado principios fundamentales que parecían inamovibles; una reflexión no solo sobre la misión de la familia en el mundo, como fue en 1980, sino hoy también al interior de la Iglesia, pues la crisis sobre la familia ha tocado el seno mismo de la Iglesia: la familia también es hija de su tiempo.

La intención del sínodo no ha sido el dar “recetas” sobre ciertos desafíos vistos de modo aislado, sino el de mirar en un horizonte más amplio y darles a las familias el “ánimo de toda la Iglesia que unida a su Señor y dirigida por la acción del Espíritu Santo, sabe que tiene una palabra de verdad y de esperanza para dirigir  a todos los hombres” (n. 1).

La Relación contiene, luego de una Introducción, tres partes y una Conclusión:

I Parte: La iglesia en escucha de la familia:

Capítulo I: La familia y el contexto antropológico-cultural.

Capítulo II: La familia y el contexto socio-económico.

Capítulo III: Familia, inclusión y sociedad.

Capítulo IV:  Familia, afectividad y vida.

 

II Parte: La familia en el plan de Dios.

Capítulo I: La familia en la historia de la salvación.

Capítulo II: La familia en el Magisterio de la Iglesia.

Capítulo III: La familia en la doctrina cristiana.

Capítulo IV: Hacia la plenitud eclesial de la familia.

 

III Parte: La misión de la familia.

Capítulo I: La formación de la familia.

Capítulo II: Familia, generación, educación.

Capítulo III: Familia y acompañamiento pastoral.

 

Conclusión

En la Conclusión los Padres sinodales dicen: “Esperamos que el fruto de este trabajo, ahora entregado en las manos del Sucesor de Pedro, de esperanza y alegría a muchas familias en el mundo, orientaciones a los pastores y a los agentes de pastoral y estímulo a la obra de la evangelización. Concluyendo esta Relación, pedimos humildemente al Santo Padre que valore la oportunidad de ofrecer un documento sobre la familia, para que en ella, Iglesia doméstica, resplandezca siempre más Cristo, luz del mundo” (n. 94).

romero-juanpabloiiDios ha suscitado siempre hombres y mujeres que con sabiduría, esa que viene de Dios, han sabido proponer nuevos caminos por los cuales la Iglesia debe transitar; éstos son los Santos a quienes hoy celebramos todos juntos en esta Solemnidad de Todos Santos. La mañana de este viernes 30 de octubre el Papa Francisco recibió a un grupo de peregrinos salvadoreños que acudieron a Roma a darle gracias por la beatificación de Mons. Öscar Arnulfo Romero. El Papa les dijo que Romero había vivido “el dinamismo de las bienaventuranzas”, y que su martirio “no ocurrió solo en el momento de su muerte; fue un martirio-testimonio, sufrimiento anterior, persecución anterior, hasta su muerte. Pero también posterior, porque una vez muerto —yo era un joven sacerdote y fui testigo— fue difamado, calumniado, mancillado, o sea, su martirio continuó incluso por parte de sus hermanos en el sacerdocio y en el episcopado”.

Estas experiencias de los santos son las que dan sabiduría a la Iglesia.

 

1º de Noviembre de 2015